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El fantasma de Michelle Bachelet ronda La Moneda y a la oposición PAÍS

El fantasma de Michelle Bachelet ronda La Moneda y a la oposición

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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En el marco de uso y abuso del tema de Venezuela, el Gobierno se jugó la carta de «sacar al pizarrón» a la ex Mandataria, dado su cargo de alta comisionada de Derechos Humanos en la ONU. Tal cual lo fue el discurso de “Chilezuela” durante la campaña presidencial, en Palacio saben que la situación venezolana les sigue redituando a corto plazo en las encuestas y, por lo mismo, reconocieron que “no la van a soltar”. Apuntar a su figura era un as que en La Moneda tenían guardado bajo la manga desde que la ex jefa de Estado fue electa por aclamación en su cargo en la Naciones Unidas, en agosto del 2018, porque dadas “sus sensibilidades políticas” era un flanco que sí o sí la iba a complicar y el Ejecutivo aprovechó el momento.


Se va a cumplir un año desde que cruzó el umbral de La Moneda y su figura sigue siendo foco de atención de la derecha. El fantasma de la ex Presidenta Michelle Bachelet ronda Palacio, es objeto del diseño de estrategias comunicaciones, sigue siendo el adversario político principal de la administración piñerista. No son los únicos, en la ex Nueva Mayoría, los mismos que hace un tiempo descartaron la posibilidad de que recurran a ella una vez más como posible candidata, a la vez siguen mirando de reojo.

La estrategia que desplegó La Moneda para sostener el control total de la discusión pública las últimas semanas, ha tenido como uno de sus caballitos de batalla la crisis en Venezuela y fue en ese marco de uso y abuso del tema, que el Gobierno se jugó la carta de «sacar al pizarrón» a Bachelet, dado su cargo de alta comisionada de Derechos Humanos en la ONU. Tal cual lo fue el discurso de “Chilezuela” durante la campaña presidencial, en Palacio saben que la situación venezolana les sigue redituando a corto plazo en las encuestas y, por lo mismo, reconocieron que “no la van a soltar”.

Esta estrategia palaciega solo ha sido levemente eclipsada por unas horas ayer, cuando se conoció finalmente el fallo del juez, Alejandro Madrid, que dictó condenas por el magnicidio del ex Presidente Eduardo Frei Montalva, una situación que hizo bajar los decibeles de todo el oficialismo, que guardó silencio por horas. A diferencia del intenso despliegue de declaraciones y en redes sociales sobre Venezuela, el Presidente Sebastián Piñera opinó de la certeza judicial del asesinato de un ex Mandatario solo con un modesto tuit y un video.

[cita tipo=»destaque»]Bellolio advirtió que que la estrategia parece estar bien pensada, pero que, como todo plan, puede resultar o no, ya que «al invocar el nombre, la estén trayendo de nuevo al debate». Ese es el riesgo que corre La Moneda, según el analista, que de «tanta obsesión, puede levantarla».[/cita]

Apuntar a Bachelet con la situación de Venezuela era un as que en La Moneda tenían guardado bajo la manga, desde que la ex jefa de Estado fue electa por aclamación en su cargo en la ONU en agosto del 2018. El tema de los derechos humanos, señalaron desde Chile Vamos, dadas “sus sensibilidades políticas”, era un flanco que sí o sí la iba a complicar y el Gobierno aprovechó el momento. Eso sí, en el oficialismo hay quienes no comparten esta estrategia, pues entienden que “no se gana nada pegándole”, que hay un sector de la población que es incondicional de su figura y que, por lo mismo, lo único que se logrará es radicalizar las posiciones y fidelizar aún más el apoyo que tiene.

A pesar de estas reservas en algunos sectores oficialistas, el despliegue de la derecha ha sido total. Un día después que Chile reconoció a Juan Guaidó como “presidente encargado” de Venezuela, fue la ministra vocera, Cecilia Pérez, quien el 24 de enero señaló que «la alta comisionada debiera sumarse a las voces de los líderes democráticos del mundo que han reconocido al presidente encargado de Venezuela y abogar con acción, no mirando desde afuera, para que puedan existir verdaderas elecciones democráticas en Venezuela que permitan que el Estado de Derecho vuelva a imperar y que los ciudadanos vuelvan a ser sujetos de derecho».

A Pérez le llovieron críticas desde la oposición por estas declaraciones, pero cinco días después, tras una inédita puesta en escena en un café junto al ex diputado PPD Jorge Tarud, la ministra insistió. “Lo importante es que todos quienes abrazamos la democracia y condenamos cualquier tipo de dictadura, no dictaduras a conveniencia, podamos alzar nuestra voz y accionar para que en Venezuela prontamente el presidente encargado pueda llamar a elecciones libre y democráticas (…)”, afirmó.

