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Reino Unido vota Sí o No a Europa y mercados alrededor del mundo cruzan los dedos Un nuevo Día D para Europa

Reino Unido vota Sí o No a Europa y mercados alrededor del mundo cruzan los dedos

Los inversionistas apuestan a una derrota de “brexit”, pero analistas temen las repercusiones si la apuesta termina siendo errada. La Unión Europea advirtió que no habrá una nueva negociación si los británicos deciden abandonar el proyecto europeo, uno que ha traído paz por más de 50 años y una prosperidad inédita. Resultados no se sabrán hasta la madrugada del viernes.


Un voto británico a favor de dejar la Unión Europea sería el acontecimiento geopolítico más significativo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y podría llevar a Morgan Stanley a cambiar su sede central europea desde Londres a Dublín o Frankfurt, dijo su presidente Colm Kelleher.

“Sería el acontecimiento de la posguerra con más consecuencias que hayamos visto”, dijo Kelleher este miércoles en una entrevista en Bloomberg Television con Erik Schatzker. “Inicialmente, las repercusiones pueden ser controladas, pero las ramificaciones políticas son realmente muy profundas”, añadió.

Sus comentarios resumen el sentimiento de la mayoría de las instituciones financieras y políticas más influyentes de Europa y Estados Unidos.

Ayer, un ambiente de calma que precede a la tormenta se respiraba en las instituciones comunitarias, donde se cruzan los dedos para que triunfe la continuidad y no se ponga en peligro el proyecto europeo, el cual ha brindado paz a Europa por más de 50 años y una prosperidad inédita.

Los mercados financieros han estado nerviosos en la víspera del referendo. Las últimas encuestas muestran que el resultado será demasiado apretado como para hacer pronósticos, pero este martes las casas de apuestas pusieron la probabilidad del voto para dejar la UE en aproximadamente un 26 por ciento.

La incertidumbre se produce en momentos en que los inversionistas se encuentran frente a continuas señales de que el crecimiento global se está estancando.

Hay consenso entre gobiernos, los principales bancos centrales e inversores como George Soros, de que un voto para dejar la UE afectaría las monedas, las acciones y las materias primas. En el caso de un «brexit», SocGen prevé que los precios del oro subirán y el cobre y el petróleo bajarán, mientras que un voto por el statu quo probablemente perjudique al lingote. En cualquiera de los dos casos, la volatilidad del oro probablemente aumente, según el banco.

De acuerdo a varios informes de bancos de inversión, si gana el “brexit”, la inestabilidad se apoderará de los mercados de divisas, con una caída de la libra de entre el 7 y el 10 por ciento y una depreciación del euro de entre el 3 y el 5 por ciento.

El viernes a la mañana, hora de Londres, cuando el resultado del referendo británico muestre si el país eligió quedarse en la Unión Europea, el Banco de Japón y la oficina de Singapur del Banco Nacional Suizo ya podrían estar vendiendo yenes y francos. Ellos y sus pares también están preparados para inyectar liquidez en bancos temerosos de quedarse sin recursos y contrarrestar la fuga de capitales de la libra esterlina. Es lo que vendrá después para lo que las autoridades monetarias no están tan preparadas.

Como el resultado de la votación británica está tan parejo, que es imposible de predecir, los funcionarios de los bancos centrales echan mano a medidas perfeccionadas durante la última crisis financiera para calmar los nervios de los inversores. Sin embargo, fuera de las palabras tranquilizadoras, posiblemente coordinadas entre las economías del Grupo de los Siete, y una ráfaga de medidas si el Reino Unido lleva a los mercados al pánico, a las instituciones quizá no les quede mucho que ofrecer si las turbulencias se convierten en una caída económica de largo plazo.

Las señales de advertencia son evidentes. Un indicador del costo de los préstamos bancarios la semana pasada tocó el nivel más extremo desde 2012 y la prima para cambiar monedas extranjeras por dólares llegó al nivel más alto desde fines del año pasado.

Si los británicos deciden salir de la unión comercial europea tras el referendo, el Reino Unido tendrá dos años para negociar su salida y tanto el Banco Central Europeo como el Banco de Inglaterra han dicho que proveerán de liquidez a los mercados.

Impacto en la industria financiera de Londres

Casi no hay lugar donde las gallinas de los huevos de oro sean tan prolíficas como en la City de Londres.

De acuerdo a cifras de Bloomberg, el sector financiero británico pagó 66.000 millones de libras (US$94.000 millones) de impuestos el año pasado y emplea a más de 2 millones de personas. A menudo se lo ve con malos ojos, ha contribuido a llevar el precio de las propiedades de la capital fuera del alcance de muchos y necesitó un rescate de más de 100.000 millones de libras de los contribuyentes hace menos de una década.

Ahora, en vísperas del referendo, muchas de las luminarias de la City están profundamente preocupadas por su futuro. Desde hace casi treinta años, cuando la primera ministra conservadora Margaret Thatcher liberalizó las finanzas, por medio de un paquete de reformas tan drásticas que recibieron el nombre de “Big Bang”, Londres se ha convertido en la capital financiera indiscutida de la Europa unida –estatus que ahora pende de un hilo–.

“El solo hecho de que la City sea fuerte en este momento no significa que tenga el derecho perpetuo a seguir siéndolo”, dijo Marcus Agius, de 69 años, presidente de Barclays Plc durante la crisis financiera mundial de 2008. “El Brexit sería un acto de suprema locura. En el futuro, miraremos hacia atrás y nos preguntaremos: ‘¿Por qué diablos lo hicimos? ¿En qué pensábamos?’”.

