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La Ciencia frente a la arrogancia: otro virus a combatir y a derrotar Opinión

La Ciencia frente a la arrogancia: otro virus a combatir y a derrotar

Jorge Vera Castillo
Por : Jorge Vera Castillo Ex asesor científico y de cooperación. Misión de Chile ante la Unión Europea en Bruselas. Miembro Asociación Chilena del Espacio - ACHIDE.
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En el cruce entre lo existencial y trascendente, entre la vida y muerte, en que, todos y todas, ahora, nos debatimos y estamos expuestos. De allí que, el aporte de la Ciencia es imperioso, imprescindible, ineludible y será vital, y no debiera ser arrinconado, ignorado, mezquindado presupuestariamente y/o subvalorado. Para eso, el virus de la arrogancia debe ser combatido y derrotado, resueltamente, sin cansancios, sin eufemismos ni temores. La Ciencia se respeta.   


Escribo, a partir de una apreciada y cercana sugerencia de un Médico Internista, fiel y leal a la abnegada Salud Pública chilena. Para eso, reviso todas mis experiencias, en tres destinaciones diplomáticas, por designación presidencial, en que desempeñé las funciones de Consejero Científico, en dos Embajadas de Chile, en Francia y en el Reino de los Países Bajos, y en dos Representaciones Permanentes de Chile ante instancias internacionales, la UNESCO, en París, y la Unión Europea, en Bruselas, durante algunos años de las dos primeras décadas del Siglo XXI.

Conocer, percibir y ver todos los desprecios, dificultades, escaseces presupuestarias y trabas burocráticas que, el Estado de Chile ha ejercido y ejerce hacia toda la Ciencia, la Tecnología, la Investigación, la Innovación y el Desarrollo Espacial, sería el recuento de algunas lacerantes costumbres y unas nefastas y recurrentes conductas. Esto se agudiza, y se demostraría, más fácilmente y/o más nítidamente, según las orientaciones de los distintos Gobiernos y de sus equipos gubernamentales, desde marzo de 1990 a la fecha de hoy, ya a mediados del 2020.

En este sentido, la necesidad de tener, el hoy denominado Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, fue una larga lucha de destacados Científicos e Investigadores;  unos analistas en Relaciones Internacionales y Política Exterior, y, un infatigable y reconocido Doctor y Senador de la República, que, pudo comenzar a concretarse, al fin, recién durante el segundo Gobierno de la Presidenta Doctora Michelle Bachelet Jeria, con el envío al Senado, del Proyecto de Ley, iniciado por el Mensaje de S.E. N° 338-346, el lunes 23 de enero de 2017, en sus 28 páginas. Ahora, con la Ley N° 21.105, publicada en el Diario Oficial, N° 42.131, del lunes 13 de agosto de 2018, ya es una realidad institucional, a conocerse, consolidarse y distinguirse.

Y fue el Doctor en Biología Celular, Andrés Couve Correa, quien asumió como el primer Ministro, de esta nueva cartera, en la mañana del lunes 17 de diciembre de 2018, en una ceremonia especial en el Palacio de La Moneda, lo cual fue bien recibido por la comunidad científica del país, y los interesados y seguidores en estas estratégicas esferas del desarrollo.

Termino de posicionar el tema, con el hecho que, ya desde el 1 de enero de 2020, la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) es la sucesora legal de la CONICYT (creada el 20 de mayo de 1967), lo que se anunció el 6 de enero, asumiendo como Directora Nacional, la Abogado Aysén Etcheberry Escudero, quien ejerciera la Dirección Ejecutiva de la CONICYT, desde el 6 de agosto de 2019, siendo nombrada por el Presidente de la República, después de ser seleccionada por el Sistema de Alta Dirección Pública del Estado.

Ahora, todos y todas sabemos que, desde el primer caso del Coronavirus en Chile, el día 3 de marzo de 2020, la Ciencia, científicos e investigadores, especialistas médicos, Colegio Médico de Chile y las Sociedades Científicas, más vinculadas a especialidades y subespecialidades atingentes a demandas, diagnósticos, exámenes, medidas y normas sanitarios; protocolos, recomendaciones y síndromes epidemiológicos, para la feroz pandemia del Covid-19, han  conocido la arrogancia de dos acostumbrados a mandar y a ordenar (en Avenida Apoquindo 3300, pisos 16° y 17°, y en la Clínica Las Condes), sin compartir y negando información, sin considerarlos, sin consultar, sin dialogar, sin escuchar, sin sincerar, pero sí irrespetándolos.

El relacionamiento entre Política y Ciencia, con excepciones, ha sido complejo y pleno de unas incomprensiones e incomunicaciones, características que también se han dado en Chile. Pero, creo que, quizás paradójico, para algunos, han sido los Científicos e Investigadores, los que mejor han entendido que sus aportes, interrogantes, pesquisas y resultados son parte y están destinados a contribuir al Desarrollo Nacional del país.

En cambio, las autoridades políticas y muchos dirigentes políticos ven la Ciencia, la Tecnología, la Investigación y la Innovación como un ítem casi meramente presupuestario, con una mirada episódica, y algo que molesta, cada cierto tiempo. La tardanza en la creación del Ministerio ad hoc lo confirma bien. Y, podríamos agregar que, el gran empresariado nacional, y sus agrupaciones corporativas, nunca, amplia y mayoritariamente, en Chile, han concebido como una labor cardinal y estratégica su potencial contribución a la investigación científica, conducente a crear tecnología aplicada, vinculada a los procesos productivos y los intercambios comerciales. Casi siempre, ellos han considerado y resuelto que, es mejor esperar lo que otros hagan, o lo que venga del extranjero o del Estado.

