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Las incertidumbres que aún rodean a la Reforma Tributaria


El primer punto a resolver por la reforma tributaria es su externalidad. La incertidumbre creada por esta iniciativa desde el primer día de su anuncio y más aún cuando se conocieron los detalles, ha impactado las expectativas de la economía nacional.

Frente a un escenario externo que tiende a consolidarse a paso cansino pero constante, el nuestro está en caída libre, los principales indicadores partiendo por la inversión, base para cualquier proyección económica, el desempleo comienza a aumentar, le sigue el consumo y la confianza de los consumidores. Esta es la manifestación máxima de que el ruido generado por la reforma sí se traslada a la economía real, y el 0.8% del Imacec de junio así lo confirma.

Dejemos claro que esta es una mala reforma y las negociaciones forzadas por la derecha lo que han permitido es contar con un proyecto menos malo que el original. Dicho lo anterior, el principal objetivo hoy día es parar la incertidumbre en esta materia, entregar normas claras para que los agentes económicos sepan a qué atenerse y de qué manera es posible continuar realizando sus actividades.

Esto pasa por definir un cronograma con los parlamentarios para saber si los diputados estarán dispuestos a respaldar el protocolo de acuerdo negociado entre el gobierno, los senadores y expertos, asumiendo una tramitación expedita de las diversas indicaciones que se requieren para ello.

En términos concretos, el principal punto a despejar es lo que se entenderá por reinversión de utilidades, las cuales se pueden separar entre inversiones productivas, ligadas a la actividad principal de la empresa; y aquellas pasivas o inversiones financieras.

Por otra parte, a contrapelo de lo que se debiera hacer, esta reforma establece un sistema impositivo mucho más complejo que el original. Se está perdiendo la oportunidad de simplificar la estructura tributaria del país, evitando dejar espacio para las interpretaciones que tanto ruido generan y donde los únicos beneficiados son los tributaristas. Esto se debe a la posible existencia de dos sistemas a los cuales se pueda optar, lo que sumado a esta nueva lógica de ser parcialmente integrado tiende a la confusión.

Si originalmente se intentó eliminar gran parte de los regímenes especiales en materia tributaria, hoy contaremos con un especial tratamiento para varias actividades. Sin embargo, hay un reconocimiento a las Pymes y esto se ve reflejado en la ampliación prácticamente al doble en su nivel de ventas para ser catalogada como tal y acogerse a tales normas.

Esperamos, por el beneficio de nuestro país, que el acuerdo se alcance pronto, con los mayores consensos posibles y dejemos atrás la incertidumbre que se ha generado en las reglas del juego, para que así podamos volver a mover las industrias y retomar la senda de la creación de empleos para la clase media.

Aldo Cassinelli Capurro
Subdirector Instituto Libertad

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