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Bono Marzo: la derecha se repliega a la espera de que le caiga el invierno a la Nueva Mayoría


Replegarse parece ser la orden del día para los parlamentarios de la Oposición. Esa es la única estrategia realista que les queda, ya que la Nueva Mayoría cuenta con los votos para aprobar casi cualquier proyecto de ley que ponga en sala. Esto es casi igual como cuando José Stalin vio que no era capaz de enfrentar a las fuerzas alemanas y optó por hacer retroceder sus tropas en busca de recomponer la disciplina y a la espera de que el crudo invierno ruso mermara al ejército de Adolfo Hitler.

La aprobación, ayer, del proyecto ley de "Aporte Familiar Permanente de Marzo" o – como se le conoce popularmente– Bono Marzo, en el Senado, sólo ratificó lo visto durante la tramitación en la Cámara de Diputados sobre cómo vendría la mano.

La iniciativa fue ingresada el miércoles 12 al Congreso y anunciada en la pauta que se lee al inicio de la sesión plenaria de la Cámara de Diputados. A las seis de la tarde la Comisión de Hacienda tuvo oportunidad de "discutirla" y no se introdujo ningún cambio. El diagnóstico estaba claro para los diputados de derecha, no había mucho que hacer, y se limitaron a solicitar que fueran citados algunos economistas, principalmente de la Nueva Mayoría, para conocer su opinión sobre el tema. Los especialistas comenzaron a ser invitados a eso de las ocho de la noche (Andrés Velasco, Oscar Landerretche y otros 4 o 5 más), con el objeto de que se presentaran al otro día a las nueve de la mañana. Ninguno llegó y el proyecto fue votado a favor por unanimidad en la Comisión de Hacienda esa mañana y en la Cámara de Diputados esa tarde.

Si en la Cámara de Diputados el proyecto demoró 24 horas, en el Senado batió todos los récords de velocidad. La Comisión de Hacienda lo "debatió" en la mañana y en la tarde fue aprobado con 32 votos a favor y ninguno en contra en la Cámara Alta.

La tónica fue la misma tanto para senadores como diputados de derecha. No hubo discursos ideológicos pro-crecimiento ni oposición por oposición. Nada que se prestara para que la Nueva Mayoría les echara en cara su falta de compromiso social.

La idea es entregar propuestas prácticas y, a través de ellas, "dar un debate con profundo contenido ideológico", centrado en la justicia y en las oportunidades más que en la igualdad. Parte de eso ya se vio en la sesión de los diputados. Puesto que el gobierno no incluyó a la clase media, ellos pidieron que se la incorporara. Así lo hizo ver el diputado UDI, Ernesto Silva, en su exposición, donde indicó que les inquietaba que el gobierno de Bachelet quisiera educación gratis para los ricos, pero no aceptara "ampliar este bono a la clase media. Nuestro gobierno incorporó a la clase media en 2013", recordó. Lo mismo hizo ayer el senador Juan Antonio Coloma: “Queremos dejar en claro que este es un bono importante, equivalente a lo que se hizo en los gobiernos anteriores (US$ 300 millones al año), pero que ahora no llega a la clase emergente, así se lo presentamos también al gobierno”.

El otro eje del debate de la derecha, y que se vio con más claridad en la sesión del Senado que en la de los diputados, fue la "preocupación" por una política social donde se entra con una lógica asistencialista, la cual "no genera mecanismos de abrir oportunidades. Hubiera preferido un programa como Chile Solidario, o el salario ético familiar o políticas de capacitación", señaló Coloma. En tanto que el senador de Renovación Nacional Francisco Chahuán hizo hincapié en que la única medida para paliar la pobreza es el empleo.

En este primer round, la derecha decidió elegir sus batallas y no va a fijar posición antes de conocer las reformas. El senador Andrés Allamand, en entrevista con El Mercurio, así lo dejó ver también. El convencimiento que hay detrás es que la derecha se transformará en un actor relevante si muestra unidad y propone alternativas. "Vamos a hablar todo el rato. En las comisiones, en la sala, en los medios, incluso en los no tradicionales", aseveran.

