
Torito Alfaro, cantor: “La cueca no compite nadie, el que se encanta con ella no la puede soltar”
Con más de dos décadas en la cueca, René “Torito” Alfaro comparte su pasión por la música popular chilena, defendiendo la cueca como un género que narra historias, une generaciones y se mantiene vivo todo el año.
La Yein Fonda regresa este 2025 con un despliegue artístico y cultural sin precedentes. El evento comenzó este miércoles 17 y se extenderá hasta el 20 de septiembre en el Parque Ciudad Empresarial de Huechuraba, donde se ofrecerá un panorama al aire libre con música en vivo, gastronomía, juegos y tradiciones para toda la familia.
A casi tres décadas de su primera versión, la celebración contará con un cartel encabezado por Los Tres, de vuelta tras grabar en Abbey Road; Los Jaivas, con 62 años de trayectoria; Gepe, reciente ganador de los Premios Pulsar; además de invitados internacionales como The Skatalites de Jamaica y Los Mirlos de Perú. A ellos se suman Los Vásquez, Joe Vasconcellos, María Esther Zamora, René “Torito” Alfaro, Las Niñas, Trío Esmeralda, Tikitiklip y El Perro Chocolo y su Banda, entre muchos otros.
En este escenario cargado de tradición se presenta René “Torito” Alfaro, cantor de cueca que vuelve a la Yein Fonda para celebrar lo que él llama una herencia cultural.
René “Torito” Alfaro es cantor popular, cuequero y cultor de la tradición chilena. Ha dedicado más de dos décadas a difundir la cueca tanto en escenarios nacionales como internacionales, compartiendo con referentes como Daniel Muñoz y Álvaro Henríquez. Su carrera se ha forjado entre peñas, fondas y festivales, donde combina canto, guitarra y poesía popular, convirtiéndose en una de las voces más reconocidas de la cueca.
“La Yein Fonda es una de las fondas donde están todos los músicos de la raíz folclórica chilena. Es como una herencia, como ser parte de una tradición de cultores verdaderos”, afirma.
Aunque muchos asocian la cueca únicamente a las Fiestas Patrias, Alfaro lo desmiente con claridad: “Alguna gente escucha solo en septiembre, pero nosotros amamos la cueca, para nosotros es un sentimiento, una forma de vivir. Todo el año estamos chileneando, todo el año”.
Respecto a la convivencia de la cueca con otros géneros, el cantor asegura: “La cueca no compite en este momento con nadie, porque la cueca está ahí. El que la pilla y se encanta con la cueca, se queda. No la puede soltar”.

Créditos: Yein Fonda
Herencia y tradición
Su vínculo con la música viene desde la infancia y está marcado por una herencia familiar ligada al canto popular. “Mi familia es de cantora, pero cuando era chico no me gustaba la cueca, la odiaba porque me obligaban a ir a esas fiestas”, recuerda.
Esa distancia inicial dio paso a un reencuentro decisivo en su juventud. “Después vino un despertar con los cabros de Los Trukeros y Los Chinganeros, que me mostraron las cuecas de barrio. Ahí me encantó”.
Ese descubrimiento lo llevó a reconocer que la cueca era parte de su propia historia. “Me di cuenta de que la cueca estaba en mí desde siempre, aunque me negara. Era cosa de tiempo para que me atrapara de nuevo”, sostiene.
En la actualidad, Alfaro entiende la cueca no solo como música, sino como una forma de narrar la vida social de Chile.
“La cueca es una crónica popular que en muy poco tiempo y en muy poca poesía puede decirte una historia. Por ejemplo, “La Corina Roja” es una historia que sucedió hace, no sé, un siglo atrás y se sigue cantando, entonces como que son crónicas que quedan en el acervo popular, y con las problemáticas del día de hoy se hacen cuecas de lo que pasa hoy, pero más adelante se van a seguir cantando y quedan como las historias ahí en melodías para siempre”, dice.
Esa concepción también lo lleva a valorar el rol de los cultores como guardianes de una tradición que se proyecta hacia el futuro.
“A la gente que realmente quiere la cueca se le abren las puertas para que siga interiorizándose, siga aprendiendo y siga amando a la chilena, porque así se le llama a la cueca, la verdadera, la chilena”.
En su memoria destacan momentos cargados de simbolismo. Uno de ellos fue su regreso a los escenarios tras una experiencia límite en España: “Cuando volví, canté con Daniel Muñoz en Valparaíso. Fue significativo porque era volver de la muerte a cantar de nuevo”. Otro episodio inolvidable fue su encuentro con Álvaro Henríquez frente a La Moneda: “Tremenda experiencia. Cantar cueca en ese lugar, en medio de la historia del país, fue un privilegio”.
Consciente de la riqueza cultural que resguarda este género, Alfaro cierra con un llamado al público: “Aprendan cueca, aprendan a amar su cueca. Queremos mucho el tango, la salsa, la música de afuera. Pero la cueca es nuestra y hay que quererla, aprender su poesía, saber lo que dice”.
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