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Diego Vela: “Espero que Chile Vamos esté por generar acuerdos y no amenazas”

Diego Vela: “Espero que Chile Vamos esté por generar acuerdos y no amenazas”

“Esperaría que la derecha no tenga un doble estándar al respecto, (…) y reconozcan que ellos se han manifestado en varias ocasiones, han marchado con pañuelos celestes, han llamado a “la presión social” apoyando a los camioneros”. señaló el presidente de RD, Diego Vela.


El presidente de Revolución Democrática, Diego Vela, abordó la polémica causada por las declaraciones del senador PC, Daniel Núñez, donde el llamado a la “presión social” ha sido foco de fuertes críticas por parte de la oposición. Si bien aclara que -a su juicio- no es rol del gobierno hacer este tipo de convocatorias, es importante defender que “la expresión ciudadana es algo totalmente legítimo en democracia”. Por lo que llama a Chile Vamos a dejar de lado “el doble estándar”, y afirma que existe “un déficit transversal en los partidos políticos de falta de capilaridad social”

El timonel de RD también se refirió al actual proceso de unificación del Frente Amplio, espacio en el que asumió un cargo provisorio en la Primera Secretaría Directiva, a la espera de que finalicen procesos administrativos en el Servel para finalmente inscribirse en el registro de partidos políticos.

-¿Cuál es tu lectura del revuelo que se ha generado tras el llamado a la “presión social” por parte del senador Núñez, los fuertes emplazamientos por parte de la oposición y la distancia que tomó el gobierno con sus declaraciones?

-Yo comparto la visión del gobierno en que no es su rol el estar llamando a la presión social o algo similar, en ese sentido tengo un matiz, una posición diferente a la que planteó el senador Núñez. Pero sí creo que es relevante entender la acción ciudadana como un elemento fundamental de la democracia. Nosotros, durante este gobierno, hemos tenido la tramitación de distintos proyectos de ley, como por ejemplo, el alza histórica del salario mínimo o la reducción de la jornada laboral de las 40 horas, donde vimos una derecha totalmente obtusa a avanzar en estas dimensiones. Pero finalmente con los trabajos que se hicieron junto a los gremios empresariales y los gremios sindicales, los representantes del mundo de las trabajadoras y los trabajadores, como la ANEF, como la CUT, se logró llegar a un acuerdo que permitió el alza histórica de los 500 mil pesos en el salario mínimo. Y donde también, por ejemplo, actorías sociales que se pueden expresar de distintas maneras, en las reuniones con los parlamentarios, también organizando movilizaciones pacíficas, son espacios que son parte de la dimensión democrática.

He sido muy claro también en que esto tiene que ser en conjunto con seguir trabajando entre oposición y oficialismo para llegar a puntos de acuerdo. Pero yo lo que esperaría es que la derecha no tenga un doble estándar al respecto. Y no solamente busque colaborar en esos puentes de diálogo, sino también reconozcan que ellos se han manifestado en varias ocasiones, han marchado con pañuelos celestes, han llamado a “la presión social” apoyando a los camioneros en 2020, o los correos masivos de la ex ministra de Educación, Marcela Cubillos.

En el fondo, entender que la expresión ciudadana es algo totalmente legítimo en democracia. Y segundo, entender que esto no es una discusión netamente entre políticos. Acá lo que estamos planteando es cómo la política puede responder de mejor manera y más rápido a las urgencias que tienen los chilenos. En el sentido de que las personas hagan valer su urgencia de que, por ejemplo, suban las pensiones hoy día y no en 75 años más, como lo está planteando parte de la derecha. Es decir, cómo el sistema político tiene la capacidad institucional de canalizar esas urgencias, y dar una respuesta efectiva y rápida frente a temas que ya llevamos discutiendo más de 10 años.

-¿Desde Chile Vamos han señalado que el Partido Comunista y el Frente Amplio representan una amenaza, esto tensiona aún más las cosas?

-Yo espero que Chile Vamos esté por generar acuerdos y no buscar amenazas frente a cómo se entienden las distintas visiones que tenemos sobre ciertas materias de política pública. Yo creo que dentro de una democracia, el que la ciudadanía se pueda expresar, es una dimensión que todos, transversalmente en nuestro espectro político, deberíamos valorar, y no entrar en la lógica de que estos derechos civiles básicos, que se han conquistado justamente en democracia, representen una amenaza.

-El movimiento estudiantil fue gravitante para las reformas educacionales como la gratuidad, el movimiento feminista fue gravitante para la ley de aborto en tres causales. ¿Falta movilización social hoy día para poder ser gravitante también en cómo finalmente decantan los proyectos de ley que están en curso?

