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Comienza el Mundial Brasil 2014 con Dilma Rousseff apostando a que los resultados compensarán los millonarios costos


Hoy parte el Mundial Brasil 2014 con los ojos del mundo puestos en Sao Paulo, donde Brasil y Croacia serán los protagonistas del partido inaugural.

Es un Mundial que comienza con algunos estadios sin terminar, obras incompletas y bajo la sombra de nuevas acusaciones de corrupción contra la FIFA.

A eso se suma el descontento social con lo que se gastó en la organización, cuando Brasil aún tiene graves problemas de pobreza, falta de servicios y corrupción.

Esta semana, la presidenta Dilma Rousseff rechazó las críticas por el gasto en la Copa Mundial, diciendo que los preparativos para el campeonato de fútbol mejorarán la infraestructura de Brasil y estimularán la economía. Dijo que Brasil está preparado para ser sede de la cita mundialera.

“El resultado y la celebración final valen el esfuerzo”, dijo en un discurso televisado al país tres días antes del primer partido. “Brasil venció obstáculos y está preparado para la Copa, dentro y fuera del campo”.

Las obras destinadas a alojar a los turistas para los partidos significarán un aumento que casi duplica la capacidad de los aeropuertos y un sistema más moderno de transporte público. Rousseff desestimó las informaciones de que Brasil no estará listo para los juegos y descartó el riesgo de un fallo eléctrico diciendo que los simpatizantes pueden disfrutar de los partidos a salvo en cualquiera de las 12 ciudades que son sede de los partidos.

Las encuestas de opinión muestran que Rousseff pierde apoyo antes de las elecciones presidenciales de octubre, en tanto los votantes se vuelven cada vez más escépticos respecto de los beneficios de organizar el torneo. Más de 1 millón de brasileños protestaron en las calles el año pasado contra cuestiones como las prioridades en el gasto público y los servicios públicos deficientes durante la Copa Confederaciones, un ejercicio de preparación para la Copa Mundial.

Desvía dinero

Alrededor de 60 por ciento de los brasileños se opone a la organización de la Copa Mundial porque desvía dinero de los servicios públicos, según un sondeo de Pew Research publicado el 3 de junio. La encuesta, realizada del 10 al 30 de abril y que abarcó a 1.300 personas, tiene un margen de error de más o menos 3,8 puntos porcentuales.

Brasil invirtió alrededor de 8.000 millones de reales (US$ 3.600 millones) en construir y remodelar estadios para los juegos, casi cuatro veces el monto que dijo al organismo que rige el fútbol que costarían los campos de juego en la documentación para la organización en 2007. El financiamiento se llevó a cabo mediante una combinación de bancos nacionales, así como también gobiernos estatales locales y recursos privados, dijo ayer la presidenta.

Rousseff minimizó las preocupaciones centradas en que el gobierno está eludiendo su obligación de invertir en servicios sociales, diciendo que desde 2010 hasta 2013 gastó 212 veces más en salud y educación que en estadios. Agregó que los campos de juego beneficiarán a Brasil cuando termine el campeonato, sirviendo como sedes de usos múltiples para eventos deportivos, espectáculos y, en algunos casos, áreas comerciales.

“La Copa no es sólo gasto sino que también representa beneficios al país”, dijo Rousseff, que es economista de formación. “Inyecta miles de millones de reales en la economía. Crea empleos”.

Casi cuatro años de inflación por encima de la meta y el crecimiento económico más bajo durante una presidencia desde Fernando Collor, que renunció en 1992 en medio de un escándalo de corrupción, han tenido un costo para las perspectivas electorales de Rousseff.

El apoyo electoral a Rousseff cayó desde 37 por ciento en mayo hasta 34 por ciento en junio, según una encuesta de Datafolha que la enfrentó a otros posibles candidatos. La encuesta de los días 3-5 de junio, publicada en el sitio de Folha de Sao Paulo en Internet, tiene un margen de error de 2 puntos porcentuales.

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