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Nueva polémica en Perú por llamada del Presidente Sagasti a Vargas Llosa MUNDO Crédito: Reuters

Nueva polémica en Perú por llamada del Presidente Sagasti a Vargas Llosa

Una vez que el jueves se informara de que Sagasti había llamado por teléfono a Vargas Llosa, quien apoya abiertamente a la candidata Keiko Fujimori, el gobernante confirmó ese diálogo pero dijo que fue para pedir que se esperen con calma los resultados finales de los comicios celebrados este domingo.


La confirmación de que el presidente de Perú, Francisco Sagasti, llamó al premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa para conversar sobre las elecciones presidenciales peruanas ha generado una nueva polémica e incluso rumores de que se planea pedir la destitución del gobernante.

Una vez que el jueves se informara de que Sagasti había llamado por teléfono a Vargas Llosa, quien apoya abiertamente a la candidata Keiko Fujimori, el gobernante confirmó ese diálogo pero dijo que fue para pedir que se esperen con calma los resultados finales de los comicios celebrados este domingo.

Tras esa información, circularon rumores de que legisladores de oposición planeaban presentar un pedido de censura contra el presidente, que culmina sus funciones el 28 de julio, por una presunta «intromisión» en asuntos electorales.

En Perú, el presidente tiene prohibido intervenir en campañas políticas en favor de un candidato y hablar con representantes de organismos responsables de las elecciones.

Vargas Llosa no es ni candidato ni funcionario responsable electoral.

Este viernes el periodista Álvaro Vargas Llosa, hijo del premio Nobel, ratificó en la emisora RPP que se dio el diálogo, pero dijo que «de ahí a concluir que hubo en esta conversación algo indebido, ilegal inconstitucional, hay un trecho muy grande».

La versión de Sagasti

Sagasti señaló que mantuvo una comunicación con Mario Vargas Llosa y con otras personas vinculadas tanto con Fujimori como con su rival electoral, Pedro Castillo, con el objetivo de «bajar la tensión y esperar los resultados finales» de la contienda electoral en Perú.

«La tarea de un jefe de Estado es hacer que el país mantenga la serenidad y la calma en momentos difíciles y complejos. En ese esfuerzo me puse en comunicación con varias personas que –entendía– tienen contacto con ambas candidaturas», remarcó.

El gobernante deploró, por ese motivo, «que se distorsione y malinterprete una acción orientada a mantener la tranquilidad en un ambiente tan polarizado, complejo y difícil, plagado de mentiras y distorsiones», como el que, según remarcó, está «viviendo» su país.

«No dejaré pasar ninguna mentira ni tergiversación de mis palabras y acciones por los enemigos de la democracia. Seguiré en mi esfuerzo de buscar lo mejor para nuestro país, y lo haré hasta el último minuto de mi gestión», concluyó.

Llamado a mantener la prudencia

En sus declaraciones de este viernes, Álvaro Vargas Llosa sostuvo que en Perú se debe «mantener la prudencia y dejar que las autoridades electorales hagan su trabajo» para definir al ganador de las elecciones presidenciales.

Detalló que la conversación del presidente con su padre «no era un secreto», porque Sagasti «hizo saber a una serie de colaboradores suyos» que tenía esa intención, pero aseguró que «sería una infidencia» revelar los términos exactos del diálogo.

«Fue estrictamente privada», reiteró antes de decir que, tras esa conversación, su padre le pidió a él que «se pusiera en contacto con Keiko para reiterarle en términos inequívocos su respaldo a lo que esta haciendo», ya que ha pedido que se revisen más de 800 actas de los comicios, que lidera Castillo.

«Entiendo que el presidente, como 33 millones de peruanos, se da cuenta de que hay un ambiente muy delicado, muy tenso, y es perfectamente lógico que en este clima cualquier autoridad tenga la inclinación de actuar en diálogo con distintos personajes del país para poder paños fríos», remarcó.

A pesar de ello, el hijo de Vargas Llosa dijo que aunque el presidente «esta en su perfecto derecho» de tomar esas iniciativas, «también es cierto que en este clima de suspicacias, de desconfianza, cualquier conversación de esta naturaleza se puede prestar a una mala interpretación».

Sin embargo, consideró que «no conduce a nada bueno echar leña en la hoguera» con un pedido de destitución del gobernante, por lo que «no tiene ningún sentido esta iniciativa».

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