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El true crime: la línea escritural noir en “Cuatro crímenes de mujeres que estremecieron a Chile” CULTURA|OPINIÓN

El true crime: la línea escritural noir en “Cuatro crímenes de mujeres que estremecieron a Chile”

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Gabriela Aguilera Valdivia
Por : Gabriela Aguilera Valdivia Escritora y tallerista.
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“En 2023, el 21,6 por ciento de las mujeres en Chile han sido víctimas de violencia intrafamiliar. Esto significa que, en el lapso de un año, en Chile, casi dos millones de mujeres fueron agredidas por sus parejas dentro del espacio doméstico”, señala la autora.


El true crime es una de las líneas de desarrollo de la narrativa noir. Edgar Allan Poe escribió en 1842 “El misterio de Marie Roget”, uno de los cuentos de la trilogía Dupin, la que se considera el inicio formal del género policial. Fue el trabajo literario de la investigación del asesinato de una joven vendedora de tienda, que realizó el mismo Poe a través de la prensa y que le valió incluso, quedar bajo sospecha de las autoridades.

Esta línea narrativa, que ha tenido un auge en los últimos años, conlleva para quienes la eligen como expresión escritural, la investigación acuciosa que sirva de base para levantar la ficción. Claramente, hay obras de true crime que destacan la reconstitución de las escenas, otras apuntan a lo más periodístico, otras a la ficción, etc. Todas las formas posibilitan mostrar el funcionamiento de nuestras instituciones, los vericuetos judiciales, las trampas legales, los subterfugios y negligencias policiales, la corrupción, la visión de túnel de los investigadores, los prejuicios de los medios de comunicación, el mundo carcelario y la violencia transversal.

La denuncia es una de las intenciones principales del noir, cuestión que llega hasta nuestros días y que podemos constatar en cada obra de esta corriente. Sin embargo, no debe olvidarse que se trata de una escritura literaria, una propuesta estética, que se vale de recursos y técnicas literarias y del uso del lenguaje como herramienta.

En Chile podemos encontrar obras de esta línea en la primera década del siglo XX, como es el caso de la novela publicada en 1908, “Casa Grande”, de Luis Orrego Luco, quien al evidenciar lo que se escondía tras las fachadas aristocráticas, debió soportar el repudio de los suyos. En la década de los 70’ se publicó “Diez crímenes que estremecieron a Chile”, un libro que consignaba el crimen de las cajitas de agua y el del descuartizado de Quilicura, entre otros.

En 2013, la editorial Ceibo publicó “Los crímenes que estremecieron a Chile”, que compendiaba principalmente crímenes relacionados con violaciones a los derechos humanos, cometidos por los servicios secretos de la dictadura.

En 2025 irrumpe el libro de Ximena Vial Lecaros, titulado “Cuatro crímenes de mujeres que estremecieron a Chile”, publicado por editorial Aguilar, una muestra muy bien escrita del true crime nacional.

Este libro, que comparte algo del título con esas publicaciones anteriores, cuenta con dos valores que lo hacen diferente y único: primero, que se enfoca específicamente en las mujeres, y segundo, que la autora contextualiza los hechos crítica y analíticamente, sumando la perspectiva de género. Así, abre para el lector, una panorámica de nuestro sistema sociocultural epocal en lo que se refiere a la violencia hacia las mujeres.

Ximena Vial Lecaros recoge cuatro casos policiales que impactaron a la opinión pública en su momento y que dieron para interminables conversaciones, hipótesis y ciertamente, una buena dosis de morbo. Dividido en 4 apartados que siguen un orden temporal (cada uno dedicado a una de las mujeres en cuestión), “Cuatro crímenes de mujeres que estremecieron a Chile” cuenta con una introducción que permite al lector ubicarse en las coordenadas del análisis. Además, la autora entrega la bibliografía que usó para cimentar la veracidad del texto.

El primer apartado consigna la historia de Carmen del Pino, una mujer del Chile ya constituido como república. En aquellos años, se pensaba que la educación de las mujeres, mayoritariamente analfabetas, debía orientarse hacia los quehaceres del hogar y el cuidado de los hijos. Carmen del Pino, inserta en el medio rural de Florida, comuna de Concepción, se casó a los quince años con un hombre mayor, cuestión común en esa época. Luego de años de sufrir abusos y violencia, Carmen, con ayuda de dos cómplices, asesinó a su esposo ahorcándolo con una rienda de caballo. Fue descubierta, juzgada y condenada a muerte por fusilamiento en 1854. Los siguientes apartados relatan las historias de Rebeca Larraín, Alice Meyer y Fernanda Maciel, casos más cercanos al hoy pero que también se pierden en los archivos y el escenario nacional actual. Considerados en su momento como “crímenes pasionales”, sólo el caso de Fernanda Maciel es calificado como femicidio porque el concepto como categoría jurídica se instaló en Chile recién en 2010 y después de una ardua lucha por parte de las feministas.

Es interesante y novedosa la manera en que la autora despliega las historias en las que todas las mujeres que se relacionan con los hechos (incluso las que se plantan como testigos), sufren la represión patriarcal. Son víctimas del silencio, la indiferencia, el castigo en los múltiples modos que la cultura machista reserva para las mujeres. Soportan el maltrato, el insulto, la burla, el vejamen. Son denostadas, disminuidas en sus emociones y finalmente olvidadas.

Sin importar el tiempo transcurrido (entre el caso de Carmen del Pino y el de Fernanda Maciel han pasado 174 años), nos queda claro que aunque hay cambios, las cosas siguen más o menos igual. Hoy, la mujeres votan, estudian, llegan a la universidad y a cargos de poder político y social, pueden adquirir bienes sin que el esposo deba autorizarlas y administrar tales bienes, pueden cobrar su sueldo directamente, sin que el patrón le pague al marido lo ganado por ellas. No obstante, el libro de Ximena Vial Lecaros evidencia que pese a los avances, la sombra del patriarcado está ahí, omnipotente y siniestra, para recordarnos el alcance que tiene su poder. Lo vemos y sentimos cada vez que la prensa o las redes sociales nos traen el rostro de una mujer víctima de femicidio. Lo vemos cada vez que escuchamos que una mujer ha sido maltratada, cuando oímos chistes machistas que nos agreden, cuando somos descalificadas e infantilizadas y comprobamos en carne propia que estamos indefectiblemente vulnerables en la calle, en el metro y en nuestras propias casas.

Un libro de lectura aparentemente rápida, con un lenguaje sencillo, pero cuya impecable profundidad nos lleva a conmovernos, a rebelarnos contra la injusticia del patriarcado y finalmente a la reflexión que debería conducirnos a la acción.

Y la primera acción es conocer la historia de las mujeres, que solo nosotras podemos contar.

FICHA TÉCNICA

“Cuatro crímenes de mujeres que estremecieron a Chile”, Ximena Vial Lecaros, Editorial Aguilar, Chile, 2025, 189 páginas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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