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Consulta ciudadana: proyectar el actor territorial Opinión

Consulta ciudadana: proyectar el actor territorial

Puestos entonces a hablar de política municipal, puestos incluso a pensar en las municipales, es decir, el primer ciclo electoral que sobrevendrá después del actual estallido, para el que quedan apenas unos nueve meses, podemos decir que es allí donde reside hoy el eje de la política municipal, el punto central que caracteriza –o debiera caracterizar– el rol de los municipios, pues estos son, también y con razón, parte de la institucionalidad sometida a cuestionamiento, por lo que deben ser transformados. Son, efectivamente, la avanzada del Estado más próxima a la gente.


La Asamblea Constituyente es el único mecanismo que realmente permite la proyección de esa inmensa marea de energías, conocimientos, afectos y voluntades que se han reunido en los cabildos y asambleas autoconvocadas de base con miras al proceso de elaboración de una nueva Constitución. Su valor es, entonces, principalmente político, se refiere a las posibilidades de constitución de un actor que puede, y debe, tener una alta relevancia en el proceso político que ha abierto la coyuntura inaugurada el 18 de octubre. Nos referimos al actor territorial.

Viceversa, si no se consigue instituir la Asamblea Constituyente, toda esa potencia desatada en barrios, pasajes, plazas, condominios y cerros, quedará ocluida, sin poder avanzar hacia los niveles definitorios del proceso constituyente.

La importancia de dicho actor ha sido quizás poco relevada. Hemos visto la acción de los actores institucionales, partidos y parlamentarios principalmente, tanto los que se involucraron en el pacto como los que acertadamente lo han objetado; hemos visto la acción de una Mesa de Unidad Social conducida por la fuerza y la vitalidad de un movimiento sindical que, pese a los embates del modelo, ha resistido y hoy demuestra su capacidad organizativa, su claridad de propósitos y su convocatoria.

[cita tipo=»destaque»]Pero ese carácter definido por su proximidad, debe ser también interpelado. La diferencia en las matrices de la consulta, donde una cantidad mayoritaria no incluyó la pregunta por la Asamblea Constituyente, revela el vínculo que tiene la gestión municipal con las estructuras políticas nacionales.[/cita]

Pero falta. Falta el espacio territorial, aquel en el que vecinas y vecinos, jóvenes, niñas y niños, y adultos de todas las edades, han dado forma a una enorme cantidad de diálogos, donde han sido capaces de debatir de forma participativa, desde los grandes problemas del país hasta los asuntos inmediatos de su entorno –lo multiescalar decimos en la Alcaldía Ciudadana–, donde han sido capaces de hablar y capaces de escuchar, en una palabra, capaces de dotar de nuevo sentido y autenticidad a la democracia desde los territorios.

Requerimos que esa enorme energía, por cierto junto a otras, se convierta en un poder constituyente. Requerimos que la institucionalidad sea impactada por esta verdadera marea de voluntades e ideas, que hoy entienden que el proceso constituyente es también el proceso de transformación de sus territorios.

Puestos entonces a hablar de política municipal, puestos incluso a pensar en las municipales, es decir, el primer ciclo electoral que sobrevendrá después del actual estallido, para el que quedan apenas unos nueve meses, podemos decir que es allí donde reside hoy el eje de la política municipal, el punto central que caracteriza –o debiera caracterizar– el rol de los municipios, pues estos son, también y con razón, parte de la institucionalidad sometida a cuestionamiento, por lo que deben ser transformados. Son, efectivamente, la avanzada del Estado más próxima a la gente.

Eso es bueno, y debe aquilatarse, especialmente porque una coyuntura como la actual permite actuar en las bases, de cara a las formas concretas en las que el orden neoliberal afecta la vida de la gente.

Pero ese carácter definido por su proximidad, debe ser también interpelado. La diferencia en las matrices de la consulta, donde una cantidad mayoritaria no incluyó la pregunta por la Asamblea Constituyente, revela el vínculo que tiene la gestión municipal con las estructuras políticas nacionales.

Los municipios han sido, en amplia medida, las estructuras de soporte territorial del sistema político chileno y del modelo económico. Han sido las instancias donde la falta de legitimidad se compensa, muchas veces, con mecánicas clientelares y formas de adhesión basadas en la cruda materialidad de la distribución de los recursos.

En un nuevo proceso constituyente, basado en la soberanía de la gente, esas estructuras deben cambiar y abrir paso a nuevos gobiernos locales abiertos, participativos, transformadores, realmente democráticos, al servicio de la comunidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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