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Moisés Naím y Kast: “Este giro hacia la derecha es más volátil, menos programático y más emocional” PAÍS Crédito: Cedida

Moisés Naím y Kast: “Este giro hacia la derecha es más volátil, menos programático y más emocional”

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El analista venezolano además hizo un balance del gobierno de Boric, al señalar que “deja algunos avances sociales visibles como la reducción de la jornada laboral o ciertos programas de apoyo social, pero sus grandes apuestas, la nueva Constitución y la Reforma Tributaria, no prosperaron”.


El analista venezolano Moisés Naím analizó el favoritismo del candidato opositor José Antonio Kast para la segunda vuelta presidencial del 14 de diciembre, y realizó un balance del gobierno del Presidente Gabriel Boric.

En una entrevista con el diario El Mercurio sobre la próxima elección presidencial chilena, expresó que “el buen desempeño de Kast ocurre en un clima latinoamericano más receptivo a candidaturas de derecha, sostenido por el aumento del temor a la delincuencia, el desencanto económico y la pérdida de confianza en las élites políticas y empresariales”.

Sin embargo, a su juicio en Chile ese fenómeno adquiere matices propios.

“El desgaste del ciclo Boric-Frente Amplio, marcado por el bajo crecimiento, la sensación de desorden, conflictos dentro de la coalición y problemas de probabilidad, ha tenido un peso decisivo. A eso se suma el fracaso del proceso constituyente, que dejó una mezcla de frustración y fatiga institucional”, expresó.

Y señaló que el voto obligatorio “también cambia los incentivos”, con “sectores menos ideológicos, más sensibles a la seguridad y a la situación económica recuperan centralidad. Por eso Kast se beneficia de la ola conservadora regional, pero lo hace sobre un terreno muy chileno, un país cansado de promesas que no se cumplieron y temeroso de que el desorden se vuelva permanente”.

Kast y otros referentes de derecha

Al ser consultado sobre lo que Kast comparte con otros referentes ideológicos, como el presidente argentino Javier Milei, dijo que “comparten un aire de familia”.

“Kast, como (Javier) Milei y (el ex presidente brasileño Jair) Bolsonaro o (el español Santiago) Abascal, articula una cruzada moral contra lo que ven como exceso del progresismo cultural. Promete una respuesta implacable al delito y a la migración irregular y se presenta como portavoz de ciudadanos que sienten que sus valores han sido marginados por las élites”.

Sin embargo, añadió que también hay diferencias visibles.

“Milei quiere dinamitar el Estado. Kast, en cambio, apuesta por fortalecerlo en materia de orden público y fronteras. Bolsonaro llegó impulsado por una alianza entre militares y movimientos evangélicos. Kast, aunque tiene vínculos con sectores conservadores, opina dentro de una derecha institucionalizada. Abascal moviliza agravios territoriales dentro propios de España. Kast se mueve en una sociedad cuya crisis es más de expectativas de bienestar que de identidad territorial”.

En síntesis, Kast “pertenece a la misma galaxia ideológica, pero es una versión chilena, menos histriónico que Millet y menos castrense que Bolsonaro y más anclado en las tradiciones políticas del país”.

Diferencias con Macri y Piñera

También comparó el liderazgo de Kast con otros referentes de la derecha, como el ex presidente argentino Mauricio Macri o el fallecido Sebastián Piñera.

“Lo que cambia es el tipo de derecha que emerge. A mediados de la década pasada predominaba un liberalismo tecnocrático que hablaba de modernización, reglas clares y gradualismo. La derecha que avanza ahora está moldeada por la inseguridad del enojo cultural y la saturación emocional después de años de inestabilidad”, analizó.

“Hoy la conversación pública gira más en torno al orden, a la identidad y la inmigración que a la productividad o la institucionalidad. Los partidos tradicionales han perdido peso y la política se articula más a través de liderazgos individuales, redes sociales y confrontación cultural”, dijo.

Además, “esta nueva ola aparece después de un ciclo de crisis, pandemia, estallidos sociales, procesos constituyentes fallidos que agotó a la ciudadanía. Por eso este giro hacia la derecha es más volátil, menos programático y más emocional. No es un regreso al centrismo liberal, es un movimiento impulsado por malestares acumulados”.

Trump y Chile

En cuanto a la geopolítica, el venezolano además aventuró que un triunfo de Kast acercaría a Chile a la órbita de gobiernos más alineados con Washington en temas de seguridad, migración y presión sobre regímenes autoritarios como Venezuela, Cuba y Nicaragua, y que en ese sentido es previsible un lenguaje más duro y una sintonía política mayor con la estrategia de “presión máxima”.

“Pero Chile tiene tres amortiguadores importantes. La diplomacia chilena ha cultivado por décadas una tradición de continuidad y moderación que dificulta cambios bruscos. La relación económica con China es demasiado significativa como para quedar subordinada a una lógica de bloques y el Congreso fragmentado y una ciudadanía escéptica de aventuras geopolíticas limitarán cualquier intento de alineamiento automático”, alertó.

“En la práctica habría más convergencia con Washington, sobre todo en el discurso, pero Chile seguirá comportándose como un país pragmático y abierto, cuidadoso de sus equilibrios internacionales”.

Balance de Boric

Finalmente, Naím hizo un crítico balance del gobierno del Presidente Boric.

“El gobierno deja algunos avances sociales visibles como la reducción de la jornada laboral o ciertos programas de apoyo social, pero sus grandes apuestas, la nueva Constitución y la Reforma Tributaria, no prosperaron”, expresó.

“A esto se suma la inseguridad, tensiones dentro de la coalición y episodios de falta de prohibidad, factores que deterioraron su credibilidad. El Frente Amplio termina el periodo con menos capital político que con el que empezó. La estrategia de Jeannette  Jara de distanciarse al gobierno refleja ese desgaste. Si gana, será más por el rechazo a un giro considerado extremo que por entusiasmo con la gestión. Si pierde, se interpretará como un juicio negativo al experimento del Frente Amplio en el poder”.

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