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Opinión: El Ingreso Nacional y su Distribución – ¿Se reduce la desigualdad con el crecimiento económico?


En este informe se intenta responder las siguientes preguntas: ¿se reduce la desigualdad con el crecimiento económico?, ¿depende esta relación del nivel de desarrollo económico del país?, ¿hay una relación no-lineal entre distribución y crecimiento, en que la desigualdad primero aumenta y luego se reduce con el crecimiento?, ¿cuál es el canal principal a través del cual el crecimiento reduce la desigualdad? Como se puede observar, estas son preguntas muy importantes por sí mismas pero, además, particularmente relevantes en el contexto de la discusión que existe en el país sobre el tema. Para intentar responderlas, el estudio se concentra en una gran base de datos de países avanzados y en desarrollo para el período 1960 – 2007.

Las conclusiones más relevantes que se derivan del análisis econométrico son las siguientes: En primer lugar, el crecimiento económico reduce la desigualdad. Un incremento de 1% en el PIB per cápita reduce el Gini en 0,08 puntos porcentuales. Por ejemplo, en el caso de Malasia, si su ingreso per cápita se duplica, se esperaría que el Gini baje de 0,46 a 0,38. Adicionalmente, el estudio encuentra que el crecimiento impulsa la participación relativa en el ingreso del quintil más bajo y la clase media, reduciéndose, al mismo tiempo, la participación del quintil más alto. Aumentos en el ingreso también se traduce en reducciones significativas en la brecha de pobreza y el número de pobres. Estos resultados indican que los pobres y la clase media se benefician relativamente más que los ricos del crecimiento y son robustos, es decir, se mantienen aún bajo distintas técnicas de estimación, diferentes períodos y a fuentes alternativas de información.

Adicionalmente, el estudio no encuentra fundamento empírico para la Curva de Kuznets, es decir, para aquella relación que plantea que la desigualdad primero aumenta y luego disminuye con el crecimiento. La evidencia que muestra una relación inversa entre crecimiento y desigualdad se mantiene para países en distintas etapas de desarrollo y en diferentes regiones. Con todo, se encuentra que el efecto sobre la desigualdad generado por el crecimiento es menos fuerte en América Latina y Asia. Por último, el estudio confirma la importancia de la educación para reducir la desigualdad, lo que sugiere que es el canal fundamental para generar el efecto del crecimiento sobre ésta. En contraste, el tamaño del sector público y el desarrollo financiero contribuyen poco a explicar la reducción en la desigualdad.

En teoría, son varios los canales a través de los cuales el crecimiento puede reducir la desigualdad. Uno de ellos es a través del cambio tecnológico y el cambio estructural. En la medida que el crecimiento es impulsado por el cambio tecnológico, dependiendo de si es intensivo en habilidades o no, la desigualdad puede aumentar o reducirse con el crecimiento. La globalización también puede aumentar la desigualdad si favorece el off-shoring y hace que la demanda de trabajo sea más intensiva en conocimientos o habilidades. Adicionalmente, el comercio internacional puede fomentar la desigualdad si reduce el empleo o los ingresos de los trabajadores poco calificados.

Así, las políticas educacionales, especialmente aquellas que se concentran en la equidad, pueden estar entre los instrumentos más potentes para reducir las desigualdades en el futuro, toda vez que les permitirán a las futuras generaciones enfrentar de mejor manera los cambios tecnológicos y ambientales que afectan directamente los niveles de productividad. Un tema que no fue explorado en este estudio, pero que puede tener relevancia en explicar el proceso crecimiento – igualdad, es el de la política fiscal en sus aspectos redistributivos a través de los impuestos y el gasto. Mejor acceso a la salud, mayores niveles de empleo y redes de seguridad social más eficientes, especialmente en países en desarrollo, pueden tener un impacto relevante en reducir la desigualdad en un contexto de crecimiento.

Alejandro Fernández Beroš

*Este análisis fue publicado originalmente en el Informe de septiembre de la consultora Gemines.

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