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Banca concreta resguardos ante proyecto que rebaja Máxima Convencional


Desde principios de este año que la Tasa Máxima Convencional (TMC) ha entrado en una curva de descenso para llegar a niveles de 53,85% en septiembre pasado desde los 57,21% registrados en febrero para operaciones inferiores o iguales a UF200 en moneda nacional a 90 días o más, es decir, principalmente para créditos de consumo hasta unos $4.620.000. ¿Qué explica esta caída en el interés máximo? Una mezcla de factores, entre las que está la limpieza de cartera de la banca. Veamos primero la explicación de mercado. Según el analista senior de CorpReseach, Vicente Meschi, «las expectativas de inflación han estado a la baja. A esto se le suma que pronto se espera una rebaja de la Tasa de Política Monetaria del Banco Central. Cuando las tasas del sistema van a la baja, la TMC las toma como input». El senior director de Fitch Ratings, Eduardo Santibáñez, explica que «las tasas cortas muestran ciertos signos de bajas en el último tiempo y eso ha hecho que muchas entidades se fondeen corto y así tienen la posibilidad de ofrecer tasas más bajas».

Pero en la banca adicionan algunos factores. Se sostiene que la disminución de este interés se da en medio de un ambiente de mayores regulaciones. Es así como reconocen una restricción al crédito para los segmentos más riesgosos como respuesta a los efectos que tendrá el proyecto de ley que busca rebajar la TMC. En la industria han advertido que trabajan con costos reales y, que intereses más bajos simplemente dificultarán la viabilidad del negocio, sobre todo para las divisiones de consumo que apuntan a rentas más bajas. Y es que a mayor riesgo, requieren aplicar un mayor interés.

Si bien las advertencias de la banca frente a la inciativa parlamentaria fueron las de una eventual desbancazarización, al interior de la industria afirman que esto ya es algo concreto, pese a que el proyecto aún no sale del Congreso. Lo ratifica Santibáñez, quien afirma que «hay una adaptación de la industria en las tasas cobradas de manera que no les pegue tan fuerte cuando venga el ajuste por tasa máxima». El analista agrega que «en donde habrá más ajuste es en los créditos menores a UF200 (…) Mi sensación es que gran parte del segmento riesgoso ya salió de la banca, ya hizo el ajuste cuando se pensaba que el proyecto de TMC iba a salir rápido». Con todo, desde la Superintendencia de Bancos señalan que no se observan disminuciones en el número de deudores -sino que un aumento en los distintos tipos de carteras-, así como tampoco se observan grandes variaciones respecto de los montos. «Por lo anterior, no parece adecuado hablar de un fenómeno de desbancarización», argumenta el regulador.

En tanto, en la Asociación de Bancos están atentos al resultado final del proyecto de TMC. Afirman que están a la espera de «conocer el texto acordado la semana pasada por la comisión mixta del Congreso, sobre el Proyecto de Ley que modifica el cálculo de la TMC».

PROYECTOS PROCONSUMIDOR
En la industria esgrimen que las últimas regulaciones proconsumidor impulsadas por las autoridades han impactado finalmente en los sectores más riesgosos. De hecho, la Ley Dicom fue un remezón para los oferentes de crédito no sólo porque se borraron de los registros a los morosos con deudas hasta $2,5 millones, sino que además porque fue una medida mal entendida: en vez de un «borronazo», se pensó que se trataba de un «perdonazo», provocando cambios en los comportamientos de pago de las personas. Lo anterior provocó un aumento en los índices de morosidad de la industria.

Todos estos factores finalmente repercutieron en las estrategias de negocios de los bancos, que previendo los impactos de las nuevas regulaciones decidieron disminuir su participación en el negocio de las divisiones de consumo. Santander -con Banefe- y Banco de Chile -con CrediChile- siguieron este camino. Mientras el primero reconvirtió sucursales Banefe a banco y para rentas altas, el segundo cerró 8 sucursales durante este año. Sin embargo, a nivel de industria se podrían llegar a 100 cierres.

Con este nuevo enfoque, la banca siguió los pasos del retail. Esta última industria comenzó con cambios en su negocio tras el caso La Polar. Luego de ver cómo se empinaban los niveles de morosidad de sus créditos -desde 7,3% en diciembre de 2011 a 8,1% en diciembre de 2012-, comenzaron con el llamado «descreme», para ajustarse así a los cambios en la regulación y las perspectivas de una desaceleración económica. Así, privilegiaron mantener niveles de riesgo más bajos con clientes con mejores comportamientos de pago. De hecho, los últimos estados financieros enviados a la Superintendencia de Valores por los principales retailers de la industria (Cencosud, Falabella, Ripley, Hites, ABCDin y Walmart) reflejan que las carteras- repactadas y no repactadas- evidencian una tendencia a la baja, tanto en número de clientes como en montos involucrados.

EFECTOS EN LAS PYMES
No sólo el segmento de personas de alto riesgo se está viendo impactado por las políticas más restrictivas de los bancos. Las pymes y microempresas también son parte de este fenómeno. En la banca afirman que para este tipo de empresas el acceso al crédito está siendo considerablemente díficil. Y en el gremio lo saben. El director de Conapyme, Juan Araya, afirma que esto «es una mala señal». Eso nos afecta directamente. Hay socios que llevan 20 años como clientes de un banco, nunca han tenido ningún problema, pero los tratan como riesgosos. Eso no es justo». Araya espera tener una conversación con el gobierno respecto de este problema, con la CPC e incluso esperan plantearlo a las candidatas a la presidencia.

Y Araya es enfático en descartar cambios en los comportamientos de pago de estas empresas y, ante las restricciones que las afectan, no descarta que estén obteniendo créditos a través del retail o vías informales «para seguir viviendo».

FINANCIAMIENTO ALTERNATIVO
Es así como en este escenario en que la banca y el retail han decidido limpiar sus carteras, las fuentes alternativas de financiamiento están al alza entre los hogares. Una tendencia que refleja la última Encuesta Financiera de Hogares relizada por el Banco Central para el período 2011-2012, que envidencia un aumento en el porcentaje de hogares que opta por otras vías para obtener capital. Si en 2007 el 5,9% de los hogares tenían deudas de consumo en otros tipos de oferentes de créditos que no fueran bancarios ni retailers, la cifra se elevó a 10,3% en la última encuesta. Así, préstamos de parientes o amigos, prestamistas, fiados y otras vías se convierten en una opción creciente.

Entre los actores que han decidido aprovechar con fuerza esta restricción del crédito destacan las empresas que compran y venden oro, por ejemplo, en forma de joyas. En el caso de Goldex -firma de origen colombiano- ya cuentan con más de 100 sucursales, mientras que Orocash ya alcanza las 19. Y a través del pacto de retroventa, este tipo de firmas logra competir legalmente frente al monopolio estatal de la Dirección General de Crédito Prendario (Dicrep), popularmente conocida como Tía Rica. Sólo durante 2012, esta entidad entregó $29.666 millones en créditos sociales, lo que representó un incrementó de 17% si se compara con 2011. En cambio, si se compara a todo lo entregado durante 2009, el crecimiento es explosivo llegando al 81%. Y así como aumentaron los montos entregados, también lo hicieron los nuevos usuarios o «sobrinos», los que sumaron 202 mil personas, 4.590 más que en 2011.

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