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Todo indica que cambios a Reforma Tributaria acabarán con los dos regímenes que se acordaron el año pasado

Todo indica que cambios a Reforma Tributaria acabarán con los dos regímenes que se acordaron el año pasado

Desde Hacienda admiten que es la opción que estudian en más detalle. El ministro Valdés ha dicho en diferentes frentes que no se toca ni el monto que se quiere recaudar ni el efecto distributivo y en privado ha compartido su visión que el modelo de renta atribuida es el que más le gustaría cambiar. El propio Michel Jorratt, padre intelectual de la reforma, dijo en el DF que mantener los dos regímenes es una complicación muy grande.


Pasada las diez de la noche del 8 de julio del año pasado se oficializó el acuerdo de protocolo de la Reforma Tributaria. El acuerdo se firmó entre los senadores oficialistas Ricardo Lagos (PPD), Carlos Montes (PS) y Andrés Zaldívar (DC) y los senadores de la oposición Juan Antonio Coloma (UDI) y José García Ruminot (RN) con el entonces Ministro de Hacienda Alberto Arenas.

El principal punto de la Reforma Tributaria original del gobierno era pasar de una tributación sobre base percibida a una de renta atribuida. En la versión final ese cambio radical de sistema pasó a ser opcional.

Es decir, se acordó que se pueda elegir entre dos sistemas. La primera opción es adherir a un régimen integrado con atribución de rentas, más la aplicación de los impuestos global complementario. La segunda opción es un sistema parcialmente integrado que con algunas diferencias para socios y dueños de empresas, replica el actual modelo impositivo. Ambas opciones eliminan el FUT.

En el debate que se abrió acerca de los cambios que se le hará a la reforma, pero donde parece haber coincidencia en que se va a tratar de acabar con los dos regímenes tributarios.

La Presidenta da señal

La señal fue clara la semana pasada y vino de tres frentes distintos casi al mismo tiempo. El Gobierno estaba abierto a simplificar y perfeccionar la reforma tributaria, pero bajo las siguientes restricciones: “Primero, no se va a recaudar menos; y segundo, no vamos a abrir una discusión sobre las tasas de impuestos que vienen”, diría en el transcurso de su exposición el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, a su salida de la Comisión Política en La Moneda.

Y si había alguna duda de que está el espacio político para hacerle cambios a una de las reformas emblemáticas del gobierno de Michelle Bachelet, el viernes fue la propia Presidenta quien la disipó. Ya se había filtrado en privado que ella le había admitido en conversaciones con grandes empresarios chilenos en Perú, que el producto final de la reforma terminó siendo un “híbrido”.

También habría adelantado que el ministro Valdés estaba viendo cómo simplificar el sistema, si a través de circulares o si se requería de un cambio legal. “Estamos trabajando en eso”, dijo para zanjar el tema, según reprodujo el diario Pulso.

El mensaje era que el gobierno se abría a “perfeccionamientos técnicos” a la reforma.

Rodrigo Valdés ha dicho que el objetivo es lograr “una reforma amigable para que las empresas puedan desarrollarse”. Fuentes que conocen lo que piensa dicen que el modelo de renta atribuida es el que más le gustaría cambiar.

Las mismas fuentes dicen que hay coincidencia entre el ministro, y los otros dos centros de poder en el actual gabinete: el ministro del Interior Jorge Burgos y Nicolás Eyzaguirre, que recientemente pasó de la cartera de Educación a la Segepres.

Valdés quiere tratar de hacer los cambios necesarios a través de circulares, pero si no es suficiente, «nos allanaríamos a tener una nueva conversación sobre nuevos perfeccionamientos técnicos a nivel legal”.

Hacienda ha dejado claro que el 80% de las circulares ya fueron emitidas y que el 20% restante estaría listo alrededor del 15 de julio. Lo que falta es la parte mas relevante, que guarda relación con lo que quiere cambiar Valdés: la atribución de rentas y el sistema parcialmente integrado que se dividirá en 4 circulares: sistema de renta atribuida, sistema parcialmente integrado, reorganizaciones empresariales y otras materias relacionadas, y una cuarta relativa a la interacción de ambos sistemas.

De ahí en adelante, se estima que habrá un año para hacer ajustes porque, a contar del segundo semestre de 2016, las sociedades deben elegir el sistema al cual se van a acoger.

Es en este período (desde el 15 de julio de este año hasta junio de 2016), cuando se abrirá el diálogo sobre los “ripios” o cosas que no se logran solucionar a través de estas circulares. Pero lo que el Gobierno no quiere abrir es una nueva discusión sobre qué sistema tributario el país debe tener o cuánto es la tasa que hay que pagar. Eso, por ahora, no está sobre la mesa, porque no creen posible que el país aguante un nivel de incertidumbre tan alto.

Sobre todo porque el “híbrido” al que habría hecho referencia la Presidenta Bachelet, fue fruto de una negociación que terminó en un Protocolo de Entendimiento, firmado por toda la gama política. Desde la UDI hasta el PC encontraron algún motivo para suscribir un acuerdo tributario que elevaba la recaudación en 3 puntos del PIB a contar del 2018.

Otra señal clara que Valdés ha dado tanto hacia afuera como al interior del ministerio es que “todos estos cambios siempre son conversados con todos los actores”, incluyendo en este proceso a los empresarios, tributaristas, mundo social y político.

Jorratt concuerda

El propio Michel Jorratt, ex Director del SII y padre intelectual de la reforma, dijo en entrevista con el Diario Financiero que mantener los dos regímenes es una complicación muy grande. Su versión mantendría el sistema de renta atribuida de la propuesta original de reforma.

«Me parece sensato pensar en poder hacer algunos cambios a la reforma, siempre y cuando se mantengan los pilares básicos del proyecto: el monto que se quiere recaudar, que son los tres puntos del PIB, y el efecto distributivo que debe tener la reforma. Si se mantienen esos dos pilares, creo que siempre puede ser bueno pensar en perfeccionar o simplificar el proyecto, sobre todo porque en la redacción final -luego del protocolo- fue todo muy contra el tiempo. Por lo tanto, ahí pueden haber quedado cosas poco precisas o que son perfectibles», dice Jorratt.

 

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