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Mecanismo de subastas baja los costos de la energía solar

Mecanismo de subastas baja los costos de la energía solar

Las subastas obligan a los desarrolladores a competir por los contratos para vender electricidad y dan a las autoridades el control exclusivo de la escala, forzando a los desarrolladores a realizar las ofertas más bajas a las que se atrevan. Si bien las empresas eléctricas grandes pueden hacer frente a los contratos de poco margen, cada contrato es importante para las compañías pequeñas. Hay opiniones variadas sobre la sostenibilidad del nuevo sistema.


El mecanismo más reciente destinado a sostener la energía solar ha resultado enormemente exitoso para reducir el costo de la energía. También plantea el riesgo de desestabilizar la industria de la energía renovable.

De India a México y los Emiratos Árabes Unidos, las autoridades están dejando de lado el pago de subsidios fijos para energía limpia y volcándose a un sistema de subastas. El nuevo sistema obliga a las empresas a competir por los contratos para vender electricidad y se ha traducido en ofertas para suministrar energía fotovoltaica a precios en mínimos récord este año. Mercados grandes como Alemania y Japón pondrán en marcha esta práctica el año que viene.

Los gobiernos optaron por las subastas para contener el auge descontrolado que se produjo en todos los lugares donde se probaron los subsidios tradicionales. Si bien el nuevo mecanismo generó una superabundancia de contratos para los desarrolladores bien capitalizados, a los ejecutivos de la industria les preocupa que muchos de los proyectos no den ganancias o no se lleven a cabo, poniendo En peligro las finanzas de las compañías y los objetivos ecológicos nacionales.

“Uno no quiere terminar en una situación en la que las empresas quiebren y no haya un modo sostenible de fijar el nivel correcto de precios en la industria”, dijo Samuel Leupold, vicepresidente de la mayor empresa eléctrica de Dinamarca, Dong Energy A/S, en una entrevista en Londres.

En el caso de los consumidores, las subastas están acelerando la caída del costo de la energía solar que se viene operando hace diez años y poniéndolo a un paso del de las centrales a carbón y gas natural. En todo el mundo, las centrales a carbón generan electricidad por sólo US$34 el megavatio hora y las a gas natural por US$47, según Bloomberg New Energy Finance.

En las subastas, lo característico es que los desarrolladores con sus pujas bajen el precio al que están dispuestos a vender la energía de los proyectos que planean. Las ofertas más bajas obtienen contratos de largo plazo para vender energía a ese precio y las empresas entonces pueden abocarse a construir las plantas.

Las subastas están adquiriendo popularidad y se han extendido a cuarenta países. El impacto ha sido fuerte: en los países que las iniciaron, el costo de las energías renovables cayó un promedio de 35 por ciento en el primer año, según Michael Liebreich, fundador de Bloomberg New Energy Finance. “Es la base del éxito del sector de la energía limpia”, señaló Liebreich.

Hasta hace poco, la mayoría de los países impulsaban la energía renovable con tarifas “feed-in” –tarifas superiores al precio de mercado que se pagan por la energía inyectada en la red- Las tarifas feed-in, que se utilizaron por primera vez en Alemania en 2000, revolucionaron la industria al garantizar a los desarrolladores un flujo de ingresos transparente.

La desventaja era que dejaban el control en manos de los constructores de los proyectos –todos los que reunían los requisitos podían obtener el subsidio-. Se construyeron más proyectos de los que podía absorber la red en España, Alemania, Japón y otros países, y los gobiernos acabaron pagando más de lo previsto cuando los programas resultaron más populares de lo que habían pensado. El precio de la energía se fue a las nubes. Las subastas están tomando la posta como mecanismo de sostén alternativo.

Las subastas obligan a los desarrolladores a competir por los contratos para vender electricidad y dan a las autoridades el control exclusivo de la escala, forzando a los desarrolladores a realizar las ofertas más bajas a las que se atrevan. Si bien las empresas eléctricas grandes pueden hacer frente a los contratos de poco margen, cada contrato es importante para las compañías pequeñas. Hay opiniones variadas sobre la sostenibilidad del nuevo sistema.

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