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Estudiantes de Brasil, Chile y Perú, a la cola en comprensión financiera

Estudiantes de Brasil, Chile y Perú, a la cola en comprensión financiera

De acuerdo a los resultados de la prueba PISA, el 53% de los estudiantes de Brasil, el 38% de Chile y el 48% de Perú «no alcanza el nivel básico» en conocimientos financieros, lejos del promedio de la OCDE, que se sitúa en el 22%.


Los estudiantes de Brasil, Chile y Perú están a la cola en comprensión financiera de entre los 15 países estudiados por la OCDE, de acuerdo al informe PISA dedicado específicamente a este punto y cuyos resultados fueron publicados hoy.

Brasil es el país cuya media es más baja de los 15 estudiados, por detrás de Perú y Chile, según el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que coloca a las cuatro provincias chinas analizadas en cabeza de esta tabla.

El informe asocia la habilidad financiera de los alumnos al deseo de tener un mayor formación académica o a la intención de ahorrar antes que endeudarse.

«PISA 2015 muestra que los estudiantes están lejos de alcanzar un mínimo de conocimiento financiero, incluso en países y economías como Australia, Italia, Holanda, Polonia y Estados Unidos», señaló el secretario general de la OCDE, el mexicano Ángel Gurría.

«Estos estudiantes no pueden ni siquiera entender cómo funciona un presupuesto sencillo o ser consciente de la relación entre lo que cuesta comprar un vehículo y los costes que entraña esa compra», agregó Gurría.

En el informe, realizado con estudiantes de 15 años, participaron la región flamenca de Bélgica, siete regiones canadienses, Holanda, Australia Estados Unidos, Polonia, Italia, España, República Eslovaca y Chile -todos ellos países de la OCDE-, más cuatro provincias chinas, Rusia, Lituania, Perú y Brasil.

Los tres países latinoamericanos registraron una baja competencia financiera, plasmada en varios indicadores.

El 53 % de los estudiantes de Brasil, el 38 % de Chile y el 48 % de Perú «no alcanza el nivel básico» en conocimientos financieros, lejos del promedio de la OCDE, que se sitúa en el 22 %.

Además, solo el 3 % de los estudiantes brasileños y chilenos y el 1 % de los peruanos demostraron «un rendimiento destacado» en competencia financiera que implica saber «analizar productos financieros complejos» y «resolver problemas financieros no rutinarios».

Por sexos, los chicos y las chicas de los tres países latinoamericanos presentan «el mismo nivel promedio de rendimiento en competencia financiera».

El estrato socioeconómico, sin embargo, tiene un peso determinante en el conocimiento financiero, ya que los jóvenes de medios favorecidos obtienen calificaciones más altas que la de los alumnos desfavorecidos.

La diferencia es más atenuada en Brasil (78 puntos), que la de Chile (103) y Perú (117).

De entre los tres países analizados, Brasil ha sido el que ha apostado desde hace más tiempo por la educación financiera formal integrada en los sistemas de enseñanza.

El gigante sudamericano practicó en el periodo 2010-2011 un proyecto piloto en 800 escuelas secundarias de seis estados cuyos alumnos respondieron con un promedio más alto de competencia financiera reflejado en «una mayor tendencia al ahorro» que sus otros pares que no habían estado en el programa experimental.

En Chile, la educación financiera no está incorporada a los planes de estudio y en Perú se empezaron a incorporar temas de economía y educación financiera en el año 2016.

Según el estudio, la destreza en matemáticas y lectura y la transmisión de valores de padres a hijos contribuyen además a una mejor comprensión financiera.

En Chile, por ejemplo, discutir de temas de dinero con los padres está asociado «a un mayor nivel de conocimiento financiero».

El informe concluye que es importante incluir las habilidades financieras en las políticas públicas debido a que los estudiantes menores de edad tendrán que tomar «muy pronto» decisiones que tendrán consecuencias financieras «a largo plazo».

Por ello, sugiere analizar las necesidades de los estudiantes con bajo rendimiento y abordar las desigualdades socioeconómicas de «forma temprana», entre otros aspectos.

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