Las guerras de monedas han vuelto, aunque esta vez el objetivo es robar inflación, no crecimiento.
El ministro de Hacienda de Brasil Guido Mantega popularizó el término “guerra de monedas” en 2010 para calificar a las políticas que en aquel momento empleaban los principales bancos centrales para aumentar la competitividad de sus economías por medio de monedas más débiles. Ahora, muchos ven en un tipo de cambio más bajo una manera de evitar la agobiante deflación.
El débil aumento de los precios está ahogando a las economías de la región euro a Israel y Japón. Ocho de las diez monedas con las mayores caídas pronosticadas hasta fin de 2015 pertenecen a países que están en deflación o siguen políticas que debilitan su tipo de cambio, muestran los datos que reunió Bloomberg.
“Esta política de empobrecer al vecino no tiene que ver con reequilibrar ni con el crecimiento”, dijo en entrevista el 17 de octubre David Bloom, responsable mundial de estrategia monetaria de HSBC Holdings Plc de Londres, que opera en 74 países y territorios. “Esto tiene que ver con la deflación, con exportar los problemas deflacionarios propios a otros”.
Bloom lo expresa en estos términos porque, cuando una jurisdicción debilita su tipo de cambio, el de otro se fortalece, lo que hace que los bienes importados sean más baratos. La deflación es tanto una consecuencia como un factor contribuyente a la desaceleración económica mundial que está llevando a la región euro más cerca de la recesión y reduciendo la demanda de exportaciones de países como China y Nueva Zelanda.
Las mayores caídas
El gobernador del Banco de Japón Haruhiko Kuroda dijo el mes pasado que vería con agrado un tipo de cambio más bajo para poder cumplir con su meta de inflación y podría extender el programa de estímulo sin precedentes del país para lograrlo. Al igual que su par japonés, el presidente del Banco Central Europeo Mario Draghi reconoció la necesidad de un euro más débil para evitar la deflación y hacer que las exportaciones sean más competitivas, aunque negó apuntar al tipo de cambio específicamente.
Después del peso argentino, que se desplomó luego de una suspensión de pagos de la deuda y una devaluación, el yen tendrá la baja más grande entre las principales monedas para fines de 2015, de acuerdo con la mediana de pronósticos de estrategas que reunió Bloomberg. Se pronostica una caída de 6,1 por ciento, que se sumaría a una baja de 5,3 por ciento desde junio. Se prevé que el euro estará entre las diez monedas con mayores bajas, en tanto los estrategas prevén una caída de 5,6 por ciento.
La inflación anual del bloque de 18 naciones, que se ubicó en 0,3 por ciento en septiembre, sigue siendo una fracción de la meta del BCE de poco menos de 2 por ciento. El crecimiento del producto interno bruto se congeló en el segundo trimestre, mientras que Alemania, la mayor economía de Europa, rebajó su pronóstico de expansión este mes de 1,8 por ciento a 1,2 por ciento.