La crisis ataca al corazón de la eurozona y el FMI suena la alarma
Las cosas se complican para Europa. La zona euro lleva tiempo fragmentada por los mercados entre los países a los que los inversores les confían su dinero casi gratis (como Alemania) y aquellos malditos a los que se les piden intereses comparativamente prohibitivos (como España o Italia). Pero este martes el Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó de que esta persistente crisis se propaga al corazón de la zona euro, lo que supone un peligro adicional, ya que, si los motores de crecimiento se gripan, ¿quién moverá la maquinaria? El FMI puso números al temor: dio un severo tijeretazo a las previsiones de crecimiento de Alemania, Francia y Holanda y calculó una contracción global del 0,3 % para la eurozona.
El Fondo alerta de que, aunque la situación de los mercados se ha relajado, la actividad económica permanece débil y la crisis que afectaba a los países periféricos se ha extendido también al núcleo duro. La incapacidad de Europa para solventar la crisis y que la política monetaria expansionista de su banco central cale en la economía real es uno de los temas que se mascan en la asamblea de primavera del FMI.
El organismo que dirige Christine Lagarde ha rebajado en tres décimas la previsión de crecimiento germana para 2013 (del 0,9 % de otoño, al 0,6 %, que ya había anticipado en enero). Y ha pasado a Francia de un avance del 0,4% a una contracción del 0,1 % en seis meses. El pronóstico refleja “la combinación entre los esfuerzos presupuestarios para la consolidación fiscal, con el mal comportamiento de las exportaciones y la baja confianza”. Entre las grandes economías europeas la peor parada es España, con una caída del producto interior bruto (PIB) del 1,6 %. Italia, con un retroceso del 1,5 %, la sigue de cerca y en su caso se añade una gran preocupación por la situación política.
“Esto lleva a preguntarse sobre la capacidad del centro de la eurozona para ayudar a la periferia si lo necesita y cuando lo necesite”, alerta el economista jefe del Fondo, Olivier Blanchard. El organismo advierte del peligro de estancamiento, del riesgo de que vuelva la inestabilidad en los mercados por problemas en el proceso de rescate de Chipre o de la amenaza de que la fragmentación de los mercados crediticios se mantenga por mucho tiempo.
La eterna discusión entre los que propugnan la austeridad como único credo y los que defienden una actitud más laxa para los países con desequilibrios presupuestarios sigue viva. El FMI defiende que países como EE UU o Reino Unido, con margen de maniobra, deben “flexibilizar” sus ajustes, en lugar de aplicar recortes automáticos, como en el caso de EE UU, lo que ha lastrado su economía y ha restado fuerza a una de las locomotoras mundiales. La situación no es fácil para España. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, pidió este martes que se apliquen “de forma contundente” las reglas que endurecen las sanciones contra los países con déficits excesivos por considerar que se trata de una prueba para la “credibilidad” de la eurozona.
En su informe de Perspectivas Económicas Mundiales, el FMI certifica una economía global de tres velocidades. “Los mercados emergentes siguen fuertes, pero en las economías desarrolladas parece haber una creciente brecha entre EE UU y la zona euro”. Tras los emergentes y EE UU, Europa figura en el tercer vagón, junto a Japón. El programa de compra de bonos aprobado por el BCE en otoño ha reducido los riesgos para los Diecisiete, “pero no es suficiente aún”, alerta el Fondo.
Un mundo a tres velocidades
En global, el FMI pronostica un crecimiento en 2013 del 3,3%, dos décimas inferior al estimado en enero. Los países emergentes (como China o Brasil) avanzarán un 5,3 % en 2013 y un 5,7 % en 2014. El PIB de EE UU aumentará un 1,9 % en 2013 y un 3 % en 2014, lo que supone una comparación odiosa con el decrecimiento del 0,3 % de la eurozona y el avance del 1,1 % para 2014.
El Fondo ha llamado la atención a Japón, que acaba de aprobar una ola de liquidez sin parangón en la historia reciente. La previsión de crecimiento para este año ha pasado del 1,2 % al 1,6 % y ha elevado también la previsión para 2014, pero el FMI exige un plan de consolidación fiscal a medio plazo para evitar los riesgos.
Blanchard alabó los estímulos al crecimiento que han llevado a cabo los grandes bancos centrales. Consideró que “en general, la política económica es adecuada” y el riesgo de burbuja “no es un problema muy grande, puede controlarse con más supervisión, aunque hay que estar alerta”.