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JP Morgan, el banquero y un punto decimal: una batalla legal que deja más preguntas que respuestas

Iván Weissman S
Por : Iván Weissman S Editor El Mostrador Semanal
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Opinión

Hay un dicho en los deportes que dice que «la diferencia entre ganar y perder se mide en centímetros». En este caso, la diferencia entre decencia y vergüenza se mide en un punto decimal.

La historia trata de una batalla legal entre el banco de inversiones norteamericano JP Morgan y un operador de divisas al cual el banco quería reclutar.

Kai Herbert transaba divisas para el banco UBS en Suiza cuando JP Morgan le ofreció un contrato para transferirlo a Johannesburgo, Sudáfrica. La oferta de JP Morgan era por un salario anual de US$ 300,000. Herbert aceptó de palabra, pero cuando el banco le mandó el contrato un error tipográfico mostraba que la oferta era de US$ 3 millones. Herbert lo firmó y cuando el banco se dio cuenta del error intentó rectificarlo. Herbert no aceptó y JP Morgan le rescindió el contrato.

Ahora lo vergonzoso. Herbert decide demandar al banco y forzarlo a que cumpla el contrato que contenía el error. En su demanda original Herbert pedía US$ 3.2 millones, luego bajó la cifra a la mitad y finalmente solicitó poco menos de US$ 1 millón. Una corte en Londres, donde se realizó el juicio, tuvo el sentido común de encontrar la demanda un disparate y dictaminó que JP Morgan no tenía que pagar nada. No solo eso, el tribunal condenó a Herbert a pagar las costas del juicio, es decir alrededor de US$ 125,000 dólares.

La moraleja de este caso es triste. Una persona educada y profesional decide aprovecharse de un error tipográfico, asume que merece los beneficios del error y trata de hacer cumplir un contrato que le pagaría un sueldo 10 veces mayor al que había aceptado de palabra. ¿Dónde está la vergüenza de Kai Herbert? ¿No aprendió nada del desastre que la codicia desmedida causó con la crisis del subprime?

La respuesta es importante, porque si hay una lección que aprender es que un factor trascendental que gatilló la crisis de 2008 fue la codicia desmedida que imperaba en un número considerable de bancos y mesas de dinero, y si estas instituciones no se han reformado, lo más probable es que volvamos a tener que enfrentar una crisis similar más temprano que tarde.

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