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Sporting de Viña instala un peaje en su terreno y aprovecha caos vehicular Opinión

Sporting de Viña instala un peaje en su terreno y aprovecha caos vehicular

Aland Tapia San Cristóbal
Por : Aland Tapia San Cristóbal Ingeniero Civil Industrial U. Federico Santa María
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Detrás de esta práctica no está el bien común, sino el lucro puro y duro. Ya quisiera cualquier ciudadano tener un peaje instalado en su casa y  en medio de la ciudad. El Sporting, una entidad que gana mucho dinero con las apuestas, arriendos de espacios para deportes y eventos empresariales, no tiene una pizca de compromiso con la comunidad ni consciencia de que existe porque Viña del Mar lo cobija, y no al revés. Cada mañana los sufridos habitantes que van por Uno Norte hacia el poniente deben armarse de paciencia y soportar la congestión, salvo si tiene para gastar 20 mil pesos mensuales adicionales que le sale saltarse el atochamiento a través del Sporting. [ACTUALIZADA: ver N de la R al final de la nota]


El peaje más caro de Chile y sin ninguna concesión o permiso acaba de instalar el Sporting de Viña del Mar, aprovechando que la ciudad sufre con el crecimiento del parque vehicular y el abandono en las políticas públicas de transporte. El negocito lo montó cobrando a los que quieran saltarse el taco de Uno Norte y recorrer 1.400 metros en su terreno, por lo que cobra 900 pesos, casi un 25% más de los $700 que cobra Rutas del Pacífico por transitar más de 30 kilómetros en la autopista Troncal Sur.

En el objeto social  de la sociedad anónima del Sporting no está este tipo de negocios, pero se hace bajo la simulación de que se trata de un cobro por estacionar. Ocurre que el recinto hípico tiene acceso en los extremos, por lo que quien entra por un lado puede salir por el otro en un par de minutos: estacionado nunca estuvo.

Detrás de esta práctica no está el bien común, sino el lucro puro y duro. Ya quisiera cualquier ciudadano tener un peaje instalado en su casa y  en medio de la ciudad. El Sporting, una entidad que gana mucho dinero con las apuestas, arriendos de espacios para deportes y eventos empresariales, no tiene una pizca de compromiso con la comunidad ni consciencia de que existe porque Viña del Mar lo cobija, y no al revés. Cada mañana los sufridos habitantes que van por Uno Norte hacia el poniente deben armarse de paciencia y soportar la congestión, salvo si tiene para gastar 20 mil pesos mensuales adicionales que le sale saltarse el atochamiento a través del Sporting.

Un aspecto fiscal importante sería que el Sporting transparentara a los viñamarinos cuánto está ganado cada día con este negocio. Mirando dos boletas que me entregaron en febrero, con diferencia de 10 días, calculo que el peaje rinde un millón de pesos diarios. Si es más o menos, no viene al caso, pues se trata de saber si el Sporting tiene algún permiso y paga impuestos por cobrar el paso de un lugar a otro de la ciudad, aprovechándose de las circunstancias que habita  Viña del Mar.

Cabe la pregunta si a estos a estos empresarios les convendrá que Viña tenga Metro, un buen transporte público de superficie, autopistas subterráneas para unirla con las comunas vecinas. Hoy no le hacen favor alguno a la ciudad, sino que los habitantes de la ciudad les llenamos los bolsillos todos los días con esta facilidad que nos proporcionan.

El negocio opera desde las 7.00 horas y hasta las 23.00 horas cada día, haya o no carreras programadas, ni ferias ni congresos empresariales.

Sería conveniente que sus administradores o dueños, como Carlos Droppelmann, el gerente general del Sporting postulara el negocio al premio de la innovación; que la familia Boffil Schmidt, accionistas mayoritarios del Sporting y también de Carozzi -y  miembros conspicuos de la Bolsa de Comercio de Santiago, dueños de Caso y Cía, una de las más grandes distribuidoras de alimentos en Chile, pudieran explicar la complejidad del emprendimiento. Otro tanto podría hacer Carlos Rossi, presidente del directorio y conocido agente de aduanas. Lo recaudado por el peaje, hoy camuflado, podría destinarse a beneficio de la comunidad, por ejemplo de los campamentos de Viña del Mar. De otra manera, parece primo cercano de la colusión de los pollos que por estos días golpea duro la economía de la gente. No más viveza criolla, estimados ciudadanos empresarios.

N de la R: posterior a la publicación de esta columna de opinión, el gerente general de Valparaíso Sporting Club, Mauricio Maurel Tassara, envió una carta al Director. Leer AQUÍ

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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