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Productividad versus tercerización en la minería chilena Opinión

Productividad versus tercerización en la minería chilena

En los procesos de la industria entregados a empresas y personal contratados por períodos acotados de tiempo son escasas las capacitaciones, y los procesos de mejora continua o innovación son casi inexistentes. Cuando se compite fundamentalmente por precio, es complicado desviar energías a actividades cuyos retornos no son tan claros y cuyos plazos duplican o triplican la duración de los contratos.


El proceso de tercerización en la minería chilena es extremo. Hoy, el 65% del empleo minero es entregado por proveedores y contratistas. Estas cifras superan en más del 50% a las presentes en las industrias mineras de los países líderes en el área, como Australia o Canadá.

Para cualquier actor de la industria es evidente que el modelo chileno de tercerización no ha tenido como motor central la búsqueda de empresas y personal experto que realice las tareas de mejor manera que el personal propio, sino “reducir costos” aplicando el mismo modelo a casi cualquier actividad. En los procesos de la industria entregados a empresas y personal contratados por períodos acotados de tiempo son escasas las capacitaciones, y los procesos de mejora continua o innovación son casi inexistentes. Cuando se compite fundamentalmente por precio, es complicado desviar energías a actividades cuyos retornos no son tan claros y cuyos plazos duplican o triplican la duración de los contratos.

Estos antecedentes sugieren que el modelo de tercerización aplicado en la minería chilena podría tener responsabilidad en la baja de productividad que presenta la minería. Los estudios presentados hasta ahora muestran que el 50% de la baja en la productividad de la minería (Productividad en la Gran Minería del Cobre, Comisión Nacional de Productividad, 2017) se debería a decisiones internas, o mejor dicho a cómo se organizan y administran las compañías mineras. La otra mitad se debería a variables geológicas o propias de los yacimientos. Así, al descontar la baja de las leyes y la disminución la recuperación, la caída en la productividad de la gran minería chilena para el período 2001-2014 pasa de -30% a -15% (líneas punteadas en Gráfico 1).

Durante los años de baja sistemática de la productividad en la minería chilena (2001-2014), se produce un aumento importante en la contratación de mano de obra a través de terceros: de las 120 millones de horas hombre tercerizadas el año 2001 se pasa a más de 258 millones en 2014 (línea continua naranja en gráfico 1). En cambio, para los mismos años, la contratación de personal propio pasa de 106 millones de horas hombre a 136 millones (línea continua azul en gráfico 1).

La relación inversa observada entre productividad de la minería y contratación de personal vía empresas contratistas refuerza la hipótesis del efecto negativo que podría tener sobre la productividad de la minería nacional el modelo de tercerización implementado en Chile. Más cuando este ha sido implementada por la totalidad de las compañías mineras que operan en Chile, y representa la mayor innovación implementada en el país en materia de organización del negocio minero durante el período en que cayó la productividad.

Por ser la minería una de las áreas económicas que más ha empujado la productividad nacional a la baja, es de interés nacional profundizar en los efectos causados por la tercerización extrema aplicada en esta industria, que al parecer van más allá de la precarización del empleo.

Iván Mlynarz Puig

Vicepresidente FESUMIN (Federación Sindicatos de Supervisores de la Minería Privada).

Director Sindicato Supervisores Anglo American Chile.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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