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María Esperanza Rock, académica: “El patrimonio industrial puede ser un motor de desarrollo” CULTURA Créditos: Andrés Torres

María Esperanza Rock, académica: “El patrimonio industrial puede ser un motor de desarrollo”

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Emilia Aparicio Ulloa
Por : Emilia Aparicio Ulloa Periodista El Mostrador
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Durante más de 20 años, María Esperanza Rock ha pensado los proceso de patrimonialización y la acción de las comunidades en torno a la minería del carbón de la cuenta del Biobío. “Lota nos enseña que los procesos de modernización no siempre han sido equitativos”, afirma.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
María Esperanza Rock, académica chilena y recién nombrada vicepresidenta de TICCIH, compara la resiliencia de las comunidades del Biobío con la transformación de la cuenca del Ruhr, Alemania. Su investigación resalta las dificultades de la desindustrialización en un contexto neoliberal, pero también la capacidad de las comunidades de adaptarse y conservar su patrimonio. Rock defiende la candidatura de Lota como Patrimonio Mundial de la UNESCO, destacando su historia industrial y la importancia de la memoria y las identidades en estos procesos.
Desarrollado por El Mostrador

¿Qué tienen en común una cuenca minera en Chile y la principal zona de desindustrialización de Alemania? Esta es una de las preguntas que guían la investigación de María Esperanza Rock, académica chilena recién nombrada vicepresidenta de TICCIH, el organismo global de patrimonio industrial.

Su trabajo, que compara la resiliencia de las comunidades del Biobío con la transformación planificada de la cuenca del Ruhr, ha sido reconocido a nivel mundial. Ahora, desde su nuevo rol, busca fortalecer una red global de conocimiento que aborde críticamente los éxitos y fracasos del pasado industrial para construir un futuro más justo y sostenible.

“Las experiencias del Biobío y de la Ruhr ofrecen perspectivas complementarias sobre cómo enfrentar transformaciones económicas, desigualdades y la preservación de identidades en territorios marcados por la industria, incluyendo en ello los cierres industriales”, explica la investigadora a El Mostrador.

En un hito para la conservación del patrimonio a nivel mundial, la académica chilena fue elegida vicepresidenta de TICCIH, el Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial. Su nombramiento es parte de una renovación histórica en la organización, que por primera vez en sus 50 años de historia tendrá un equipo directivo compuesto íntegramente por mujeres: Marion Steiner de Alemania como presidenta, junto a Rock y Muoshri Joshi de la India en las vicepresidencias.

Esta elección no solo reconoce la trayectoria de más de veinte años de Rock trabajando con las comunidades de la cuenca del carbón del Biobío, sino que también posiciona y da un nuevo impulso a la candidatura de Lota como Patrimonio Mundial de la UNESCO en la categoría de patrimonio industrial.

El patrimonio industrial nos invita a formular críticas de un sistema que está completo de éxitos y fracasos. Asumir este rol de vicepresidencia implica contribuir a que TICCIH siga siendo un lugar de diálogo, reflexión y construcción colaborativa, capaz de enriquecer la manera en que entendemos los complejos procesos sociales, culturales y ambientales ligados al patrimonio industrial”, dice Rock sobre su nombramiento.

Memoria, desindustrialización y comunidades locales

La región del Ruhr, en el oeste de Alemania, es una de las regiones más densamente pobladas y uno de los mayores centros industriales de Europa. En el siglo XIX, desarrolló una economía centrada en la minería de carbón y las industrias dependientes del carbón, especialmente la siderúrgica. A finales de la década de 1950, la producción de hulla del Ruhr comenzó a declinar rápidamente debido a la competencia internacional.

Este proceso se aceleró por el fin de la era del carbón, culminando con el cierre de la última mina en 2018, pero se logró una reestructuración exitosa gracias a políticas de revitalización, colaboración y apoyo a los trabajadores para la transición, lo que ha evitado un colapso económico mayor.

“Estos procesos muestran que la memoria industrial no es uniforme: depende de contextos históricos, sociales y culturales”, afirma la académica.

Según explica Rock, Ruhr es un ejemplo internacional de cómo los territorios industriales pueden articular planificación, urbanismo, movilidad, vivienda, tecnología y participación social para fortalecer identidades colectivas en un contexto de social democracia.

“La interacción entre la producción intelectual y los procesos sociales ligados al trabajo ha generado narrativas de memoria industrial que perduran y se transforman con el tiempo. Si bien sus medidas son más bien “topdown”, fui principalmente la esfera intelectual y sus movimientos sociales, quienes promovieron la narrativa del Patrimonio Industrial de la Ruhr”, sostiene.

