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Alerta constituyente: el Presidente Gabriel Boric pone luces al escenario posplebiscito Opinión

Alerta constituyente: el Presidente Gabriel Boric pone luces al escenario posplebiscito

Gabriel Gaspar
Por : Gabriel Gaspar Cientista político, exembajador de Chile en Cuba y ex subsecretario de Defensa
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Un debate polarizado es como un clásico. Con barras bravas y entradas fuertes. Si bien hay reglamento, es probable que en las tribunas arrecie la pasión. En la cancha también. ¿Tenemos VAR? ¿El Servel será árbitro o guardalínea? Si se agarran las barras, ¿quién pone orden? Pese a las nostalgias de algunos, las instituciones han sido categóricas en señalar que los problemas políticos deben ser resueltos por la civilidad, con riguroso respeto a la legalidad, como preclaramente lo señalara con su vida el general René Schneider.


El proceso constituyente sigue su curso, y la polarización también. El Presidente Gabriel Boric pone luces al escenario posplebiscito. Lo más probable es que después del 4 de septiembre seguiremos hablando de Constitución. Lo que hoy no sabemos es sobre qué piso y cómo impactará el resultado –cualquiera sea– a los principales actores de la escena nacional. Son diversas las interpretaciones sobre la movida del Presidente, mas, preservar la gobernabilidad del país, es una de las responsabilidades de su investidura.

La historia de Chile no terminará el 4/9. Tampoco la marcha de su economía, que, dada la apertura, es más sensible a los vaivenes externos, amén de los internos. La inflación y el deslizamiento del peso seguirán castigando a todos. De esta no salimos solos, y ayudaría una mayor coordinación en América Latina, razón poderosa para elevar nuestras relaciones al rango que corresponde con las dos potencias principales de la región: Brasil y México. Asumir también que varios países de la región atraviesan por fuertes crisis políticas, amén del común sustrato económico. Por el contrario, los diversos puentes que ha tendido Gustavo Petro en las semanas previas a su asunción hablan de una preocupación por construir acuerdos internos y externos de Colombia.

No es primera vez que Chile se ha polarizado en años recientes. Algunas veces hemos salido jugando (como en la coyuntura 1988-90), en otras, como en 1973, para nada. Para una parte de la sociedad es una dolorosa y aleccionadora experiencia. Otra parte de la actual sociedad no había nacido aún. Chile ha progresado, muchos crecieron con Bielsa y sus logros. No vieron a la Roja en tiempos de Santibáñez.

Sensación térmica

Tiempo de debate es el que se viene. Ojalá sea sobre conceptos y propuestas, no sobre fake news y descalificaciones. Pero no será un debate puramente teórico o académico. Estará traspasado por el alza del pan y del combustible, y el electorado es el mismo. Agreguemos la nacional preocupación por la proliferación de patos malos y el incremento de su desfachatez y violencia. Ahí coinciden desde los propietarios de autos de alta gama hasta la señora Juanita y sus vecinas.

Un debate polarizado es como un clásico. Con barras bravas y entradas fuertes. Si bien hay reglamento, es probable que en las tribunas arrecie la pasión. En la cancha también. ¿Tenemos VAR? ¿El Servel será árbitro o guardalínea? Si se agarran las barras, ¿quién pone orden? Pese a las nostalgias de algunos, las instituciones han sido categóricas en señalar que los problemas políticos deben ser resueltos por la civilidad, con riguroso respeto a la legalidad, como preclaramente lo señalara con su vida el general René Schneider.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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