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Bello barrio CULTURA|OPINIÓN

Bello barrio

Patricio Olavarría
Por : Patricio Olavarría Periodista especializado en Política Cultural
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En los vecindarios, callejuelas, pasajes, cités, reside lo cotidiano que es donde se construyen las historias. Saber mirar y escuchar es también un oficio. Creo que es posible ir más lejos y dejar que estas pequeñas historias, se puedan escribir o convertir en una nueva coreografía social. Son nuestras artesanías del espíritu o relatos anónimos que pueden ser rescatados como como una forma de nostalgia y ciertamente de futuro. Ahora el barrio Yungay goza de mucha publicidad gracias a su nuevo morador, el que ya sabemos, no es el presidente de la junta de vecinos, pero como dice el poeta y parroquiano Redolés, será un chileno más, porque “aquí nadie discrimina a los chilenos porque todos somos chilenos”. 


Descubrí un bello barrio de luces antiguas y gente amable, las mujeres son bellas ánimas aún más que una madre y atraviesan las calles en aeroplanos. 

(Mauricio Redolés)

Decir que la cultura se encuentra en la calle no es una exageración. Si caminamos por cualquier lugar público de la ciudad, vamos a encontrar cientos de testimonios que perfectamente podrían convertirse en una obra teatral o en una serie de Netflix. Son historias humanas en donde hay de todo. Amor, alegría, dolores profundos y esperanza. 

El futuro presidente tendrá su domicilio en el corazón de Santiago. La noticia ha sido ampliamente cubierta por todos los medios. El viejo barrio Yungay fue el elegido como lugar residencial para el próximo mandatario. Gracias al esfuerzo de la comunidad ahora es un barrio patrimonial que ha recuperado su memoria. Sin ir más lejos es zona típica desde el año 2009 convirtiéndose en un destino casi obligado para mucha gente por su atractivo arquitectónico, gastronómico y cultural. Sin embargo, como todo barrio tiene su identidad propia y un sentido de pertenencia. Un espacio en donde las cosas y las palabras, los actos y las miradas tienen una historia particular. 

La literatura siempre hace lo suyo. Ya en los años ’40 “La sangre y la esperanza” de Nicomedes Guzmán, describe con maestría la marginalidad de los obreros ferroviarios y sus apremios en la zona norte del barrio Yungay a la ribera del río Mapocho. Para él un barrio trágico pero bello. Pero, así como muchas historias y geografías son arrasados por el tiempo, el barrio Yungay con todas las dificultades que tiene cualquier espacio de la comuna de Santiago u otra, se mantiene en pie gracias fundamentalmente a su comunidad y vecinos que se han hecho cargo y responsable de esta identidad histórica. Aún hay Carnaval y fiesta en el barrio Yungay. “La fiesta canta a la vida en lo que ésta tiene de pasado”, decía el recordado investigador y poeta Fidel Sepúlveda. 

Hay que mirar a los barrios desde la cultura y la memoria.  Sus tradiciones y sus antagonismos en donde también hay conflictos y amenazas que perturban. Los barrios somos sus vecinos, el vecindario que se siente orgulloso de sus logros y que, pese a todos los cambios y el crecimiento de la ciudad, siempre nos redirige al origen. Muchas veces, en una conversación entre amigos, se vuelve al barrio, a las viejas historias y los personajes que le dieron vida y significado. Aunque tengamos algo más de plata o creamos ser más pudientes mudándonos a una zona más jaibona, el barrio siempre está presente y no nos deja. En algo se asemeja a un primer amor adolescente. 

Todos tienen algo que decir y una energía que está a veces oculta pero que se puede convertir en una convivencia activa, generosa y solidara. Es el poder que tienen las comunidades de cualquier tipo, ya sean artistas, sastres, panaderos, mueblistas, abogados, empleados públicos o un pequeño comerciante. 

En los vecindarios, callejuelas, pasajes, cités, reside lo cotidiano que es donde se construyen las historias. Saber mirar y escuchar es también un oficio. Creo que es posible ir más lejos y dejar que estas pequeñas historias, se puedan escribir o convertir en una nueva coreografía social. Son nuestras artesanías del espíritu o relatos anónimos que pueden ser rescatados como como una forma de nostalgia y ciertamente de futuro.

Muchas veces nos enfrascamos en discusiones técnicas y presupuestarias para tratar de resolver un problema de una comunidad. Sin duda los recursos son escasos y probablemente seguirá siendo así. Pero las organizaciones y colectivos que forman las comunidades han demostrado que pueden sacar adelante a un barrio como es el caso de Yungay y otros barrios como República, Bellas Artes y en comunas como Independencia que fue cuna del fútbol o Quinta Normal con sus museos y arboledas. 

Ahora el barrio Yungay goza de mucha publicidad gracias a su nuevo morador, el que ya sabemos, no es el presidente de la junta de vecinos, pero como dice el poeta y parroquiano Redolés, será un chileno más, porque “aquí nadie discrimina a los chilenos porque todos somos chilenos”. 

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