El turismo es una de las industrias más contaminantes y representa alrededor del 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. En este escenario, el 34% de los turistas está dispuesto a pagar más por alojamientos sustentables.
Viajar es, probablemente, el panorama favorito de muchos. Lamentablemente el turismo, que tiene un efecto positivo en la economía de los países, implica al mismo tiempo consecuencias perjudiciales para el medio ambiente.
Según un estudio de la revista Nature, este sector es responsable del 8% de las emisiones vinculadas al cambio climático, cifra que cuadriplica estimaciones anteriores que alcanzaban el 2,5%. Si bien una amplia proporción de ese porcentaje se vincula a la huella de los viajes en avión, la operación y mantención de los hoteles con todas sus aristas es un factor sumamente relevante.
Lo positivo es que los viajeros han tomado conciencia y más del 30% está dispuesto a pagar precios más elevados por pasar sus vacaciones en hoteles que toman cuidados por el planeta, según encuestas de Tripadvisor. En ese escenario, ¿qué pueden hacer los hoteles para reducir su impacto ambiental? Acá compartimos cuatro medidas que contribuyen a ese objetivo.
Iluminación, climatización, refrigeración, y muchos otros procesos, son parte del día a día en los hoteles e implican un alto gasto de energía. De ahí la importancia de instalar tecnologías de eficiencia energética, que no sólo disminuyen el impacto ambiental, sino además dan paso a un ahorro de costos que puede alcanzar alrededor del 30%. En Chile, por ejemplo, varios establecimientos están utilizando energía solar para calentar el agua y los ambientes interiores.
Uno de los grandes problemas de los hoteles es la cantidad de desechos que se generan, por tanto reciclar es una medida prioritaria. Y esto no refiere sólo a la correcta gestión de residuos, sino también a evitar su generación prefiriendo elementos reutilizables e incluso dándole una segunda vida a algunos artefactos antes de que terminen en la basura. La clave es comunicarlo adecuadamente a los huéspedes y hacerlos parte de este desafío.
Una decisión que marca diferencias es la compra de ingredientes y productos para atender a los viajeros. En ese sentido, preferir opciones locales que reduzcan el daño ambiental vinculado a los traslados y despachos es una recomendación de base. Otra excelente idea es animar a quienes lleguen al hotel a conocer los negocios sustentables de la zona y educarlos sobre la relevancia del comercio justo y el fomento a la economía local.
Cada vez son más los hoteles alrededor del mundo que se han propuesto ser “cero plástico”, eliminando bombillas y bolsas para reemplazarlos por opciones sustentables. El dilema es cómo mantener la experiencia de cliente sin dejar de lado ese objetivo.
En Chile, el emprendimiento I Am Not Plastic ha dispuesto de una línea especialmente enfocada en hotelería, con bolsas de basura, de vacío (para alimentos), film adherente (para uso en la cocina), bombillas y stretch film para palletizar, 100% compostables, que se degradan en 180 días versus los 500 años que demora el plástico. La gran ventaja es que mantienen la versatilidad de ese material, sin sus consecuencias nocivas.
En este contexto, existen diversas alternativas para disminuir el impacto por parte del rubro hotelero en el medio ambiente.