-Más que la movilización social, creo que lo que falta es que nuestras instituciones políticas estén más vinculadas con las actorías sociales y con las preocupaciones que tienen las chilenas y los chilenos. Ahí nosotros hemos sido súper críticos como proyecto político, de lo que fue la desmovilización de actorías sociales en los 90, donde, por ejemplo, las personas en las zonas de sacrificio se veían afectadas negativamente por una política pública. La lógica era suprimir el problema, más que construir puentes y ver cómo se puede solucionar y atender justamente las problemáticas que se están generando en ese sentido. Hay que reconocer que hay actorías sociales y desde el gobierno, pero también desde el parlamento, tener esa capacidad de generar espacios de vínculo y de canalizar institucionalmente esas preocupaciones.

Venimos saliendo de dos procesos constitucionales que fracasaron en lograr canalizar institucionalmente todo el malestar que se presentó el 2019 y que se ha arrastrado hace mucho tiempo. Yo lo que espero es que tengamos la capacidad de generar aprendizajes en el sistema político, de que la política genere respuestas concretas para las personas. Y en ese sentido, creo que esa vinculación social es la que permite que no sigamos postergando 10 años más el subir las pensiones hoy día, por ejemplo.

-Hay críticas que apuntan a que el gobierno y los partidos oficialistas perdieron esa vinculación con las actorías y los movimientos sociales ¿Hacen una autocrítica respecto?

-En primer lugar, yo creo que hay un déficit transversal en los partidos políticos de falta de capilaridad social y de democracia interna, para justamente ser partidos con una mayor representatividad social y estar más vinculados a los espacios territoriales.

Nosotros desde el Frente Amplio tenemos una vocación popular de generar un partido político que tenga esa capacidad de apertura y capilaridad, de estar presente en los distintos territorios con un profundo convencimiento democrático y donde, obviamente, las organizaciones sociales y la sociedad civil organizada son actorías que para nosotros han sido fundantes en nuestro proyecto. Por eso siempre hemos buscado construir y articular con movimientos medioambientales, con el movimiento feminista, con organizaciones de trabajadoras y trabajadores, con el mundo estudiantil, porque entendemos que son expresiones vivas de las problemáticas y de las búsquedas de incidencia también en transformaciones más profundas en el país.

-¿Pero falta avanzar más? ¿Más allá de que sea un objetivo, un desafío o algo medular para el proyecto, en términos prácticos en estos dos años ha existido una carencia al respecto?

-Al menos lo que hemos buscado es avanzar respecto a lo que existía antes, un buen ejemplo son las reformas que hemos sacado adelante donde para su tramitación fue fundamental el trabajo con el mundo sindical, pero también con el mundo empresarial. El salario mínimo o la reducción de la jornada laboral a 40 horas no hubiesen sido posible sin la participación del mundo sindical. O la misma ley papito corazón, o también incluso la ley TEA, no hubiesen sido posibles si organizaciones de la sociedad civil no hubiesen participado del debate legislativo y hecho acciones al respecto. La ley Tea es un muy buen ejemplo, cuando vimos a las personas cuidadoras concentradas en distintos espacios diciendo que era relevante tomarle el peso a una política pública que era urgente, que estaba siendo postergada por el país. Eso cambia finalmente la percepción de quienes tienen que tomar las decisiones y poner las urgencias donde corresponde.

-Pasando al tema de la unificación del Frente Amplio ¿Cómo se inserta el FA en este ciclo electoral que viene y cuáles son las etapas que quedan por delante luego de elegir su dirección provisoria?

-El año pasado comenzamos un espacio de debate y de diálogo a nivel nacional, donde participó la militancia, pero también personas independientes que son parte elemental del proyecto Frente Amplio. Eso finalizó en enero con una propuesta de principios, donde Revolución Democrática y Convergencia Social toman la definición de ratificar la decisión de avanzar hacia el partido Frente Amplio. Ese plebiscito lo tuvimos a principios de marzo y tuvo un amplio apoyo, más del 80% de las dos orgánicas estuvo a favor de avanzar en esto, en tiempos de fragmentación en la política.

Ahora lo que viene es la inscripción de la escritura, donde se registra una directiva provisoria, un tribunal supremo provisorio y los estatutos del partido, que fue un proceso de discusión durante el último tiempo. Ahí vienen alrededor de 45 días hábiles de procesos administrativos con el Servel y una vez que se finalice eso, se inscribe el partido Frente Amplio en el registro de partidos políticos.Ahí nosotros tenemos que convocar a elecciones de una directiva nacional, de un tribunal supremo, de las directivas regionales, también a nivel de los frentes de trabajo que tenemos dentro del partido, lo cual debería ser a finales de junio más o menos. Y eso nos va a permitir poder enfrentar ya como partido Frente Amplio las elecciones municipales y de gobiernos regionales.

