Opinión: “Mi arquero favorito”
Claudio Bravo terminó siendo campeón con el Barcelona y recibiendo el premio Zamora. Sin embargo, para Aldo Schiappacasse ni todos esos méritos del capitán de la Roja inclinan la balanza a su favor a la hora de encontrar al portero favorito de este periodista…
No es Claudio Bravo ni Sergio Livingstone ni Roberto Rojas. El meta que acapara las preferencias estilísticas de Schiappacasse tiene apellido alemán y… no existe.
Así lo revela el periodista en su habitual columna semanal en la Revista El Ágora (www.elagora.net). Obviamente se trata de un juego, en el cual -una vez más- atrapa la realidad futbolera mediante una red literaria. Nunca mejor empleada la palabra red, tratándose de arqueros, aunque el sujeto en cuestión es un obrero envuelto en una maraña existencialista, cuya angustia y desarraigo son los mismos que padecen millones de europeos a comienzos de los ’70:
“A propósito de Claudio Bravo y el título del Barcelona, el eventual triplete (N. de la R: Aldo se refiere a que el Barca además puede obtener la Champions y la Copa del Rey) y la polémica en torno de si el capitán de la Roja fue más que el Sapo y el Cóndor, debo decir que mi arquero favorito se llama Bloch. Así nomás, Bloch.
“Bloch es, en rigor, un ex arquero que un día cualquiera llega a la fábrica donde oficia como obrero e interpreta que está despedido, porque el único que lo saluda al pasar por el casino es el capataz. Todos sus compañeros bajan la mirada. A partir de ese momento comienza el tránsito por la ciudad, que lo llevará a vivir diversas situaciones tan tristes como irremediables, hasta llegar a un final igualmente insólito.
“Bloch es el protagonista de una novela titulada ‘El miedo del portero ante el tiro penal’ (Die Angst des Tormanns beim Elfmeter, 1970), del austríaco Peter Handke, uno de los autores esenciales de la literatura en idioma alemán. Se considera esta novela como pieza clave de la redención artística de los germanos tras la guerra, pero yo prefiero verla desde otra perspectiva, más utilitaria, por cierto: es una de las primeras obras altamente intelectuales que no teme convertir a un futbolista en el protagónico de la trama.
“El verdadero éxito del texto llegaría, sin embargo, en 1972, cuando Win Wenders lo transforma en película con un guión del mismo Handke, quien le hace adaptaciones a la historia. El eje, por ejemplo, ya no es la fábrica, pues Bloch, ahora, es derechamente un arquero en actividad que se desconcentra en mitad de un partido, divaga sobre el juego y termina siendo expulsado para iniciar, ahí, su periplo hacia el desvarío.
“Es la primera gran obra de Wenders, un cineasta fundamental en la historia moderna por películas como ‘El amigo americano’, ‘París
Texas’, ‘Tan lejos, tan cerca’ y, sobre todo, ‘Las alas del deseo’, una de las cintas teutonas más hermosas, poéticas y cautivantes, que contó también con el guión de Peter Handke, un autor tan atormentado como su obra.
“Su madre se suicidó tras la publicación de la novela que analizamos; sus dos hermanos habían muerto en la guerra, y la familia había escapado sin papeles desde Alemania Oriental para radicarse en Austria.
“Pero que quede claro: pocas veces antes de ‘El miedo del portero ante el tiro penal’, la literatura y el cine intelectual europeo se habían animado con la figura futbolística en la ficción. Y eso, en su mérito, lo convierte en mi arquero favorito”.