Reforma Tributaria ad portas

Ya con el Bono Marzo aprobado por ambas instancias parlamentarias, la discusión se enfoca ahora a la Reforma Tributaria que el ministro Alberto Arenas ha informado entrará al Congreso el 31 de marzo. A la derecha, a esta altura, le parece irrelevante el rol de los empresarios y ha optado por el camino propio.

Si bien la oposición está atenta a los primeros corcoveos desde el oficialismo, tiene conciencia de que no habrá una negociación mayor y que se cumplirá con la formalidad de dar los plazos suficientes para que los parlamentarios no se sientan pasados a llevar en su rol de legisladores.

El presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, Juan Pablo Lorenzini, acerca de la negociación en torno a la reforma impositiva, señaló a El Mostrador lo siguiente: "Vamos a coordinar cómo se va a ir, cómo tengo los tiempos, si tengo que hacer más sesiones o no, dentro de los parámetros lógicos de conversación entre parlamentarios. Pero instrucciones… Esa palabra para mí no existe."

El mismo diputado se mostró dispuesto a tener aprobado el proyecto en mayo, pero eso "va a significar hacer sesiones extras en distintos horarios, lo que implica un esfuerzo de los diputados de la comisión de Hacienda por avanzar. Pero para lo que no estoy disponible es que luego se demore 6 meses en el Senado. Yo lo que he pedido es que se acote, y si aquí nos están pidiendo dentro de mayo, entonces que en el Senado también esté a fines de julio". Agregó que el mundo empresarial necesita tener claridad a mediados de año, a más tardar en agosto, porque la reforma entrará en vigencia en 2015.

Asumida la Reforma Tributaria, la polémica se centra en torno a los ejes de ésta. La eliminación del Fondo de Utilidades Tributarias (FUT) parece estar internalizada desde el momento en que Arenas comunicó el menú de medidas. Aunque la derecha apuesta a que, en el camino, la Nueva Mayoría se va a encontrar con dificultades operativas para enterrar este concepto, que es mucho más complejo que la suma de tres palabras. Hay expertos tributarios que han estimado que alrededor de un 65% de la Ley de la Renta guarda relación con el FUT.

El otro punto relevante de la reforma se liga a la necesidad de subir los impuestos a las empresas de 20 a 25%. La idea no les gusta, pero, si se va a hacer, "se podría, entre otras cosas, apuntar a que esos mayores recursos sean redistribuidos a los trabajadores y no administrados por el Estado", propone Ernesto Silva.

No hay que ser muy inteligente para darse cuenta de que perderán esta discusión, pero de tanto machacar guardan la esperanza de que el mensaje que quede es que la derecha está por dar más oportunidades de elección a las personas.

Uno de los temas que la oposición ve difícil que pase en el Congreso es la disminución de la tasa marginal del Global Complementario desde 40% a 35%. No es la primera vez que se enarbola esta idea y siempre ha muerto en las manos de los parlamentarios. Refiriéndose a este punto, Lorenzini dijo que "varios parlamentarios hemos dicho que no nos gusta mucho, salvo que compensemos. En este caso, yo he planteado subir el primer tramo de $550 mil a $750 mil. Andrés Zaldívar planteaba hacer una rebaja –aunque sea menor– en los sueldos intermedios. Conceptualmente puede aceptarse (una disminución de 40% a 35%), pero sólo eso a mí no me parece".

En tanto, hay acuerdo entre parlamentarios de ambos bandos de que es el momento de hacer algo con respecto a los precios de los combustibles y seguramente será una bandera parlamentaria que el gobierno tendrá que sopesar en su momento.

De todo eso se debieron haber dado cuenta el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, y la ministra de Desarrollo Social, Fernanda Villagra, quienes estuvieron presentes en las sesiones de los legisladores. Cosa que fue vista como una señal más de que –al menos– en lo formal el equipo económico le da la importancia que merece al Congreso.

*Claudia Rivas contribuyó a este reportaje.

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