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Soledad Teixido: «La RSE aún no es algo que esté integrado a los objetivos estratégicos de la empresa chilena»

Iván Weissman S
Por : Iván Weissman S Editor El Mostrador Semanal
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Es la octava versión del Ranking Nacional de Responsabilidad Social Empresarial PROhumana y esta noche se premiarán a las empresas más destacadas.

Pero, en estricto rigor, es una premiación entre comillas, ya que las conclusiones del estudio muestran que al empresariado chileno le queda mucho por hacer en el área de Responsabilidad Social Empresarial.

El Ranking demuestra que, si bien la RSE ha ido mejorando, aún falta mucho camino por recorrer y muestra de ello es que ninguna empresa ha alcanzado la distinción máxima acreditada por el Sello de Platino que reconoce el máximo nivel de desarrollo integral de RSE.

La Presidenta Ejecutiva de la ONG, Soledad Teixidó, explica que dos tercios de las empresas participantes no cuentan en su directorio con un miembro que se encargue de la RSE, y esto muestra falta de liderazgo. «La RSE no es algo que esté integrado a los objetivos estratégicos de la empresa», explica.

El estudio también devela que respecto a la contribución al desarrollo de políticas públicas, el 60% de las empresas lo hace, pero es una cifra que dista ampliamente de lo que ocurre en los países miembros de la OCDE.

Otro punto a destacar en las conclusiones es que existe una falta de visión de las empresas en cuanto al aporte que pueden realizar para superar la inequidad social de nuestro país.

Teixidó sostiene que tanto el gobierno —este y los anteriores— como el mundo privado, tienen culpa por la falta de progreso en el área de RSE

¿Cómo se compara Chile con los estándares internacionales, más aún ahora que somos miembros de la OCDE?
-Tenemos dos debilidades. Una, que no hay una política a nivel estratégica desde el Gobierno, lo que existe desde las administraciones de la Concertación. Es un tema pendiente que se arrastra desde los gobiernos pasados con una falta de visión sobre este tema. El cambio climático, por ejemplo, casi no estuvo en la agenda de Ricardo Lagos. Apareció un poco en la agenda de Bachelet y en este gobierno ha aparecido un poco más desde el ministerio de Medio Ambiente.

Por otro lado, estamos también bastante atrasados. Si se miran las cifras que arroja y compara la OCDE muchas de las otras estadísticas muestran que estamos muy por debajo del promedio y, sin embargo, es muy preocupante a nivel de Latinoamérica, porque Chile está bastante mejor que los países de la región, que en general está muy atrasada.

Además, en el liderazgo empresarial, de considerar esto como un tema eje, se puede que ver que esto está absolutamente ausente en los líderes nacionales. O sea, aparece en el discurso como una mención, pero sin una profundización del concepto y una de las características es que vamos siendo reactivos tanto para las demandas sociales como para las internacionales.

Es decir, si nos piden que tenemos que certificar un producto empezamos a certificarlo. Quedan muchos temas que observar en otras áreas de la responsabilidad social.

¿Cuáles son las principales conclusiones del estudio que presentarán?
-De las conclusiones más relevantes, hacemos énfasis en los temas positivos. Por ejemplo, podemos observar que en un gran número de las empresas existe una política de responsabilidad social y, aunque parece no tan relevante, nuestro trabajo de años demuestra que costó mucho que esto se expresara en una estrategia de negocios y eso nos parece que es un avance importante.

Sí, estas políticas adolecen de no tener la integralidad y todos los aspectos requeridos para que sea una política bien consistente. Es decir, faltan aún indicadores de medición, fuentes, factores de comunicación tanto internos como externos que son una debilidad muy fuerte todavía que existe.

Es decir, muchas veces se instalan políticas en las empresas y muchas veces los colaboradores no están en antecedentes, porque las estrategias de comunicación no se han llevado a cabo o porque no han sido exitosas.

Entonces, a veces tenemos una especie de diálogo de sordos, porque existen cosas pero el otro no lo sabe.

Por otro lado, creo que en este último año y medio ha empezado a existir una reacción ‘de verdad’, de establecer diálogos con distintos públicos de interés, y cuando digo ‘de verdad’ me refiero a metodologías que permitan un diálogo participativo y que permitan finalmente llegar a resultados que dejen a ambas partes en acuerdo.

