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Decisiones de política monetaria Opinión

Decisiones de política monetaria

«Desde hace tiempo, las principales economías no logran, incluso con políticas monetarias no convencionales, llevar la inflación a valores cercanos a su objetivo de política. Esto se observa en EE.UU., la Eurozona y Japón. No obstante, el tipo de cambio real, medida que compara el precio de los bienes en el extranjero respecto del valor de los bienes locales, desde 2014 hasta la fecha muestra una depreciación, comparado con el período 2010-2013. Lo anterior refleja que la economía chilena mejoró su competitividad relativa respecto de otras, pese a la baja inflación externa y mayor inflación doméstica».


La trayectoria de la inflación en los últimos dos años ha mostrado un crecimiento por sobre el rango meta del Banco Central, que se sitúa entre 2% y 4%. Si bien la situación actual muestra expectativas de convergencia de esta hacia valores dentro del rango próximamente, no han sido pocas las críticas que han surgido por una supuesta pasividad del ente emisor en el manejo de su política monetaria. Pero estas críticas olvidan que otra cosa es con guitarra, porque el Central ha debido enfrentar una serie de fenómenos en el exterior, añadiendo un ingrediente más a nuestro ya difícil desafío interno. En efecto, la demanda de los países emergentes (China y Brasil) disminuyó considerablemente, a lo que se sumó la leve recuperación de EE.UU. y la Eurozona postcrisis, decantando en un rebalanceo de las fuerzas económicas del mundo.

Pero vamos al detalle. El mandato del Banco Central es controlar la estabilidad de precios del país, y la herramienta para hacerlo consiste en determinar una Tasa de Política Monetaria –actualmente en 3,5% anual–, junto con un tipo de cambio flexible. En esta línea, el Central estableció un rango para la inflación centrado en 3% en un horizonte de dos años. Dicho esto, la evidencia muestra que para este período, y de acuerdo a la Encuesta de Expectativas Económicas, siempre la inflación a dos años estuvo anclada en 3%, lo que indica que el ente emisor logró cumplir eficazmente con su objetivo.

Con todo, es cierto que la inflación observada –la que mes a mes nos muestran las cifras– superó el 4%, aunque efectos puntuales explican a lo menos 0,9% de la inflación en 2014 y 2,2% en 2015. El principal problema de una inflación alta por mucho tiempo es su impacto sobre la indexación, en particular sobre aquellos bienes o servicios más sensibles para la ciudadanía que se reajustan automáticamente, como dividendos hipotecarios, servicios, etc. Y si bien los salarios también lo hacen, este aumento se traducirá en mayores precios futuros, los que a su vez impactarán sobre la inflación.

Ahora bien, las estrategias para contener una mayor inflación difieren si esta se debe a factores de oferta y de demanda. Hace más de una década, el entonces presidente del Banco Central, José De Gregorio, argumentaba que un shock positivo (negativo) sobre la demanda agregada, genera un aumento (disminución) del producto y de la inflación, y que la respuesta de política debe ser de carácter restrictiva (expansiva). En el caso contrario, con un shock negativo de oferta el producto disminuye y la inflación aumenta, por lo que la respuesta de la política monetaria debe ser menos agresiva que ante shocks de demanda, dado que el menor dinamismo producirá una disminución de la inflación. Esta última es justamente la situación observada desde hace unos años. Por tanto, la prudencia que ha tenido la autoridad en su manejo de política monetaria también se puede calificar de exitosa.

Una historia completamente distinta –y que sin duda también genera gran inquietud– es la que observamos en el contexto internacional. Desde hace tiempo, las principales economías no logran, incluso con políticas monetarias no convencionales, llevar la inflación a valores cercanos a su objetivo de política. Esto se observa en EE.UU., la Eurozona y Japón. No obstante, el tipo de cambio real, medida que compara el precio de los bienes en el extranjero respecto del valor de los bienes locales, desde 2014 hasta la fecha muestra una depreciación, comparado con el período 2010-2013. Lo anterior refleja que la economía chilena mejoró su competitividad relativa respecto de otras, pese a la baja inflación externa y mayor inflación doméstica.

En conclusión, aun cuando los niveles de inflación superaron el rango definido por el Banco Central, los elementos considerados muestran que la política monetaria se realizó de forma efectiva, durante un período donde el mundo sufrió cambios y con importantes episodios de volatilidad que tuvieron en vilo a los mercados internacionales. Más allá de las cifras puntuales de todos los meses, no cabe duda que la inflación efectivamente convergerá a 3%, y así celebraremos las decisiones de política monetaria tomadas el último tiempo.

Camilo Vio
Economista Banco Santander

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