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Las arremetidas del BCI y Falabella confirman que estamos ante la segunda gran ola de inversiones chilenas en el exterior


La década de los 90 marcó el debut de los inversionistas chilenos en el extranjero, como es el caso de la reconocida avalancha que se dejó caer en Argentina y, en menor medida, en Perú.

Muchos aterrizaron con la actitud de ser los jaguares de Sudamérica y fueron mordidos por una realidad que fue de más a menos y que tiene a los que se quedaron, en el caso de Argentina, aguantando sin chistar,  a la espera de mejores tiempos con paciencia y humildad.

En Perú la fuerte presencia chilena en financieras y AFP fue desapareciendo y abriendo paso al comercio.

Durante los años 2000, las empresas locales se consolidaron o fueron adquiridas por multinacionales. Se hablaba de la reconquista española que tomó posiciones en la banca, la basura, el agua y las concesionarias de autopistas.

Y es en la década actual cuando se produce la segunda gran ola.

El pasado viernes 24 el BCI anunció la compra del City National Bank of Florida, filial del banco español Bankia, con sede en Miami, por el que compitió con los bancos do Brasil, Popular, TD Bank y Sabadell y ganó con una oferta de US$ 883 millones. Es la mayor inversión chilena en Estados Unidos.

Un valor que el mercado local consideró alto a juzgar por la caída de casi un 5 % en el precio de sus acciones esa jornada, la peor en la bolsa en 20 meses. Para el banco de los hermanos Yarur los beneficios de la operación están en el tamaño de Miami con un PIB similar al de Chile, su crecimiento demográfico —11 % entre 2000 y 2010—, gran flujo de comercio entre Miami y América Latina, atractivos márgenes financieros (3,6 % para los bancos basados en Miami versus 3,2 % en Chile) y un 65 % de población latina.

Este lunes 27 Falabella hizo lo propio con la cadena de mejoramiento para el hogar Dicico, la mayor de Sao Pablo y la sexta de Brasil, sumando un quinto mercado y cumpliendo el anuncio de mirar nuevas oportunidades de inversiones que hizo Sandro Solari al asumir en noviembre como gerente general corporativo de Falabella.

Pagará US$ 188,6 millones por el 50,1 % de la compañía, la segunda en número de tiendas después de Chile en el segmento de homecenter con 57 locales y ventas por US$ 385,2 millones. La noticia del ingreso al mayor mercado de la región fue aplaudida por el mercado: la acción de Falabella tuvo el mejor desempeño del IPSA.

“Las razones de la expansión internacional se explican por la liquidez y el acceso a crédito internacional muy barato, debido a que Chile tiene una categoría de inversión AA-. El mercado doméstico, además, está medio agotado y las empresas están buscando crecer más y han ido a buscar su crecimiento afuera”, sostiene Manuel Bengolea, gerente general de Octogone.

Colombia es la nueva Argentina de los 90. El año pasado fue el principal destino de la inversión chilena con US$ 5.315 millones según la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon), seguido por Brasil (US$ 916 millones) y Estados Unidos (US$ 552 millones).

“Colombia ha ido solucionando sus problemas con la droga, tiene 46 millones habitantes, buen poder adquisitivo y es un mercado que está recién abriéndose a la competencia”, precisa Bengolea.

En abril Ripley abrió su primera tienda en Bucaramanga, la ciudad de las flores en Colombia, a las que sumará otras tres este año de una cartera de 20 en una década.

Álvaro Saieh selló dos compras en ese país el año pasado: las del banco Santander por US$ 1.225 millones y el Helm, por US$1.278 millones, cuya fusión deja a Corpbanca Colombia como la quinta institución del mercado con presencia en todos los segmentos de empresas y de personas.

El otro chileno que arremetió fue Horst Paulmann, quien dicen que concretó la compra de Carrefour en Colombia en dos semanas pagando US$ 2.630 millones. Una cifra considerada muy alta por el mercado para una cadena con márgenes inferiores a los de su competidora Éxito —6 % versus 8 % a 9 %— que hizo necesario un nuevo aumento de capital y emisión de deuda, lo que botó la acción en 10 % las dos jornadas siguientes y desplomó el bono en dólares ante el temor que las agencias de rating lo rebajaran a nivel “basura”.
 
Brasil es el otro mercado al que las chilenas apuntan. El más grande e históricamente el más complejo de la región, ya tiene a la familia Matte, la más conservadora del mundo de los negocios, con un proyecto tan relevante que le permitirá duplicar su tamaño. Dueña de una planta de celulosa en Guaiba, en el extremo sur de Brasil desde 2009, por la que pagó US$1.430 millones, que produce un quinto de su producción de celulosa, prevé construir una segunda línea y con ello doblar su tamaño. Esa decisión involucra la mayor inversión de su historia: US$ 2.000 millones.

CMPC posee 730 mil hectáreas aptas para plantaciones de eucaliptus destinadas a alimentar la planta brasileña. El año pasado compró 100 mil hectáreas en US$ 303 millones en Río Grande do Sul.

Paulmann hizo su primera apuesta a Brasil en 2007 y es actualmente el cuarto supermercadista de Brasil con sus cadenasGbarbosa, Prezunic, Perini y Bretas. Lo mismo Sonda, que debutó el mismo año, y ha comprado una empresa tras otra: Prockwork, Telsinc, Softeam, Kaizen, Pars y Elucid.

Concha y Toro y Arauco miran al norte

Mientras, Celulosa Arauco tomó el año pasado el control de la canadiense Flakeboard, con cinco plantas en ese Estados Unidos y dos Canadá, tras pagar US$ 242,5 millones. La compañía de la familia Angelini, que posee otra planta en Carolina del Norte, se convirtió en la mayor productora de paneles de América y tercera a nivel mundial en términos de volumen.

Concha y Toro también entró al mercado estadounidense con la compra de la Viña Fetzer en California (US$ 238 millones) en 2011.

Más cerca, en Perú, Entel cerró en abril la adquisición de Nextel, la tercera del mercado, en US$400 millones.
 

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