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El día que España abdicó ante Chile Así fue el histórico triunfo frente a los campeones del mundo en el Maracaná

El día que España abdicó ante Chile

Ese sentido de amateurismo que impregna a esta selección y las ganas de demostrar que quiere más, permiten concluir que Chile en materia de fútbol ha cambiado de folio. Ojalá la dirigencia esté a la altura. Nos vamos a octavos de final.


Con dos puñaladas certeras en el primer tiempo, la selección chilena venció por 2 a 0 y eliminó del Mundial a los campeones del mundo, España. Chile clasifica a octavos de final y pone fin a la época dorada del fútbol español.

Con el amateurismo y el amor por el escudo. Ese que Del Bosque intentó imitar e inculcarles a sus dirigidos en la previa del partido. Hay que ser valientes como ellos, dijo el seleccionador español. Pero esto no es cosa que se inculque de un día para otro.

Chile, tirando de sus estandartes, apretó desde los primeros segundos de partido haciendo reales las peores pesadillas españolas. Fue Eduardo Vargas primero, y Gonzalo Jara después, quienes pudieron abrir el marcador cuando no iba ni un minuto de juego. Pasada la sorpresa, inmediatamente la estrategia española se vio reflejada en el campo.

Apretando al motorcito que es Marcelo Díaz y ahogando a su escudero, Charles Aránguiz, los españoles se fueron encima a jugarse la vida. Pero Aránguiz, que jugó el partido de su vida, se impuso a la presión y al nerviosismo para intentar construir el juego de Chile. El 20 aprovechó los espacios que dejó Busquets, pegado a Díaz, y un Xabi Alonso desaparecido.

Pero no fue suficiente. Chile se hizo pesado en la salida, y los españoles intentaron aprovecharse de las vergüenzas nacionales. Y a pesar de que España buscó complicar con las internadas de Pedro y de David Silva, la zaga chilena estuvo titánica. El Gato Silva, que ha jugado tres partidos como líbero con Chile y no ha desentonado en ninguno, estuvo a la altura. El pesado de Diego Costa naufragó entre la aplicada defensa chilena, y cuando tuvo alguna ocasión, chocó con el capitán. Claudio Bravo, el elegido del Barcelona para su arco, sacó todas las pelotas que pudo. Hasta que, después de un anticipo de Díaz en tres cuartos de cancha en un acto total de rebeldía, Arturo Vidal tomó la bandera nacional y se internó en campo adversario, cedió a Sánchez, este a Aránguiz, quien con magistral pase dejó a Vargas frente a Casillas, a quien luego de eludirlo lo mata de puntete.

Deberemos acostumbrarnos en el futuro a que nos cuenten mil veces este gol y el otro, en una exhibición de emociones colectivas como hace muchos años no vivíamos.

Después de esto, todo fue nerviosismo.  España respondió, apretó y aumentó su dinámica. Con el mediocampo chileno mareado, Bravo le puso paños fríos saltándose la zona de fricción con pelotazos largos, apelando a la sorpresa que pudiera traer la velocidad de Alexis y de Vargas.

España es la campeona del mundo. Mejor dicho era, pues por obligación abdicó y vuelve a casa. Chile no sólo aguantó el chaparrón, sino que estuvo a punto de aumentar a tres, demostrando que la posesión de la pelota ya es un concepto viejo, si no va acompañado de velocidad y sorpresa.

Todo el resto de aquello que se pueda decir de este partido será gratificante, demostrando que en nuestro país las desgracias y los triunfos deportivos son los hechos más transversales. Ese sentido de amateurismo que impregna a esta selección y las ganas de demostrar que quiere más, permiten concluir que Chile en materia de fútbol ha cambiado de folio. Ojalá la dirigencia esté a la altura. Nos vamos a octavos de final.

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