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Nuestras pensiones como negocio Opinión

Nuestras pensiones como negocio

Maya Fernández
Por : Maya Fernández Ministra de Defensa
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Teniendo presente la magnitud de la crisis, no se entienden las razones que han llevado al Gobierno a realizar una cruzada en contra del proyecto que permite el retiro de fondos de las AFP. Esta irracionalidad solo es posible de entender por los intereses que se defienden, que lamentablemente no son los de las familias chilenas, sino de otras familias, unas muy pocas que se benefician de poseer los ahorros de los trabajadores y trabajadoras. El Gobierno ha fallado en su sentido republicano y democrático de tener al bien común como norte de su accionar, se ha convertido en un defensor de intereses oligárquicos.


La crisis sanitaria-económica que estamos viviendo ha venido a acentuar las contradicciones de nuestra sociedad. El proyecto que permite el retiro del 10% de los fondos de las AFP es una consecuencia directa de esta situación, en la que se han evidenciado desigualdades que no son tolerables si pretendemos avanzar hacia el desarrollo. La manera que ha tenido el Presidente Sebastián Piñera de enfrentar esta crisis, en la que ha demostrado insensibilidad a la hora de abordar los problemas reales de las familias chilenas –como si quisiera negar la realidad de la precariedad, pobreza y vulnerabilidad que tiene nuestro país–, ha terminado por crear un problema político grave en su Gobierno.

¿Qué opción dejan a las familias que necesitan una ayuda hoy? Ninguna. Los desesperados intentos del Presidente Piñera, al ofertar a última hora un conjunto de medidas claramente insuficientes, no pudieron quebrar el amplio apoyo parlamentario que concitó el proyecto del retiro de fondos en la Cámara de Diputados.

Teniendo presente la magnitud de la crisis, no se entienden las razones que han llevado al Gobierno a realizar una cruzada en contra de este proyecto. Esta irracionalidad solo es posible de entender por los intereses que se defienden, que lamentablemente no son los de las familias chilenas, sino de otras familias, unas muy pocas que se benefician de poseer los ahorros de los trabajadores y trabajadoras.

[cita tipo=»destaque»]No olvidemos que el verdadero populismo estuvo en el origen del sistema de AFP, ocurrió cuando el hermano del Presidente Piñera engañaba a los chilenos, bajo el aura del discurso de un economista tecnócrata con un alto nivel de formación, prometiendo que las jubilaciones iban a ser del 100% del sueldo en el 2020. Esa mentira es populismo y marca un largo proceso de frustración social. Populismo es decir que las AFP son un sistema de seguridad social, cuando su función es alimentar el sistema financiero con un permanente flujo de capitales.[/cita]

Así ha quedado en evidencia por la voz que ha sacado el gran empresariado, con un tono discursivo como si fuesen ellos los dueños de los ahorros previsionales, tratando a los verdaderos dueños con condescendencia. Se evidencia que se creen los dueños del país. El Gobierno ha fallado en su sentido republicano y democrático de tener al bien común como norte de su accionar, se ha convertido en un defensor de intereses oligárquicos.

Sin duda el sistema de AFP ha sido absolutamente exitoso para capitalizar el sistema financiero. Al ser esta su principal finalidad, no es de extrañar la reacción del gran empresariado. Por esa razón, tampoco debería extrañar a nadie el alto apoyo ciudadano a este proyecto, porque esos recursos sirven para otra cosa y no para las pensiones de los trabajadores que los ahorran. El ahorro en la AFP pierde todo su sentido, ya que entrega pensiones de hambre pero es muy eficiente para financiar los negocios del gran empresariado. Las AFP son inversionistas financieros que no tienen en el horizonte de sus preocupaciones la pensión que recibirá un jubilado. Es irracional creer que las personas valoren un sistema injusto.

El gran empresariado y sus tecnócratas, han iniciado una campaña de desprestigio y amenazas. Partieron denostando al mundo político como ignorante por impulsar este proyecto, y han desplegado una campaña del terror y amenazas dirigida a la ciudadanía, prometiendo que la economía caerá en un descalabro.

El empresario Juan Sutil afirmó algo bastante tosco, sostuvo que este es el peor Congreso desde el retorno de la democracia. No puede ser una frase más clara en la defensa de sus intereses, escondida detrás de un discurso tecnocrático. Ante esto, quisiera reafirmar el valor de la política democrática, que está aquí para anteponer los intereses y necesidades de la mayoría de nuestros compatriotas que hoy día están en una situación muy complicada.

La descalificación de populismo a lo aprobado por la Cámara de Diputados es antidemocrático. Los grandes empresarios pretenden menoscabar el rol de representación que tiene el Congreso para salvaguardar sus ganancias.

No olvidemos que el verdadero populismo estuvo en el origen del sistema de AFP, ocurrió cuando el hermano del Presidente Piñera engañaba a los chilenos, bajo el aura del discurso de un economista tecnócrata con un alto nivel de formación, prometiendo que las jubilaciones iban a ser del 100% del sueldo en el 2020. Esa mentira es populismo y marca un largo proceso de frustración social. Populismo es decir que las AFP son un sistema de seguridad social, cuando su función es alimentar el sistema financiero con un permanente flujo de capitales.

Lo que está en debate es la manera de responder a la crisis económica. Hay que resistir la fuerte arremetida del gran empresariado que pretende evitar que los trabajadores y trabajadoras puedan utilizar lo que han ahorrado para enfrentar esta crisis. Lo que está en juego es apoyar a la familias necesitadas por sobre los intereses de los poderosos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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