
Biografía autorizada de Cecilia: “La canción que nunca calla”
Cecilia Pantoja, una chica de Tomé perteneciente a una familia tradicional y que a fines de la década del 50 empezó a cantar en auditorios radiales, seguramente no pensaba que llegaría a convertirse en un mito, un referente y una figura musical a la que la nuevas generaciones ofrecerían tributo.
“No pensaba ganar grandes sumas. Mi primer sueldo fueron cuarenta mil pesos mensuales. Después, la gran lucha por imponerme. Mis discos fueron gustando lentamente. Ahora solo tengo agradecimientos.”
“Quiero estar siempre en el corazón de la gente.”
Son interesantes las biografías.
Entregan la mirada de un autor (el biógrafo), acerca de la vida de una persona y aunque considera el registro histórico y periodístico, se trata de “una” de tantas miradas, en la que se intenta compendiar el todo y hacerlo en profundidad.
Por otra parte, el lector de una biografía siempre espera enterarse de algo insospechado, develar un secreto, un silencio. O corroborar un rumor, desacreditar otro quizás. Espera saber.

Este libro es la biografía autorizada de Cecilia la Incomparable, escrita por Yes Bau y Araceli Navarro. Lleva como título el verso de una de las canciones de la artista, una ídola nacional. Como cualquier biografía, pretende narrar una vida y se apoya tanto en los registros como en los testimonios personales de Cecilia y de otras personas que la conocieron, además de las experiencias propias de Yes Bau, amiga y su manager durante muchos años.
Este dato no es menor, ya que de tal relación de cercanía se infiere que lo que se expone en el libro se aproxima ineludiblemente a la veracidad, más allá de los datos comprobables por cualquier persona. Por supuesto, esa cercanía también puede ser un arma de doble filo: el afecto, la historia común, los espacios familiares compartidos, el respeto por el protagonista puede conducir al autor a obviar ciertos aspectos o no profundizar en algunos de ellos.
Es lo que ocurre con la orientación sexual de Cecilia, que siempre se intuyó o se supo pero de lo que nunca se habló abiertamente. Esto se relaciona con el Chile de décadas pasadas y del que aún quedan resabios, pero hoy día son muy pocos los que se atreverían a cuestionar la sexualidad de alguien y ponerlo en la escena como un factor determinante de calidad artística. En ese sentido, podemos verificar que como país hemos avanzado civilizatoriamente, sin dejar de reconocer que aún nos falta avanzar.
El libro está dividido es doce capítulos, un epilogo y un anexo, además de un archivo de fotos que contribuyen a contextualizar y activar la memoria. Se señalan hechos ocurridos en Chile, intimidades familiares y profesionales, las fuerzas que operaban en el mundo artístico de ese momento, las emociones de Cecilia, sus miedos, la rabia, sentimientos que destrozan el alma. Y ciertas anécdotas sabrosas, como por ejemplo, el encuentro en Villa Frei de Cecilia con la poeta Stella Díaz Varín. Dos tremendas artistas, la Incomparable y la Colorina, y que tenían en común la rebeldía expresada en la palabra y la música.
Cecilia Pantoja, una chica de Tomé perteneciente a una familia tradicional y que a fines de la década del 50 empezó a cantar en auditorios radiales, seguramente no pensaba que llegaría a convertirse en un mito, un referente y una figura musical a la que la nuevas generaciones ofrecerían tributo.
Y quizás hubiera sido como tantas chicas que cantaban en aquella época, que asistían a los programas de las radios y los festivales y soñaban con llegar lejos, ser aplaudidas, reconocidas.
Sin embargo, su caso fue distinto por varias razones. Una de ellas es que Cecilia contaba con su padre, que fue fundamental en la consecución de sus logros. Fue su manager, guía y protector. También parece hacer sido quien modeló su rigurosidad en el ejercicio del oficio de cantante, su auto-exigencia, el respeto hacia el trabajo musical. Pero innegablemente, había algo único en ella misma: Cecilia era una artista, una creadora para quien no había límites, una mujer consecuente dispuesta a desafiar los preceptos encorsetados que en este país y en ese momento, se imponían a las mujeres.
Aunque siempre se definió como apolítica, era una revolucionaria que innovó en muchos ámbitos, rompió con las convenciones, tomó las riendas de su vida como ella pensaba que debía ser y pagó los costos. Formó parte del movimiento de la Nueva Ola y cuando la mayoría de sus colegas elegían el idioma inglés para interpretar sus canciones (en una clara imitación de lo que se hacía en los países angloparlantes), ella optó por escribir las suyas en italiano y en español y experimentar con diversos géneros musicales, paseándose con su propio estilo por el bolero, la balada, el tango, el rock, etc.
Sorprendió con su vestuario, que era una puesta en escena, una performance. Así, sin descuidar detalles, echó abajo la imagen conservadora que se esperaba que tuvieran las mujeres. Usó pantalones, enteritos, brillos inesperados, accesorios llamativos, cuando a nadie se le pasaba por la cabeza hacer algo así. El beso de taquito, asociado con el fútbol masculino, le trajo reconvenciones y críticas y fue uno de sus sellos, junto con el manejo irreverente del micrófono y el desplante en el escenario.
Siempre sorprendente, también hizo versiones del folclore latinoamericano. Es magistral su interpretación de “Canción con todos”, realizada en 1984 en el programa El Festival de la Una de TVN, canción que no grabó por lo que solo puede escucharse en Youtube.
Hizo lo mismo con “Plegaria de un labrador”, de Víctor Jara y con “Gracias a la vida”, de Violeta Parra, a quien frecuentaba, como hizo con otros integrantes de la Nueva Canción Chilena. Llegó incluso a crear su propio sello discográfico, superando todas las expectativas. Marcó a diversos músicos, muchos de ellos más jóvenes, a quienes respetó y en quienes creyó. Fue una maestra.
Nuestra Cecilia partió hace un tiempo y fue despedida como se lo merecía, por un país que la amó con esos amores que a veces son despiadados y mezquinos y otras, incondicionales e intensos. Se fue rodeada del público, su gran amor, como ella misma lo dijo siempre.
Leer este libro, teniendo a mano su discografía, es un viaje por un pasado musical profundamente chileno que llega hasta el presente, en el que pervive esta artista excepcional: nuestra Cecilia, la Incomparable.
FICHA TÉCNICA:
“La canción que nunca calla”, biografía, Yes Bau y Araceli Navarro, Editorial LOM, Santiago, 2025, 273 páginas.
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