En el oficialismo son pocos quienes no se subieron al carro. La timonel de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, dijo que Bachelet “debería estar ahí, ella es la encargada de la comisión de derechos humanos, una persona que siempre ha hablado del tema, que lo ha hecho con autoridad, no ir, es como tratar a una dictadura de izquierda con una mano distinta”. Su par de RN, Mario Desbordes, agregó en Radio Cooperativa ayer que “el corazoncito de la Presidenta estaba con Chávez, no sé si sigue estando con Maduro, no lo sé. Pero ella está en un cargo importante (…)”.

A esto se sumó la cuestionada encuesta a través de Twitter que hizo la diputada RN, Paulina Núñez, en la que preguntó «¿Cree usted que la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Sra. Michelle Bachelet debe reconocer a @jguaido como presidente encargado de #Venezuela?». Ayer ya tenía 11 mil respuestas y el 59% dijo que sí.

Desde el propio oficialismo validaron este tipo de estrategias, aunque reconocieron en privado que, dada la estructura rígida de la ONU, saben que Bachelet no puede opinar más allá «ni menos hacer un análisis político, sabemos que ella tiene jefes».

Vereda de enfrente

En el caso de la oposición, no todos defendieron a Bachelet. Hubo dos, un DC y un ex DC que la emplazaron de igual manera. El ex timonel de la falange, Ignacio Walker, dijo que “no puede mirar al techo ni quedarse de brazos cruzados, ni evitar pronunciarse, porque ese es el rol del Alto Comisionado de Derechos Humanos». Luego, fue el turno de Gutenberg Martínez, quien explicitó que la ex Mandataria no puede esperar a que se den las condiciones idóneas para concretar su visita a Venezuela.

Cabe consignar que fue la propia Organización de la Naciones Unidas, a través del vocero de la oficina de derechos humanos Rupert Colville, que señaló que “normalmente se haría una visita preliminar para asegurarse de que vale la pena hacer el viaje y que ella va a tener acceso libre a organizaciones no gubernamentales, pero no estamos cerca de este punto por ahora», en respuesta al llamado que hizo el autoproclamado Guaidó.

Otros, como sus ex ministros y hoy timoneles del PS, Álvaro Elizalde, y del PPD, Heraldo Muñoz, salieron a flanquearla y acusaron a la Moneda de aprovechamiento político y que “el Gobierno insiste en meter a Naciones Unidas en la chimuchina política del piñerismo”.

Para el director de la Escuela de Publicidad de la UDP, Cristián Leporati, la estrategia gubernamental se basa en la teoría del enemigo interno, la necesidad de tener siempre un enemigo a quien poder atacar en la retórica del discurso político, una acción –agregó– que es totalmente funcional a las necesidades del momento. En ese sentido, el publicista recordó también que ”hoy por hoy no hay una oposición política, real, tangible, permanente, diaria, el Gobierno requiere de mantener un enemigo imaginario y, en ese sentido, simplemente lo buscan en la historia exitosa que en ese caso es Bachelet, quien a su vez ocupa un cargo político global”.

El doctor en filosofía política Cristóbal Bellolio, explicó que el despliegue comunicacional en torno a Bachelet guarda relación con que el Ejecutivo confía en que la gran mayoría de los chilenos ya se formó una opinión sobre lo que ocurre en Venezuela y, por eso, la apuesta es estar en contra del Gobierno de Nicolás Maduro.

“El gobierno quiere hacer creer que Michelle Bachelet prácticamente simpatiza tanto con Maduro, que no va a hacer nada al respecto”, dijo.

Bellolio advirtió que la estrategia parece estar bien pensada, pero que, como todo plan, puede resultar o no, ya que «al invocar el nombre, la estén trayendo de nuevo al debate». Ese es el riesgo que corre La Moneda, según el analista, que de «tanta obsesión, puede levantarla».

Al interior del Partido Socialista el nombre de Bachelet tiene una carga negativa, por el tormentoso cierre de su mandato, que trae aparejado –entre otros– temas complejos como el no cierre del Penal Punta Peuco, y la distancia feroz que la entonces Mandataria instaló con su propio partido, la que hoy tiene sus consecuencias.

Gran parte del socialismo tiene internalizado el último mensaje de Bachelet en octubre del 2017, cuando señaló que “para que nadie se asuste, no volveré”, lo que no evita que cuando se abusa de su nombre como ocurre hoy, no genere molestia en las huestes socialistas. De hecho, la directiva sacó un comunicado institucional rechazando el actuar de la administración piñerista con la ex Presidenta.

Para Leporati, la última defensa de Bachelet tiene una explicación racional y esta apunta a que su nombre “en términos propagandísticos, de discurso político e imaginarios políticos, sí tiene un precio y bastante bueno, es aún rentable”. A juicio de Bellolio, el ataque que está recibiendo hoy en día, tiene una mirada de más largo plazo y que guardaría relación con una fijación que tendría la derecha con Michelle Bachelet: “Nunca jamás han podido ganarle, desde que está en competencia”.

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