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Concierto de Fundación Filarmónica de Coquimbo CULTURA Crédito: Cedida

Concierto de Fundación Filarmónica de Coquimbo

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Concierto de Fundación Filarmónica de Coquimbo

  • Casa de las Artes Rural de La Cantera, La Cantera 1951, Coquimbo. 
  • Sábado 13 de septiembre – 15:00 horas.

La Fundación Filarmónica de Coquimbo prepara un concierto especial en el que todos sus elencos infanto-juveniles interpretarán repertorio folclórico chileno en formato orquestal, gracias al financiamiento del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio a través de su Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras.

En el evento, la Fundación Filarmónica de Coquimbo dará un nuevo paso significativo en su misión de formación, integrando a la enseñanza musical académica las raíces sonoras de Chile en un concierto de música folclórica orquestada, iniciativa que cuenta con el financiamiento del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio a través de su Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras.

Folclore en clave de orquesta

La decisión de incluir este repertorio responde a una convicción profunda: que la música docta y la música popular no son caminos separados, sino expresiones que se enriquecen mutuamente.

Así lo explica Danny Cortés, director de la Orquesta Municipal Filarmónica Intermedia: “la música clásica es universal, pero el folclore es nuestra raíz, nuestra identidad. Queremos que los niños y niñas, además de conectar con Bach o Mozart, también se conecten con Violeta Parra o con una cueca de su propia tierra”.

El trabajo de adaptación, comenta Cortés, es un proceso artesanal: seleccionar obras que puedan ser orquestadas sin perder su esencia, escribir partituras específicas para cada instrumento y acompañar a los estudiantes en la comprensión de ritmos y cadencias propias del folclore, muchas veces alejadas de la rigidez académica.

El entusiasmo de aprender desde lo familiar

La reacción de los estudiantes ha sido inmediata y entusiasta. Reconocer melodías escuchadas en casa, en fiestas o en celebraciones comunitarias genera una conexión afectiva poderosa. “Es emocionante ver cómo se iluminan sus ojos cuando reconocen las melodías. Lo asocian con algo cercano y se sienten orgullosos de poder interpretar la música de su tierra en el escenario”, señala Cortés.

Algo similar destaca América Baeza, docente de Semilla Filarmónica, quien observa cómo los niños y niñas no solo aprenden la música, sino que también la encarnan:

“el folclor es la lengua musical materna de cada cultura. Ellos lo disfrutan porque se les hace familiar, comparten sus recuerdos, crean coreografías, cantan y se expresan con creatividad. Esto fortalece su identidad individual, grupal y nacional”.

Una experiencia que forma y emociona

En la Banda Municipal Filarmónica Inicial, donde los estudiantes aún aprenden lo básico de la notación musical, la preparación ha significado un desafío, y a la vez, una oportunidad. Gerson Pierotti, director de la Banda Inicial, comenta que, aunque para ellos leer partituras todavía es un reto, “la música folclórica les resulta tan conocida que la tocan con naturalidad. Eso les da confianza, les permite avanzar técnicamente y, sobre todo, mejora su autoestima”.

Además, Pierotti subraya que este trabajo es también un aporte ciudadano.

“Ejecutar música que forma parte de su vida cotidiana y de su cultura no solo los educa musicalmente, también los ayuda a comprenderse como parte de una comunidad y de un país. Es un aporte enorme al desarrollo humano”, dice.

Más allá de la técnica: identidad y comunidad

La preparación de las obras ha requerido semanas de ensayos, paciencia y compromiso, tanto de los estudiantes como de sus familias y docentes.

Daniel Muñoz, director de la Banda Municipal Filarmónica Intermedia, explica que la motivación es clave: “el solo hecho de que asistan todos los sábados, a las nueve de la mañana, ya demuestra que tienen ganas de aprender. Están desarrollando disciplina, concentración y alegría en torno a la música”.

Muñoz añade que la integración del folclore se da naturalmente, porque los ritmos y melodías son parte de la memoria colectiva. “Cuando tocamos Reina del Tamarugal o fragmentos de la Cantata Santa María, los estudiantes sienten que esa música les pertenece. Incluso traen sus propios instrumentos folclóricos, como charangos o quenas, y eso enriquece mucho el trabajo de la banda”, destaca.

Un concierto con sabor a Chile

El resultado de esta preparación se vivirá el sábado 13 de septiembre, en un concierto en que los elencos de la Fundación Filarmónica de Coquimbo unirán el lenguaje sinfónico con las sonoridades del folclore chileno. Será una instancia para celebrar la música, la identidad y el esfuerzo de decenas de niñas, niños y jóvenes que han encontrado en el arte un espacio de crecimiento.

Como resume Danny Cortés: “un violín puede llorar una tonada, una trompeta puede tocar una cueca. En el fondo, nuestros niños se convierten en embajadores de nuestra música. Eso los hace crecer como músicos y como chilenos y chilenas”.

La Fundación Filarmónica de Coquimbo forma parte del Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Gobierno de Chile.

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