Desindustrialización en Biobio

Por otro lado, dice que “en la Región del Biobío, la desindustrialización se desarrolló en un contexto neoliberal y postdictatorial y muy negativos en materias de justicia social, de derechos humanos, esforzándose por la desarticulación de las comunidades, algo que los gobiernos de concertación no han podido rearticular y escuchar con la fuerza necesaria. En este modelo el sistema antagonista impera sobre el agonismo (Bull y Hansen, 2016), y la transformación equilibrada.

Comprender esto en profundidad y llevarlo a las esferas políticas en sistemas coptados como los nuestros, toma un tiempo.  Pese a los modelos “topdown”, las comunidades locales del Biobío han mostrado una notable capacidad de colaboración y resiliencia. Mujeres, artistas y nuevas generaciones participan activamente en la construcción de memoria y en la valorización del patrimonio industrial. Ejemplo de ello tenemos a las comunidades de Lota, Tomé, San Rosendo, Coronel, por nombrar algunos”.

Para la académica examinar estos procesos de desindustrialización a nivel mundial, los que se han desarrollado masivamente desde la década de 1970, reviste una gran importancia para las reflexiones presentes y futuras en la actualidad, “dado el sistema capitalista y neoliberal en el que estamos inmersos, pareciera ser que el capital económico tiene importantes ventajas por sobre el capital humano”, afirma.

Lota como paisaje industrial

Durante más de 20 años, María Esperanza Rock ha pensado los proceso de patrimonialización y la acción de las comunidades en torno a la minería del carbón de la cuenta del Biobío.

Lota es reconocida como uno de los territorios que forjó el desarrollo industrial de Chile, actualmente se busca transformar la localidad  en un ejemplo de protección patrimonial, recuperación urbana y proyección internacional. A finales de junio se realizó la sesión n.° 14 de la Mesa Plan Lota, donde se presentaron los principales avances de esta iniciativa que articula a organismos públicos, el Gobierno Regional, la Municipalidad de Lota, universidades y la propia comunidad para resguardar y proyectar el patrimonio material e inmaterial de la comuna minera, así como para fortalecer su postulación como Sitio de Patrimonio Mundial de la UNESCO.

“Lota, como paisaje industrial, nos enseña que los procesos de modernización no siempre han sido equitativos ni beneficiosos para todos y todas. Pero también muestra la capacidad cultural y social de adaptarse y levantarse frente a escenarios adversos, cuya comunidad es protagonista de su historia, se organiza y actúa”, señala Rock.

En ese sentido, plantea que es esencial “comprender que el patrimonio no es estático: es flexible, móvil y adaptativo, al igual que la memoria y las identidades”.

“Incluyendo los planes de descarbonización y la propia industria privada deben reconocer que la patrimonialización no es un obstáculo, sino una oportunidad: una vía para generar valor económico, social y cultural de manera sostenible y justa. Por lo anterior, no podemos sino pensar en una convivencia del pasado, presente y futuro, donde los proyectos patrimoniales posibiliten narrativas críticas en dirección a aprendizajes tecnológicos, pero también de construcción de una sociedad más justa. “, agrega.

Patrimonio Mundial de la UNESCO

Lota aún no es oficialmente Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, pero está en proceso de postulación para obtener este reconocimiento, destacando su patrimonio material e inmaterial ligado a la industria del carbón, la minería, la ingeniería, la arquitectura de los pabellones mineros y la fuerte identidad cultural de sus habitantes.

“La candidatura de Lota es mucho más que una nominación: es el reconocimiento a la fuerza de las comunidades y su aporte a la sociedad, a la sabiduría de sus culturas y a la capacidad de este territorio para acoger la diversidad, incluyendo a quienes llegaron desde otras partes del mundo. Lota nos recuerda que la diversidad es riqueza, y que el patrimonio industrial puede ser un motor de desarrollo regional que aprenda del pasado, reconozca la memoria, incluya la innovación y se desarrollen narrativas críticas y de reparación, entendiendo que estamos frente a una oportunidad para repensarnos como región y como país”, opina Rock.

La destacada académica plantea que estudiar y recuperar la memoria de localidades marcadas por la desindustralización es relevante en la actualidad dado que están relacionados con problemáticas del presente, un ejemplo es el cierre de la Compañía Siderúrgica Huachipato en septiembre de 2024.

“La industrialización es un fenómeno presente, la masividad de las industrias extractivas sigue siendo un tema vigente de la humanidad. Dentro de las discusiones de TICCIH también están estas tensiones, por ello fue importante considerar Kiruna como sede de este año. Esta modernidad necesita minerales para el desarrollo de la tecnología, las telecomunicaciones, la vida cotidiana de todos y de todas. Pero esto se estresa en la cuestión socioambiental y estudiarla interdisciplinariamente se vuelve urgente”, señala.

Además agrega que “es importante comprender que las tensiones son también relacionales entre quienes tienen el poder y quienes dan respuesta a ello; desde allí se levantan las grandes preguntas que hacemos como TICCIH internacional, bajo el anhelo de perseguir una justicia social, ambiental, cultural y de clases”.

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