En tanto, quienes en la City están a favor del “brexit”, lo consideran una manera de hacer que la industria financiera sea más competitiva en el plano mundial al liberarla de algunas normas de la UE, como el techo impuesto a las bonificaciones. Pero, si bien el “Big Bang” de la década de 1980 atrajo a firmas internacionales, los ejecutivos de los bancos mundiales sostienen que un voto a favor de la salida de la UE las alejaría.

Ellas emplean al grueso de los 400.000 trabajadores del distrito financiero y han sido claras respecto de sus intenciones. El CEO de JPMorgan Chase & Co., Jamie Dimon, tiene 16.000 empleados en Londres y otras ciudades británicas, y este mes le dijo a su personal que una votación a favor de la salida podía llevar a la eliminación de una cuarta parte de esos puestos de trabajo.

Los ejecutivos de Citigroup Inc., Goldman Sachs Group Inc. y HSBC Holdings Plc, han lanzado advertencias similares. El miércoles, el presidente de Deutsche Bank AG, Paul Achleitner, señaló que un ‘brexit’ sería “un desastre económico para el Reino Unido”, donde el banco emplea a más de 8.000 personas. Tampoco ayuda el hecho de que es un momento delicado para los banqueros en general; la preocupación por las perspectivas de la economía mundial, sumada a la caída de las materias primas, deprimió la negociación, mientras que las bajas tasas de interés redujeron los ingresos.

Un punto central en la preocupación por el “brexit” es la cuestión de los “derechos de pasaporte”. Conforme a las leyes de la UE, un banco incorporado a un estado miembro puede vender sus productos y servicios en los 28 y así tener acceso a una economía integrada de US$19 billones, con más de 500 millones de habitantes. Es un régimen que permite que hasta los bancos más grandes se las arreglen solo con oficinas satélite en centros como París y Madrid y ni una sola en muchos otros países de la UE y mantengan a la gran mayoría de su personal en Londres.

Al igual que todos los demás aspectos de la relación de la UE con el Reino Unido, después de la votación por el “brexit”, los derechos de pasaporte estarían sujetos a negociación sin garantía de que sigan en vigencia.

“Londres creció como centro financiero de Europa en parte debido al mercado único de la UE, porque somos parte de la acción”, dijo Peter Mandelson, ex ministro laborista y comisario europeo de comercio. Si el Reino Unido se va de la UE, Londres “no acabará como centro financiero, será solo un centro de segundo nivel”, agregó. “La gallina de los huevos de oro quedará herida. La pregunta es cuánto”, se preguntó.

En Bruselas reina una calma nerviosa

Tanto la Comisión Europea (CE), como el Parlamento Europeo (PE) y el Consejo han continuado con sus actividades regulares en los últimos días, aunque se percibe cierta tensión en el ambiente, y una gran incertidumbre, a la espera de conocer la decisión de los británicos.

El portavoz comunitario Margaritis Schinas dijo hoy, en la rueda de prensa diaria de la institución, que su presidente, Jean-Claude Juncker, «está en constante contacto por teléfono con líderes y con los presidentes de las instituciones», en relación con el referendo en Reino Unido. 

Lo que pase en Bruselas después del voto dependerá mucho del resultado obtenido, indicaron a Efe fuentes europeas.

Si finalmente triunfara el «brexit» (la salida de Reino Unido de la UE) se organizarán con toda probabilidad, en los días posteriores, reuniones extraordinarias al más alto nivel para abordar las consecuencias de tamaño golpe al proyecto comunitario.

Juncker reiteró en declaraciones a la prensa que «sería bueno» para los británicos y para la Unión que Reino Unido se quedara en la UE» y advirtió de que no habrá nuevas negociaciones con ese país que, señaló, ya ha obtenido «lo máximo» que podía lograr de la UE.

«No habrá renegociación ni sobre el acuerdo del mes de febrero ni en el contexto de renegociaciones de los Tratados. La salida es la salida», advirtió el político luxemburgués.

Aunque oficialmente no se habla aún de los planes que podrían ponerse en marcha si triunfara el ‘brexit’, en los últimos días se han filtrado detalles sobre las fórmulas que se estudian para acomodar las relaciones entre el Reino Unido y la UE en ese caso.

Fuentes diplomáticas indicaron a Efe que si Londres opta por la continuidad, la UE iniciará inmediatamente la negociación del acuerdo concluido entre Reino Unido y los otros Estados miembros el pasado febrero.

El ‘brexit’, llevaría, sin embargo, a la activación del artículo 50 del Tratado de Lisboa, el que regula la retirada de un Estado miembro para romper los actuales vínculos.

A continuación, añaden, «se iniciaría una segunda negociación sobre la reconstrucción de un nuevo vínculo», que determinará las condiciones de la futura relación entre las partes.

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«Será una negociación difícil», advierten las fuentes, que agregan que se ha de descartar por completo «dar (a otros Estados miembros) la impresión de que es ventajoso salir de la UE».

«Siempre hemos querido que Reino Unido siga en la UE», dicen las fuentes, que añaden que es importante evitar «hacer esa opción atractiva, y dar la sensación de que podemos obtener lo que queremos de la UE, sin la solidaridad».

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