-¿Cuáles son las definiciones del partido Frente Amplio en términos identitarios y diferenciadores con el resto de los partidos de izquierda, como los que integran Socialismo Democrático por ejemplo?

-Dentro de nuestros principios tenemos el principio de democracia, en el entendido de buscar democratizar el poder en Chile, lo cual implica mayor participación de las personas en la toma de decisiones, pero también el buscar democratizar más la economía, entendiendo que finalmente el poder económico tiene mucha relevancia en las posibilidades de ejercer libertades de las personas, como también en la incidencia en otras dimensiones políticas o públicas. Dos, con un ideal y una visión de justicia social, es decir, de buscar que todas las personas en Chile puedan tener iguales condiciones para poder ejercer sus libertades, y que finalmente el tamaño del bolsillo de una persona no sea determinante en el acceso a su salud, a la educación, a poder tener trayectorias de vida a partir de lo que ellos quieren. Y eso creo que es un principio que es distintivo respecto, sobre todo, a la derecha, en cómo se entiende la libertad.

Después, el principio feminista, donde nosotros lo entendemos no como un anexo, sino justamente como algo universal y fundante del proyecto político, donde se tiene que ver reflejado en la búsqueda de políticas públicas, pero también en cómo se ejerce la democracia interna dentro del partido. Y por otro lado, también una visión ecológica, en el entender que necesitamos un nuevo modelo de desarrollo articulado y vinculado como parte fundante del ecologismo.

Y respondiendo más específicamente a tu pregunta, creo que una dimensión que a veces nos diferencia es nuestra profunda vocación democrática, lo que va acompañado de una convicción del respeto irrestricto de los derechos humanos en Chile y en el mundo. El presidente Gabriel Boric ha sido un muy buen reflejo de eso, condenando desde las violaciones del estallido social, pero también las que ocurren en Nicaragua, no hemos tenido ni una ambigüedad en relevar justamente los problemas que han existido con las violaciones a los derechos humanos.

Por otro lado, también entender que nosotros no compartimos que el mercado sea una solución efectiva para dar respuesta a las preocupaciones que tienen las personas en derechos sociales. Tenemos que asegurar una educación, una salud pública de calidad y que no tenga relación con el dinero que tiene la persona, entendiendo que son derechos básicos. Somos muy críticos justamente de las lógicas de endeudamiento para solucionar los problemas sociales, y un ejemplo súper claro de eso es lo que fue el CAE, que ha significado una carga fiscal de 8,1 billones de pesos. Es una política irresponsable desde el aspecto fiscal, pero que ha generado una mochila de deudas que nosotros creemos que no corresponde que las familias en Chile las viva.

-Pasando al tema de las elecciones municipales, en el último tiempo el alcalde Tomás Vodanovic se ha perfilado como una figura fuerte para la reelección, pero también como figura presidencial para el sector. ¿Es el tipo de liderazgos que hoy día necesita el Frente Amplio para enfrentar el ciclo electoral que se viene por delante?

-El liderazgo de Tomás ha mostrado que a través de hechos que en el fondo el hacer una buena política puede cambiar la vida de los chilenos. Lo que hemos visto en el caso de Maipú, es que Tomás ha no tenido ninguna ambigüedad en combatir la corrupción que se vivía en el municipio, donde se gastaban recursos en peluches en vez de en inversión pública para, por ejemplo, recuperar la sanitaria de agua potable que tenía inundada las calles en Maipú. También entendiendo la seguridad como una dimensión prioritaria de nuestro proyecto político, donde las personas necesitan contar con seguridad para poder ejercer sus libertades.

En ese sentido, el liderazgo que él ha ejercido es con una capacidad de gestión que permite materializar esa visión política por una mejor calidad de vida para las vecinas y los vecinos de Maipú.

-¿Hacen falta ese tipo de liderazgos para perfilar al Frente Amplio como un partido competitivo en estas elecciones?

-Yo veo que en los gobiernos locales, no solo en el caso de Maipú, se está logrando generar ese trabajo. Estoy convencido que el trabajo concreto en los gobiernos locales, pero que también se da a nivel del ejecutivo, con políticas públicas concretas, como fue la ley papito corazón, Copago Cero, o como ha sido el alza del salario mínimo, que son políticas súper relevantes, podemos mejorar la calidad de vida de los chilenos. Eso yo creo que es algo que tenemos que potenciar desde el Frente Amplio.

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