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La pandemia y la educación financiera MERCADOS|OPINIÓN

La pandemia y la educación financiera

Claudia Varela
Por : Claudia Varela Economista, ex integrante del Banco Central
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Para gestionar responsable y planificadamente el presupuesto familiar, es importante conocer el contexto económico en el que nos desenvolvemos. Más allá de las discusiones políticas o académicas sobre el modelo económico, las personas toman sus decisiones cotidianas dentro de un marco en el que funciona la economía, por lo que es relevante que al menos conozcan sus principios o pilares básicos, de manera que sepan que sus decisiones se toman dentro de un entorno o contexto. Por eso, la educación financiera no puede ser solo un recetario de “tips” sobre presupuesto, gasto, deuda o ahorro, sino que dice directa relación con el funcionamiento de la economía chilena.


Las medidas para enfrentar la pandemia han derivado en la pérdida de empleos o reducción de los ingresos de millones personas que tenían la tranquilidad de contar con ingresos fijos y/o variables cada mes. De un momento a otro, eso se cortó o entró en un túnel de incertidumbre, porque no se sabe cuánto durará, con un impacto profundo en las finanzas personales y en la forma como abordar las deudas.

Se ha abierto un campo propicio para reforzar la educación financiera, para que las personas aprendan a planificar su presupuesto familiar, a ser responsables en su endeudamiento y a considerar el ahorro como un resguardo para situaciones inesperadas.

[cita tipo=»destaque»]Las estrategias de educación financiera adoptadas por diversos países sobre la base de lineamientos establecidos por la OCDE, han puesto firme acento en los niños y jóvenes, que serán los gestores futuros de presupuestos familiares, porque instalar hábitos saludables es más efectivo si se comienza de manera temprana en el ciclo de vida. Chile ha adoptado estos lineamientos, incorporando la educación financiera a las mallas curriculares de la educación escolar. Sin embargo, millones de chilenos que son parte del mundo laboral no han tenido acceso a alfabetización financiera, aunque día a día toman decisiones de gasto, endeudamiento, ahorro o inversión.[/cita]

Quien ha mantenido sus finanzas personales ordenadas, ha podido enfrentar esta crisis con algo más de tranquilidad. Pero quienes no mantenían ordenados sus gastos o se han endeudado más allá de sus capacidades de pago, suman al peligro de contagio la tensión de convertirse en deudores morosos o de no saber bien qué priorizar al momento de hacer sus gastos.

Para gestionar responsable y planificadamente el presupuesto familiar, es importante conocer el contexto económico en el que nos desenvolvemos. Más allá de las discusiones políticas o académicas sobre el modelo económico, las personas toman sus decisiones cotidianas dentro de un marco en el que funciona la economía, por lo que es relevante que al menos conozcan sus principios o pilares básicos, de manera que sepan que sus decisiones se toman dentro de un entorno o contexto.

Por eso, la educación financiera no puede ser solo un recetario de “tips” sobre presupuesto, gasto, deuda o ahorro, sino que dice directa relación con el funcionamiento de la economía chilena.

Los cuatro pilares sobre los que se sostiene –una política fiscal responsable y predecible, un Banco Central autónomo, un sistema financiero sólido y bien regulado, y una integración amplia con el mundo– permiten que las decisiones económicas diarias como el gasto, ahorro o inversión se realicen dentro de un entorno económico estable. Después de todo, son las decisiones cotidianas de cada persona las que, finalmente, van moviendo la economía del país.

Hacer educación financiera debe pasar necesariamente entonces por mostrar el entorno macroeconómico en un lenguaje accesible y fácilmente comprensible, para ir desde allí a la forma en que las personas y familias pueden gestionar su presupuesto familiar, cómo endeudarse responsablemente, cómo ser un consumidor consciente y la importancia del ahorro.

Las estrategias de educación financiera adoptadas por diversos países sobre la base de lineamientos establecidos por la OCDE, han puesto firme acento en los niños y jóvenes, que serán los gestores futuros de presupuestos familiares, porque instalar hábitos saludables es más efectivo si se comienza de manera temprana en el ciclo de vida. Chile ha adoptado estos lineamientos, incorporando la educación financiera a las mallas curriculares de la educación escolar.

Sin embargo, millones de chilenos que son parte del mundo laboral no han tenido acceso a alfabetización financiera, aunque día a día toman decisiones de gasto, endeudamiento, ahorro o inversión.

La evidencia muestra que la sanidad financiera tiene múltiples efectos positivos, porque no existe el estrés del sobreendeudamiento y, más aún, con futuro incierto. Redunda en un trabajador más productivo dentro de una organización, en hogares más tranquilos y hasta en familias más felices. Esto ha cobrado más relevancia con la pandemia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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