En cada una de las imágenes atrapadas por Salinas, tanto en los paisajes por los que huyó Benjamin a través los Pirineos como en las calles y edificaciones de Port Bou, o en la implacable bastedad del desierto de Atacama y en los vestigios de Chacabuco, se concentra historia y memoria.
“Tránsitos: la huella de la impermanencia” es el título que da el fotógrafo chileno-sueco a su exposición a punto de inaugurar en la galería Juan Naranjo este 18 de abril en Barcelona. La muestra esta basada en dos libros que publicó Salinas con la editorial Saposcat (Chile 2018 y 2020).
El primero de ellos, «Los últimos días de Walter Benjamin» retrata la ruta que siguió el filósofo alemán a través de los Pirineos desde Banyuls-sur-mer en Francia hasta Portbou en España, mientras huye del nazismo, de la guerra y en cuyo destino encontró su trágico final.
El otro libro, «Atacama: Geometría de un cautiverio», nos sumerge en paisajes desérticos y en las ruinas de la exsalitrera de Chacabuco, convertida en campo de concentración durante la dictadura de Pinochet, donde Salinas estuvo recluido como prisionero político antes de ser expulsado del país.
En ambos trabajos el fotógrafo vuelve sobre las huellas del pasado, tanto histórico como personal. Se sumerge en una búsqueda inspirada en el pensamiento del mismo Benjamín, para quien la historia reside en lo que ha sido descartado, oscurecido, en lo no dicho o revelado. Y su forma de enfrentar estos lugares, estas geografías, deriva también de otra idea del pensador alemán; la del paseante o flâneur.
La del personaje que camina sin rumbo, ajeno a las demandas de una función instrumental o de una meta definitiva, utiliza su anonimato para apreciar detalles que escapan al ojo común. Pero en estos recorridos, tal vez solitarios y silenciosos, Salinas lleva su cámara. De esta forma, desarrolla una exploración de lo remanente, una búsqueda de fragmentos, de historias individuales y colectivas, que se entrelazan por la tensión y la violencia. Por el ejercicio de la fuerza entre los seres humanos.
En cada una de las imágenes atrapadas por Salinas, tanto en los paisajes por los que huyó Benjamin a través los Pirineos como en las calles y edificaciones de Port Bou, o en la implacable bastedad del desierto de Atacama y en los vestigios de Chacabuco, se concentra historia y memoria.
Cicatrices de los que pasaron por ahí, y es la tierra, son los arboles, las montañas, las calles y ruinas las que retienen la memoria de lo ocurrido en la superficie. Y es el ojo del fotógrafo, el paseante, quien congela todo lo anterior. Quien logra evocar a través de sus imágenes la impermanencia en la vida y en la sociedad. Quien sigue explorando las consecuencias del desarraigo, tanto el de Benjamín al huir de los Nazis, al perder su nación en manos de la barbarie, como también la experiencia de él, espejo en otro tiempo y en otro lugar.
«Quizás, puedo entender mejor la fragilidad que experimentó Benjamin, a partir de mi propia historia personal, marcada por el encarcelamiento y la expulsión de mí país y condenado, de alguna manera a un desarraigo permanente, a una deriva, que me persigue como una sombra. No es casualidad que, sin importar dónde haya vivido, ya sea en Panamá, México, Buenos Aires, Barcelona, Tarragona o Estocolmo, la pregunta que invariablemente se repite es: ¿de dónde eres? Lo paradójico es que esta misma pregunta persiste incluso hoy en mi propio país de origen.»
Actualmente, Patricio Salinas reside en el norte del archipiélago de Estocolmo, en la isla de Björkö.
Ficha técnica:
Del 17 de abril al 10 de mayo. Galeria Juan Naranjo.
Jardins de Montserrat s/n.Barcelona.
La exposición “Tránsitos: la huella de la impermanencia” también será exhibida en Portbou [Girona] en septiembre y en París en noviembre de 2024.
*Papel italiano Fabriano artístico de 300 grs (con las características de un papel hecho a mano del 1300).
*Obra sobre Atacama realizada en proceso Platinum Palladium.
Los tamaños son de 40×50 cm y de 50×70 cm