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El silencio de Cieplan


No hablan nunca, explican economistas amigos. No participan en seminarios como expositores, tienen escasas apariciones públicas, no intentan ser fuentes de opinión, sin embargo, en Cieplan está parte del semillero de los economistas del tronco histórico de la Concertación. La otra fuente es la escuela de Economía y Negocios de la Universidad de Chile.

En los días en que en el gobierno argumentan que la actual Reforma Tributaria no tendrá efecto sobre el crecimiento tal como no lo tuvo la que llevó a cabo Alejandro Foxley en 1990 con el objetivo de disminuir la pobreza, no hay forma de sacarles palabra sobre lo que opinan de la actual iniciativa.

La única vez que el ex ministro de Hacienda ha tocado el tema, fue con motivo de la inauguración de la sede de la Universidad Católica de Valparaíso, donde un periodista de La Segunda grabó el discurso y después lo abordó cuando caminaba hacia su auto. Allí le explicó: “No quiero comentar la coyuntura. Simplemente, como visión hacia adelante, quiero reivindicar la política de los acuerdos, la necesidad de tomar en cuenta a todas las personas que hay que tomar en cuenta para que se sientan parte de la solución”.

Pese a que José Pablo Arellano, ex director de Presupuesto y ex ministro de Educación, fue uno de los coordinadores de la propuesta de Reforma Tributaria que sacó Cieplan en conjunto con el CEP en 2012, hasta hoy tampoco ha dicho nada en público. Pero si se mira ese documento se puede deducir que a Arellano no le debe gustar mucho la actual reforma, en parte porque junto con Vittorio Corbo rechazó la propuesta de Claudio Agostini de gravar las utilidades retenidas de las empresas, “para no arriesgar un debilitamiento del estímulo al ahorro”.

Igual de silencioso se ha mantenido René Cortázar, quien fue ministro del Trabajo y es director de varias empresas, entre ellas ILC (controlador de AFP Habitat).

En tanto que Manuel Marfán, que fue ministro de Hacienda y consejero del Banco Central, dio una entrevista a El Mercurio en enero de este año –cuando veía la posibilidad de continuar por un nuevo período en el instituto emisor–, donde señaló que si bien el FUT se ha prestado a abusos, “hay una parte que uno puede enmendar sin necesidad de eliminar el FUT, porque (…) corresponde a financiamiento de las empresas y constituye ahorro de las empresas (…), pero es una discusión amistosa, porque tampoco estoy en contra de una reforma tributaria a fondo”.

La cautela es total. Tanto así que cuando la bancada de diputados y senadores demócrata cristiana les pidió que analizaran la Reforma Tributaria, ni Cortázar ni Arellano habrían dejado minuta escrita de sus planteamientos.

Parece que la decisión es tratar de pasar “piola”, mientras se mueven los hilos en los pasillos del poder.

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