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Claudia Jara, orfebre del sur: arte y territorio desde Temuco hasta Latinoamérica CULTURA Crédito: Ministerio de las Culturas

Claudia Jara, orfebre del sur: arte y territorio desde Temuco hasta Latinoamérica

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La inspiración en la flora nativa han sido claves en una carrera que mezcla tradición, técnica europea y una fuerte identidad territorial.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
La orfebre Claudia Jara destaca por su trabajo que conecta arte y territorio, partiendo de Temuco hacia escenarios latinoamericanos. Su obra integra técnicas tradicionales y contemporáneas, explorando identidades culturales y memoria del sur de Chile. Jara busca que sus piezas reflejen la riqueza simbólica de su entorno, promoviendo la valorización de materiales y saberes locales, al mismo tiempo que establece diálogos artísticos y culturales a nivel regional.
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Desde Temuco, con metal, fuego y raíces nativas, la artista Claudia Jara Ibaceta ha construido una obra silenciosa y poderosa que hoy traspasa fronteras.

Su trayectoria, arraigada en la naturaleza del sur de Chile y nutrida por técnicas aprendidas en Europa, es reconocida internacionalmente: en 2023 recibió el Sello de Excelencia a la Artesanía, otorgado por el Ministerio de las Culturas y la Pontificia Universidad Católica de Chile, y este año fue premiada en la 4ª Bienal del Objeto Artesanal 2025, organizada por el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, por su pieza Collar hojas de Raulí.

“El Collar hojas de Raulí es un homenaje a la naturaleza que me ha acompañado toda la vida, desde la infancia en la precordillera hasta hoy en los parques de Temuco. Son 16 hojas de plata, trabajadas con foco en la nervadura de esta especie, muy simétrica y bella. Para mí, representa la sombra generosa en verano y el color encendido del otoño. Habla de mi vínculo con este territorio”, explicó la orfebre.

El grabado florentino —técnica que Jara aprendió en Europa, donde residió varios años— consiste en tallar líneas ornamentales finas sobre metales con herramientas agudas. Pero su propuesta no es replicar estilos ajenos, sino resignificarlos, y en sus palabras, “convertir esa tradición en una joya que diga algo sobre nosotros. No sobre otros”.

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Experiencia y territorio

Licenciada en Artes de la Pontificia Universidad Católica de Chile, fue durante sus años de formación donde comenzó a trabajar con matrices de grabado en metal y descubrió el fuego como herramienta de expresión.

“Desde que encendí el soplete por primera vez, supe que era lo mío. Me encontré con el fuego, el metal fundido, y algo hizo clic adentro. Era un lenguaje nuevo que me permitía contar cosas profundas sin palabras”, recuerda.

Ese lenguaje ha sido también parte de su aporte como formadora. Claudia Jara ha sido profesora invitada en la carrera de Diseño de la Universidad Católica de Temuco, donde ha dictado talleres de orfebrería contemporánea y transmitido su visión del arte como una forma de arraigo. Además, ha participado activamente en instancias de extensión y colaboración como la feria Secretos de La Araucanía, organizada por la UCT junto al Centro Cultural La Moneda, donde durante tres años ha compartido su obra.

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“Es una feria preciosa, muy bien montada, que permite que artesanos de lugares como Lonquimay, Curarrehue o Imperial podamos mostrar lo que hacemos con dignidad. Y además conversar con estudiantes, enseñar técnicas, hablar sobre nuestros caminos. Todo eso también es crear”, comenta Jara.

Su conexión con la Universidad ha sido constante, desde talleres hasta mentorías para nuevas generaciones de artesanos.

“La Universidad ha sido clave en ayudarnos a entender que lo que hacemos tiene valor. Nos anima a seguir, nos pone en contacto con otros creadores y nos permite crecer”, agrega.

Reconocimientos como el obtenido en Uruguay fortalecen también el ecosistema cultural y creativo que la UCT impulsa en la región, mediante integrar saberes tradicionales con nuevas formas de expresión artística. El aporte de creadores como Claudia Jara en espacios universitarios enriquece la formación de estudiantes, conectando el oficio con el pensamiento crítico y la innovación con identidad.

Desde Temuco, la artista visual proyecta su oficio como un ejercicio de creación arraigado.

“Aquí no se trata solo de hacer joyas bellas. Se trata de decir algo desde este lugar, con respeto, con estudio, con corazón. Mi meta no es la réplica, es la transformación. Y en eso, el diálogo con estudiantes, con la Universidad, con el paisaje… lo es todo. Porque la joya también puede ser una forma de contar quiénes somos”.

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