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Opinión: Factura y factoring electrónico, aprovechemos nuestras ventajas y demos el gran salto


Mario Fernández, CEO de Signature South Consulting

Tuve la oportunidad de ser uno de los expositores del último Chile Digital. Pese a referirme a un tema de una aparente alta especificidad como la facturación electrónica y algunas alternativas de plataforma de relaciones electrónicas negocio-a-negocio, con base en el intercambio de facturas electrónicas, hubo una alta asistencia y varias preguntas que revelan el interés que despierta el tema. No es para menos, pues se trata de un tema de alto impacto para las Pymes chilenas.

Por otro lado, hace pocas semanas, la Cámara de Diputados aprobó y despachó al Senado, el proyecto de ley sobre factura electrónica, iniciativa en la que hay coincidencia, constituye “un gran avance en la modernización del Estado”, pues exigirá a los contribuyentes agentes retenedores de IVA, el uso de sistemas tecnológicos y factura electrónica en reemplazo de la emisión de documentos físicos.

A pesar de esto, se escuchan voces de disenso en algunos sectores, a través de cartas enviadas a medios de comunicación. En una se señalaba que el sistema resultará oneroso para las Pymes, entre otras cosas, porque el SII obligará al usuario a comprar hardware y software de determinadas características y marcas especiales. Que también hay que comprar los servicios de firma electrónica a un particular.

Con varios años dedicado al tema de la facturación electrónica en Chile y la región, puedo decir que en nuestro país, las posibilidades de subirse al carro de la modernidad son tremendamente ventajosas, existiendo herramientas gratuitas en algunos casos; y en otros, de muy bajo costo. A cambio, las posibilidades de crecimiento para las Pymes son gigantescas.

De partida, con este sistema se agilizan los procesos, al contar con un software que permite procesar operaciones masivas, y no tramitar las facturas una a una. Sobre la eficiencia, agilidad y ganancias en horas/hombre que otorga el sistema se ha escrito bastante, y ya lo están experimentando más de 60 mil empresas que facturan electrónicamente —sobre el 80% son Pymes.

Otro beneficio de alto impacto es que las empresas que facturan electrónicamente son más atractivas para las entidades financieras. Las facturas electrónicas son 100 % rastreables y cuentan con mecanismos para comprobar su autenticidad y validez tributaria, comercial y financiera. Lo anterior se traduce en que las entidades financieras expresan estas ventajas en más ágiles y competitivas condiciones de financiamiento, sobre todo a través del e-Factoring o anticipo de sus cuentas por cobrar.

La pyme que usa factoring electrónico basta que a través de una aplicación cargue sus documentos y los envíe electrónicamente al Factor; si los documentos tienen problemas el sistema avisa inmediatamente; en cambio, si lo hacen en forma manual deben incurrir en gastos de envío (Motoboy, por ejemplo), riesgos de extravío, problemas de entrega, demoras, etcétera.

Las pymes no ocupan mucho el factoring electrónico, porque tampoco se les ofrece mucho. En ese sentido, hay que avanzar, y las entidades financieras tienen una tarea. Chile es líder a nivel latinoamericano en el desarrollo del factoring y es el primero que cuenta con un modelo operativo de factoring electrónico reforzado por una ley de factura con mérito ejecutivo, alcanzando un mayor crecimiento que el de Perú, Colombia y Argentina. Es el momento de aprovechar aquello y dar el gran salto.

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