Sin mayor margen de negociación y resignados a su venta, los accionistas del holding Masvida aprobaron la propuesta del grupo norteamericano Nexus, el que se apropia de una cartera de afiliados que mensualmente le reportan a la aseguradora ingresos por más de $32 mil millones. La oferta estaba muy por debajo de la que originalmente lanzó Southern Cross ($60 mil millones) y varios escalones más abajo de la que en los últimos días presentó Carlyle Group (también de EE.UU.), por US$230 millones. Directores disidentes cambiaron a último minuto su votación y el grupo se prepara para afrontar su inminente quiebra, considerando el potencial cobro de sus acreedores. Los nuevos dueños de Masvida tuvieron palabras para la Superintendencia: “Con el tiempo su rol será reconocido y valorado”.
El cuórum parece alto, pero esconde la desazón con que el nuevo directorio de Masvida y sus accionistas terminaron desprendiéndose de la isapre. El 99,4% de los accionistas del holding aprobó la enajenación de la compañía al fondo norteamericano Nexus, cuyos términos hasta ahora son discutidos por el directorio del fallido grupo de médicos.
Es que la cifra del negocio considera un pago en efectivo de solo $8 mil millones, muy por debajo de la oferta que originalmente lanzó Southern Cross ($60 mil millones) y varios escalones más abajo de la que en los últimos días presentó Carlyle Group (también de EE.UU.), por US$230 millones.
La nube que cubre la trastienda de esta negociación es densa. Minutos antes de la junta de accionistas, celebrada a las 15:30 horas de ayer, había tres de los cinco nuevos directores del conglomerado –Francisco Garrido, Jorge Claro y Aliro Bolados– protestando contra los términos de la oferta de Nexus, entendiendo que los $35 mil millones que pagarían los norteamericanos se desprendían de una parte menor en efectivo, pero mayoritariamente de cuentas por cobrar, entre las cuales se consideraban las de empresas relacionadas con el mismo grupo de médicos.
Fuentes que conocieron de este proceso hasta el final, afirmaron que las presiones por aprobar de igual manera la venta fueron importantes, razón que habría incidido en el cambio de opinión del grupo disidente y que dejó a la mesa directiva en condiciones de aprobar la venta de la isapre. En su relato, sostienen que una de las cosas que se tomó en consideración es que la Superintendencia de Salud no extendería el “corralito” de afiliados de Masvida, por lo que el cese de negociaciones con Nexus dejaría a la aseguradora encaminada a su quiebra.
Como sea, ya habiendo reclamado el hecho de que la propuesta de Nexus –que abarca 22 páginas– la recibieron el viernes en la noche, teniendo solo este fin de semana para estudiarla a fondo, el directorio y sus accionistas optaron por cederle su cartera de 500 mil afiliados y beneficiarios al grupo estadounidense, activo que mensualmente le generaba ingresos a la isapre por unos $32 mil millones.
Lo anterior, a pesar de que la intención del directorio era proponer ayer la postergación de la junta por una semana, con tal de tener tiempo para estudiar la oferta de Nexus y conocer el detalle de la presentada por Carlyle Group, sobre la cual lo poco que se sabe es que habría sido de US$32 millones.
Dicha oferta la habría llevado José Antonio Silva, el mismo abogado y experto del mundo financiero que condujo este negocio originalmente hacia Southern Cross.
Nexus se quedó con dicho activo de esta manera: a contar del 1 de mayo, la cartera de afiliados será propiedad de Óptima por un precio único y total de $8 mil millones. Esta responde a una primera etapa que considera adicionalmente el arrendamiento de la marca Masvida a Óptima, así como un nuevo llamado por parte del interventor para que los accionistas aprueben el cambio de razón social.
Luego viene una segunda etapa, que ocurriría a mediados de mayo, en la que Óptima hará dos transferencias por $25 mil millones y $2 mil millones. Este primer pago se desglosa de la siguiente manera: I) $5 mil millones por la adquisición del activo denominado “Cuentas por Cobrar Cotizaciones”; y II) $20 mil millones por la adquisición del activo denominado “Cuentas por Cobrar Masvida”.
Las anteriores no especifican si excluyen las cuentas por cobrar que se tiene con el resto de las empresas relacionadas, incertidumbre que para el holding es aún más profunda, cuando el mismo contrato establece que la obligación de Masvida será pagar sus pasivos con el dinero recaudado.
La propuesta de Nexus obliga a que Masvida se comprometa a utilizar los $8 mil millones recibidos en la primera etapa, más el conjunto de los instrumentos en garantía que se le liberarían con la transacción (alrededor de $54 mil millones) y el producto de la venta de sus inmuebles, exclusivamente para extinguir la totalidad o parte de su deuda, “y no para la extinción de otros pasivos u obligaciones, ni para cualquier otro fin distinto”.
El acuerdo especifica que “solo una vez extinguidas dichas obligaciones, el saldo será de libre disposición para Masvida, pudiendo destinarlo a fines distintos a los antes señalados”. El gran problema es que las deudas del holding superan con creces los $100 mil millones.
Es por eso que se espera que hoy los acreedores vuelvan a tocar la puerta para exigir su capital o, de lo contrario, solicitar su quiebra. Ya ocurrió con Tanner Servicios Financieros, entre otras sociedades, las cuales pudieron alcanzaron un acuerdo preventivo, pero con cargo a los ingresos que produce la isapre gracias a lo que generan sus afiliados.
Dicho activo ya no está en sus manos, razón por la que se espera que el holding –caído a menos por responsabilidades que principalmente se les imputan a Claudio Santander y su pequeño grupo de colaboradores– entre al quirófano y, posteriormente, a la morgue.
Por su parte, Nexus se comprometió a reducir solo hasta el 2% de la plana de trabajadores de la isapre y a mantener los planes mayormente inalterados. Y no escatimó palabras para referirse a una cuestionada Superintendencia de Salud: “Ha ejercido un rol que, con el tiempo, sabrá ser reconocido y valorado, pero una importante lección es que se requiere dotar a la autoridad de mayores facultades de fiscalización y control que las que posee en actualidad”.
A Sebastián Pavlovic, el regulador de Salud, ya se le ha acusado públicamente de un supuesto conflicto de interés con Victoriano Cerda, intermediario del negocio entre Nexus y Masvida, con quien habría tenido una supuesta relación de amistad en el colegio. La autoridad ha señalado que tal conflicto no existe y todas las medidas que tomó tenían como objetivo principal la continuidad operacional de la aseguradora, hoy “Nueva Masvida”.