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Propuesta de Nueva Constitución
Agustín Squella pide jornada de reflexión en la Convención para realizar autocrítica general y compara presentación de normas con juego de azar: «Algunos se comportan como ludópatas» NUEVA CONSTITUCIÓN Crédito: ATON

Agustín Squella pide jornada de reflexión en la Convención para realizar autocrítica general y compara presentación de normas con juego de azar: «Algunos se comportan como ludópatas»

El convencional explica que la jornada reflexiva, que servirá como una rendición «de cuentas de crítica y autocrítica de nuestros primeros seis meses de trabajo» podría, a juicio de Squella «habernos ayudado a enfrentar de mejor manera no el segundo tiempo del trabajo de la Convención —como se dice del actual momento—, sino el verdadero partido de ella: propuesta, debate y votación de normas constitucionales». «La crítica y la autocrítica hacen progresar a las organizaciones; en cambio, el halago y la autocomplacencia las paralizan», aseguró. «El momento de presentación de normas por los constituyentes se parece al de un juego en que el croupier anuncia a los jugadores que pueden empezar a jugar. Entonces, comienzan a caer muchas fichas sobre la mesa, lo cual no es raro. Pero algunos jugadores se comportan como ludópatas que lanzan y lanzan fichas, sin orden ni concierto», indicó.


En medio de los cuestionamientos que ha recibido la Convención Constitucional, el vicepresidente de la mesa directiva, Gaspar Domínguez, calificó como «una buena idea» la invitación realizada por el convencional Agustín Squella a una jornada de reflexión y enseñanza dentro de la entidad ante los cuestionamientos que se le han hecho. Sin embargo, aclaró que «por el momento no hemos recibido en la mesa ninguna solicitud del señor Squella».

Squella reaccionó a esa respuesta a través de una carta publicada en el diario El Mercurio, en donde afirma que la petición fue hecha «hace un mes y medio, fue presentada por siete convencionales a la mesa anterior de la Convención y nunca fue respondida. Ni sí, ni no, ni tal vez, ni vamos a consultar al pleno. Nada. Solo se dio cuenta al pleno de la petición, mas sin responderla».

En esa línea, explica que la jornada reflexiva, que servirá como una rendición «de cuentas de crítica y autocrítica de nuestros primeros seis meses de trabajo» podría, a juicio de Squella «habernos ayudado a enfrentar de mejor manera no el segundo tiempo del trabajo de la Convención —como se dice del actual momento—, sino el verdadero partido de ella: propuesta, debate y votación de normas constitucionales».

«La crítica y la autocrítica hacen progresar a las organizaciones; en cambio, el halago y la autocomplacencia las paralizan», aseguró. «Solemos terminar las sesiones en medio de aplausos a nosotros mismos, y ya es hora de un mayor y más sereno y franco autoexamen, sobre todo de parte de los colectivos más numerosos dentro de la Convención, a los que se ve confundidos, sin conducción, divididos, y no sin complejos hacia posiciones extremas que sus integrantes apoyan en público y critican en privado», añadió.

«El momento de presentación de normas por los constituyentes se parece al de un juego en que el croupier anuncia a los jugadores que pueden empezar a jugar. Entonces, comienzan a caer muchas fichas sobre la mesa, lo cual no es raro. Pero algunos jugadores se comportan como ludópatas que lanzan y lanzan fichas, sin orden ni concierto», indicó cerca del final de la carta.

«¿Qué es lo que arriesgamos? Que cunda en la opinión pública la idea de que la tarea nos está quedando grande. ¿Y de qué depende que esa idea no cunda? De nosotros mismos, de los 154 constituyentes, no del Gobierno que agoniza ni del que está próximo a nacer, no del Congreso que termina ni tampoco del que asumirá en marzo», cierra.

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