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Un oráculo para Chile Opinión

Un oráculo para Chile

Mario Waissbluth
Por : Mario Waissbluth Ingeniero civil de la Universidad de Chile, doctorado en ingeniería de la Universidad de Wisconsin, fundador y miembro del Consejo Consultivo del Centro de Sistemas Públicos del Departamento de Ingeniería de la Universidad de Chile y profesor del mismo Departamento.
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El peor vaticinio para lo que se viene: un período bastante negro y lleno de conflictos de aquí al cambio de Gobierno, pero del cual sabremos salir a golpes y porrazos, dependiendo en buena medida de la calidad de los líderes que escojamos, ojalá de orientación socialdemocrática, para que el país no reviente.


En mayo, el columnista internacional Moisés Naim ofreció una charla con algunas opiniones y predicciones sobre el futuro. Me quedó desde entonces el bichito, muy inspirado por él, de escribir algo al respecto para Chile. Comenzaré por algunas de sus muy interesantes afirmaciones:

  • Hay veces que las reacciones tienen más consecuencias que las crisis mismas. Por ejemplo, en nuestro caso el retiro del 10% traerá consecuencias, tanto sobre la percepción ciudadana del ahorro individual, como de la ya inevitable reformulación del sistema nacional de pensiones. Otra política pública reactiva, la de entregar dinero a los ciudadanos (mucho o poco es otro asunto) perforó por completo el concepto neoliberal del gasto público, y abrió las puertas a una visión más socialdemocrática de las políticas de bienestar y derechos colectivos. En términos generales, aumentará en alguna medida la confianza en el sector público respecto al privado para ofrecer soluciones, lo cual por supuesto exigirá modernizar el Estado para estar a la altura de los desafíos.
  • Durante las crisis, se tiende a sobrevalorar las consecuencias. Es natural, los miedos que todos padecemos nos hacen ver las cosas más negras de lo que probablemente podrían ser. Tarde o temprano, Chile se recuperará de esta pandemia, y sacaremos las lecciones que corresponden. Conviene reflexionar sobre lo que se estará hablando, por ejemplo, en el 2030, acerca del estallido del 2019 y la pandemia del 2020, para adquirir una mejor perspectiva del momento actual.
  • Hay respuestas transitorias que se vuelven permanentes. Por ejemplo, la mayor preponderancia del sistema público de salud llegó para quedarse, y perderíamos una brillante oportunidad si esta ocasión no se aprovecha para planificar y ejecutar un gran salto en este ámbito. El candidato presidencial que no proponga medidas relevantes para fortalecer la salud pública perderá muchos votos, especialmente si ya sabemos, o tememos, que pandemias de este tipo podrían rebrotar, o aparecer otras nuevas, cada cierto tiempo.
  • La gente pide que por favor no le mientan. Esto se manifestó con fuerza, incluso con rabia, respecto a las estadísticas de contagiados y muertes por COVID. Es cosa de mirar las redes sociales. De hoy en adelante, las mentiritas de los políticos se harán menos soportables, sus afirmaciones fake serán permanentemente desnudadas en la prensa. La sugerencia para candidatos presidenciales, y por supuesto para presidentes, sería la de hablar con la verdad, aunque duela. Todos lo agradeceremos y se lo aplaudiremos.
  • Se esperan liderazgos fuertes y convocantes. Es natural, en épocas como estas, que la gente pida este tipo de conducción nacional. Se menciona a Churchill en las redes, y la figura de Ricardo Lagos ha renacido como el ave fénix después que cierta directiva del PS trató de incinerarlo. No digo que él será candidato (por edad), sino que en la búsqueda de candidatos, de ambas coaliciones, este tipo de rasgos será esencial, pues a fines del 2021 no habremos ni siquiera comenzado a salir del hoyo pandémico, ni económico ni de conflicto social.

Este es mi principal y peor vaticinio para lo que se viene: un período bastante negro y lleno de conflictos de aquí al cambio de Gobierno, pero del cual sabremos salir a golpes y porrazos, dependiendo en buena medida de la calidad de los líderes que escojamos, ojalá de orientación socialdemocrática, para que el país no reviente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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