Todas estas idiosincráticas y precarias realidades del país, han aflorado y quedado a la vista, cotidianamente, en tiempos de la pandemia por Covid-19, y hasta en los últimos más de 100 días. La autoridad presidencial – el Presidente -, y la ex autoridad sanitaria – el Ministro de Salud, y sus Subsecretarios – han contribuido, muy negativamente, con acciones, anuncios abortados, cifras, conductas, errores majaderos, estadísticas equívocas, estilos irrespetuosos, estrategias cambiantes, expresiones mordaces, omisiones obvias, polémicas reiteradas y unas ridiculeces inéditas, a mantener y reiterar estos enfoques y miradas, muy propios de un subdesarrollo.

Los ignorados y subvalorados, por las arrogancias de estas dos autoridades, acostumbradas a mandar y a ordenar, no solo han sido los Científicos e Investigadores, y el Colegio Médico de Chile y las Sociedades Científicas, sino que también, Alcaldes y Alcaldesas e, incluso, algunos Periodistas, en múltiples ‘puntos de prensa’ y entrevistas personales. Una buena síntesis, de estas vivencias cotidianas y/o periódicas, se expresó en las palabras de la doctora presidenta, del Colegio Médico de Chile, Izkia Siches Pastén, al término de una reunión en pleno Palacio de La Moneda, el jueves 14 de mayo de 2020: “… no podemos seguir hablándole a una pared”.

Aquí, vale detenerse, para destacar y rescatar que, en medio de esta pandemia y los debates públicos subsecuentes, la doctora presidenta ha demostrado bien dos características para un nuevo liderazgo: la oportunidad y la personalidad, junto con su capacidad de convocatoria, no habitual, tanto hacia dirigentes políticos, sin exclusiones, como hacia economistas reconocidos.

Contrariamente, consideremos esa cerrazón mental y obstinación del Ministro de Salud -liderado hasta el sábado por Jaime Mañalich- ante las críticas y la demanda de autocríticas, y con sus faltas, incluso en la esfera diplomática (con el Embajador de República Popular China, el domingo 19 de abril de 2020, al revelar contactos vía celular, bipersonales y privados), junto a sus muy densos y fatuos intentos de hacernos una “pe-da-go-gía”, diariamente, sin generar ni confianza ni credibilidad, pero, sí, logrando instalar gran confusión, la que, es dable preguntarse, si podría ser, mal intencionada, por sus molestias.

Además, dos contundentes Cartas dirigidas al Presidente de la República, la primera del 21 de marzo de 2020, suscrita por la Comunidad Científica y Comunicadores, llamando a decretar “Cuarentena Nacional Preventiva Obligatoria” en el país por COVID-19, y, la más reciente, con  “Propuestas para evitar una catástrofe por COVID-19”, enviada por Científicos, Especialistas Médicos e Intelectuales, del 30 de mayo, con 2372 firmantes a ese día, evidenciaron cambios metodológicos aciagos, crasos errores contumaces, falacias absurdas, fallas en las previsiones, improvisaciones anómalas, majaderías, medidas tardías y testarudeces, de estas autoridades.

Por cierto, nada se ha sabido, públicamente, si dichos documentos ameritaron, al menos, un acuse de recibo desde la Presidencia de la República y/o desde el Palacio de La Moneda.

En la hora presente, el Ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación debiera sí insistir en relevar su labor, aun comprendiendo sus dificultades, lealtades y limitaciones y, así, ejercer un liderazgo. La data resultante de todas investigaciones científicas y epidemiológicas, internacionales y nacionales, debe ser compartida y difundida, con amplitud y transparencia.

No basta saber glosario por Covid-19: aduanas sanitarias, aislamiento social, aplanar la curva, atención primaria de salud, calidad de vida, camas críticas, casos activos, casos actuales, casos acumulados, casos asintomáticos, casos confirmados, casos importados, casos notificados, casos nuevos, casos probables, casos recuperados, casos secundarios, casos sintomáticos, casos sospechosos, comisaría virtual, confinamiento, contactos estrechos, contagiados, cordones sanitarios, coronavirus, cuarentenas, distanciamiento social o físico, epidemiólogos, equipos de oxigenación de alto flujo, exámenes PCR, fallecidos por Covid-19, hospitalización, infectólogos, intensivistas, kits de prueba, la OMS, lavado de manos, mascarillas, pacientes críticos, pandemia, peak, permisos temporales, personas contagiadas, poblaciones de riesgo, protocolos, residencias sanitarias, respiradores, salvoconductos, síntomas, tasa de incidencia, tasa de letalidad, tasa de mortalidad, testeos, trazabilidad, UCI, UTI, ventiladores mecánicos, vigilancia epidemiológica, virólogos y virus, entre los más escuchados y frecuentes, asimilados por los oídos de nuestro Pueblo, por dirigentes políticos, por medios de comunicación y por la llamada ‘opinión pública’ (ergo, la opinión publicada, resuelta por editores, para contentar a dueños del medio, no en nombre de la libertad de prensa, sino que de la libertad de empresa).

En suma, se trata de lo existencial y trascendente, de la vida y muerte, en que, todos y todas, ahora, nos debatimos y estamos expuestos. De allí que, el aporte de la Ciencia es imperioso, imprescindible, ineludible y será vital, y no debiera ser arrinconado, ignorado, mezquindado presupuestariamente y/o subvalorado. Para eso, el virus de la arrogancia debe ser combatido y derrotado, resueltamente, sin cansancios, sin eufemismos ni temores. La Ciencia se respeta.   

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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