El otro punto donde ha habido un adelanto grande y fuerte ha sido en el tema de la huella de Carbono. Es decir, tomar conciencia del impacto ambiental y empezar a medirlo. No ha compensarlo todavía. Son muy pocas la que lo compensan, pero sí empieza a haber conciencia. Hace tres años, cuando pusimos este tema sobre la mesa, el tema no estaba presente en las empresas.

La medición de la huella de Carbono o la huella de agua es una preocupación y ya comienza a haber inversión en este sentido.

Pero, por otro lado ,observamos que hay una debilidad en temas más macro y, si bien se ven acciones puntuales que se relacionan con dar solución a estos temas, no se ve una visión o reflexión sobre lo que significa ser un actor relevante en la sociedad o el rol de una empresa en la construcción de una sociedad con desarrollo humano sustentable.

Aquí uno ve una debilidad en que la empresa se entienda como actor relevante e importante en la construcción de desarrollos de manera conjunta con los distintos actores de la sociedad.

Aquí sí creo que ha faltado una visión por parte del gobierno. Los gobiernos tradicionalmente hacen un llamado para que el mundo privado coopere.

Pero el rol del gobierno moderno, en su calidad de líder, es convocar a las partes a participar, conformar grupos multidisciplinarios, y en este sentido creemos que los gobiernos chilenos han estado ausentes en el sentido de generar procesos profundos, no de un día para otro con miradas cortoplacistas, como sucede. Esta es otra debilidad que tenemos.

¿Cuál es tu visión de las empresas, que gastan millones de pesos quizás en comunicar que hacen un parque, pero que a la vez se demoran meses en pagarle a sus proveedores? Es decir, que invierten fuertes sumas en informar y promocionar sus obras de RSE, pero que no las practican mucho…

-Nuestro ranking es súper exigente y por eso es que las empresas no figuran en los lugares de avanzada. Pienso que en Chile hay una mirada de corto plazo desde todos los lados. Desde el mundo privado, desde los gobiernos, desde las organizaciones sociales y desde los ciudadanos. Todos queremos satisfacer nuestras necesidades de manera rápida y de manera inconsciente. Es decir, hay prácticas irresponsables desde el lado de la empresa y también del nuestro, por lo que el llamado de Prohumana siempre ha sido el de hacerse cargo de estos procesos.

¿Cómo describirías los ocho años desde que empezaron a hacer estas mediciones?

-A nivel nacional, de la gran masa de las empresas y a nivel de los gremios, creo que hemos avanzado poco y me preocupa mucho que los gremios hayan sido absolutamente lentos y conservadores en la aproximación que han tenido en los temas de responsabilidad social. Quiero decir que más bien se han orientado a proyectos de impacto social pero no tienen una visión, por ejemplo, sobre temas ambientales. Recién ahora la CPC ha sacado un planeamiento de algunas sugerencias de un comportamiento ético que deberían tener las empresas. En esto creo que estamos muy por detrás de lo que deberíamos estar como país.

Por otro lado, creo que sí hay un grupo de empresas que han ido avanzando en comprender más integralmente lo que significa gestionarse bajo un paradigma de responsabilidad social, y han ido sofisticando su forma de hacerlo y, por otro lado, creo que algunas empresas ya tienen esto en sus objetivos estratégicos y a nivel de decisiones de directorio, pero son más una excepción que una mayoría.

Hay un grupo de empresas que ha estado tratando de hacer un esfuerzo. Muchas de ellas sí son multinacionales por lo tanto tienen delineamientos que vienen de sus países de origen especialmente los de países desarrollados. Eso se empieza a implementar en nuestro país en términos de generar una práctica de responsabilidad social más integrada y tal vez ahí yo haría una salvedad. O diferencia.

Creo que en estos últimos años, especialmente en estos cuatro últimos años, hemos avanzado en comprender que la responsabilidad social es una articulación de diferentes variables que permiten gestionar a la empresa de manera sustentable.

Con esto quiero decir que se ha empezado a comprender que no es una reacción a temas medioambientales o al diálogo con la comunidad, porque hay que responder a demandas de la comunidad o porque tenemos que responder en un tema de gobiernos corporativos porque algo ha ocurrido.

Es porque las empresas están gestionándose cada día más desde una mirada de objetivos estratégicos en torno a la sustentabilidad triple, pero si hablamos a nivel nacional yo diría que estamos súper débiles.

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