Posterior a la caída de Lehman hemos visto un empoderamiento de los cotizantes en la administración de sus fondos previsionales. Los traspasos recurrentes, masivos y bipolares entre fondos reflejan lo anterior, también exacerbados por recomendaciones de asesores privados. Hace ya tiempo levanté este hecho estilizado y sus consecuencias en los mercados de activos, particularmente por sus implicancias en instrumentos de renta fija local. Con rezago, la reciente normativa de la SAFP entrega mayores grados de libertad a las administradoras de manera de mitigar los impactos financieros.
Existe una arista adicional que debemos consignar ¿Qué implicancia tiene el traspaso bipolar de cotizantes en la tenencia de acciones chilenas por parte de la AFPs? En principio, es posible detectar un sesgo adicional hacia la tenencia de activos externos por sobre activos locales. Este aspecto va por un carril distinto a la diversificación hacia inversiones en el exterior que tienen las AFPs, y está más relacionado al apetito por acciones locales condicional a la mayor liquidez que exige un ambiente agresivo de traspasos. La liquidez de los activos administrados se torna más importante en un ambiente de mayores traspasos de fondos, y las acciones chilenas se comparan desfavorablemente en ese aspecto respecto a los instrumentos de renta variable extranjeros.
Consecuentemente, se presenta un sesgo negativo hacia la participación de renta variable chilena dentro del portafolio total administrado. Los flujos compradores de acciones chilenas por parte de las AFPs continuarán, dado el crecimiento vegetativo de los fondos, pero muy probablemente veremos una menor participación de acciones chilenas dentro del portafolio total respecto al escenario contrafactual de menor polaridad y frecuencia de traspasos. Muy esquemáticamente, si antes en promedio se mantenía un 10 % de los fondos administrados totales en acciones chilenas, muy probablemente este porcentaje disminuirá.
Aquí se levanta un elemento adicional que debe ser considerado por el regulador a la hora de evaluar los costos y beneficios de la bipolaridad y proactividad de los cotizantes —y sus asesores— en los traspasos de fondos. Asimismo, debe ser considerado también por las empresas ávidas de capital, y que han apelado a la recurrente suscripción de las AFPs. El apetito de las administradoras por acciones chilenas tiene vientos menos favorables que los históricos al considerar los mayores requerimientos de liquidez que hoy se imponen sobre el sistema.
Muy preliminarmente, considerando los montos máximos de traspasos observados, el crecimiento vegetativo de los fondos y la demanda por mayor liquidez, mi estimación apunta a que muy probablemente las acciones chilenas tienen una menor demanda estructural de entre US$ 3.000 a US$ 4.000 millones (entre 1% y 1,5% del PIB).