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El esfuerzo y dedicación de viñateros emergentes que buscan posicionar los vinos de La Araucanía en Chile y el mundo Gastronomía

El esfuerzo y dedicación de viñateros emergentes que buscan posicionar los vinos de La Araucanía en Chile y el mundo

Cinco productores emergentes del proyecto asociativo «Vinos de La Araucanía» son los protagonistas de los docu-clip que muestran las historias de esfuerzo y pasión detrás de cada una de las viñas.


”Vinos de La Araucanía” es un proyecto asociativo impulsado por las viñas Capitán Pastene, Aynco, Cavallieri, Kofkeche y Kütralkura. Estos cinco emprendedores viñateros han recuperado las tradiciones ancestrales, incorporando toda la riqueza cultural y geográfica de la zona para elaborar vinos con sentido de origen, francos y de escala humana.

Con el apoyo de Corfo y Catado’Or se han implementado una serie de actividades tendientes a fortalecer su difusión y presencia comercial tanto a nivel nacional como internacional. A través de Vinos de La Araucanía se iniciaron en 2020 una serie de actividades entre las que se encuentra la creación de la imagen de marca, relato y diseño de catálogos en tres idiomas, además un sitio web y materiales gráficos de mercadeo.

Como parte de las asesoría de desarrollo territoriales fue posible visitar los Valle de Malleco y Cautín para recoger los testimonios de cinco productores emergentes que se abren paso en ésta región del sur de Chile, una de las mas australes de la vitivinicultura mundial.

Viña Capitán Pastene (Angól), Aynco (Galvarino), Viña Cavallieri (El Sauce), Viña Kofkeche (Angól) y Viña Kutralkura (Curacautín), dan vida a esta serie audiovisual que tiene como propósito comenzar a dar a conocer esta nueva frontera del vino chilenos y sudamericano.

Una historia diferente

La historia del vino en La Araucanía se inicia a finales del siglo XIX con la llegada de la inmigración europea, a diferencia de lo que ocurrió en el resto de Chile, donde la viticultura se remonta al siglo XVI y a la conquista española.

Familias inmigrantes de Francia, Suiza, Austria e Italia, principalmente, se instalaron en estas tierras, donde la presencia de los pueblos originarios marcaría su existencia en medio de un clima frío, húmedo e inhóspito para la vid. Sin embargo, trajeron consigo la cultura del vino y lo cultivaron con la pertenencia de una tradición que les era propia.

Con el tiempo, las duras condiciones climáticas así como factores económicos fueron mermando este incipiente desarrollo. A pesar de ello, en las últimas tres décadas el viñedo renace, abriendo un camino lleno de luces para la producción vitivinícola del extremo sur de Chile.

Este resurgimiento se inicia el año 1995, cuando el agricultor Alberto Levy Widmer junto a su yerno, el enólogo Felipe de Solminihac, plantan Chardonnay en la zona de Traiguén. Una apuesta visionaria que dio origen a uno de los grandes vinos blancos de Chile y con ello incentivó la recuperación y creación de nuevos proyectos en la zona.

En 2018 se crea la Asociación de Viñateros de La Araucanía que agrupa a descendientes de los primeros inmigrantes, nuevos viñateros y familias mapuches que comienzan a recuperar, plantar y vinificar vinos con gran identidad territorial, dando vida a lo que hoy se vislumbra como un nuevo polo de desarrollo de la vid vinífera latinoamericana, con regiones emergentes como el Valle del Malleco –que desde 2002 es la Denominación de Origen más austral de Chile– y el Valle del Cautín.

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