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Lectoescritura: prioridad en la reactivación de los aprendizajes Opinión

Lectoescritura: prioridad en la reactivación de los aprendizajes

Marcela Gajardo
Por : Marcela Gajardo Socióloga de la educación. Cofundadora y exdirectora del PREAL actualmente es coordinadora del Área de Investigación Educación y Desarrollo, FLACSO-Chile
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La evidencia muestra que logran mejores resultados quienes aprenden a escribir en contextos educativos donde el encuentro con la exploración de textos escritos se constituye en una estrategia central antes, durante y después que niños y niñas escriban convencionalmente.


Las deficiencias en el dominio de la lectura y escritura desde edades tempranas no solo se traducen en bajo rendimiento académico en la trayectoria escolar, repitencia e incluso deserción del sistema educativo, sino que también se vuelven un factor de discriminación y de marginación sociocultural y limitan las oportunidades laborales y la productividad de la fuerza de trabajo. Por esta razón, numerosos esfuerzos de mejora en la educación están focalizándose en asegurar la lectoescritura para todos los niños, a través de distintas estrategias: formación docente, desarrollo curricular, elaboración de materiales, mentorías, entre otros. Existen ejemplos que, pese a sus diferencias, comparten algunos rasgos comunes, como operar sobre la base de consorcios e incorporar la asesoría externa de docentes experimentados como actores estratégicos para lograr sus propósitos.

Para focalizar los apoyos realizados en el ámbito educativo, algunos gobiernos y agencias de cooperación internacional han formulado estrategias para desarrollar y fortalecer habilidades lectoras desde los primeros años de escolaridad. Una de ellas fue la campaña de Lectura, Escritura y Matemática en Chile (Chile. Campaña de lectura, escritura y Matemática. Estrategia LEM, www.preal.online). Un programa de formación docente y desarrollo curricular cuyo propósito general fue mejorar los aprendizajes instrumentales y de base de los alumnos en las áreas de Lenguaje y Matemática desde el último año de la Educación Parvularia (5 años de edad), hasta el cuarto año de la Educación Básica (9 años de edad) en escuelas que atienden poblaciones vulnerables y de bajos rendimientos. Para mejorar las habilidades lectoras, el programa de educación contempló apoyos a tres líneas: mejorar la enseñanza de la lectura, mejorar los sistemas de educación primaria, e impulsar un mayor compromiso público y de la comunidad con la educación.

Otras experiencias en este dominio de la enseñanza (www.incide.site) giran alrededor de la formación y el apoyo que se presta a los maestros y maestras ocupados en el proceso de enseñanza y aprendizaje de la lectura y la escritura desde la etapa inicial de formación hasta cumplir con los años de educación obligatoria. Las ideas centrales se resumen en planteamientos como los siguientes:

Resultan más exitosas aquellas experiencias basadas en consorcios y estructuras que permiten aprovechar las fortalezas de cada institución para llevar adelante las actividades y, a la vez, facilitar su apropiación en cada una de las situaciones pedagógicas.

Han tenido mejores resultados aquellas estrategias que se insertan en una política pública y se organizan en torno a módulos integrados estructurados a partir de competencias docentes específicas. Estos módulos, sugieren comenzar con una entrega de carácter presencial, cuyos temas sean profundizados, analizados y reforzados por medio de círculos de innovación, el acompañamiento, la capacitación a distancia y el estudio independiente.

Han logrado mejores desempeños aquellos proyectos que desarrollan propuestas pedagógicas innovadoras, en respuesta a los desafíos que se enfrenta en contextos de vulnerabilidad y exclusión social, así como alumnos(as) con altos índices de repetición, ausentismo y bajos rendimientos en los resultados del aprendizaje.

La evidencia muestra que logran mejores resultados quienes aprenden a escribir en contextos educativos donde el encuentro con la exploración de textos escritos se constituye en una estrategia central antes, durante y después que niños y niñas escriban convencionalmente.

Por último, las propuestas recomiendan apoyar la práctica docente para la enseñanza de la lectoescritura con estrategias educativas recomendadas por la neurociencia cognitiva, que han mostrado tener buenos resultados. Esto es, retomar estas estrategias para enriquecer el currículo educativo, poniendo a disposición guías como referencia para seleccionar las mejores opciones de trabajo pedagógico en aulas. El aprendizaje de la lectura y escritura es un proceso integral, por lo que se debe promover un ambiente de aprendizaje articulado y bien estructurado, que considere todos los componentes que permitan aprendizajes efectivos. A este fin debieran servir todas las políticas y programas de mejoría de la calidad de la educación y la enseñanza.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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