
“El esquema fenicio”: el Wes Anderson de siempre está de vuelta
Wes Anderson vuelve con ”El esquema fenicio”, su nuevo filme presentado en Cannes. Fiel a su estilo, no se reinventa, pero logra una obra más sólida que sus dos películas anteriores. Sus seguidores de seguro que la disfrutarán.
Con su inconfundible estética, Anderson vuelve a desplegar una paleta de colores pasteles, encuadres simétricos, actuaciones deliberadamente caricaturescas y una dirección de arte y fotografía impecables. Es fácil identificar así El esquema fenicio como una obra más de su particular universo cinematográfico.
La historia gira en torno a Zsa-zsa Korda (Benicio del Toro), un empresario europeo multimillonario vinculado a la industria armamentística y la aviación, que se ve envuelto en una intrincada red de espionaje. Lo acompañan su hija Liesl (Mia Therapleton), una monja con quien mantiene una compleja relación, y Bjørn Lund (Michael Cera), un entomólogo que actúa como tutor de los otros nueve hijos del magnate.
La nueva película de Wes Anderson no presenta nada realmente novedoso dentro de su filmografía. Emplea los mismos recursos estilísticos que lo hicieron famoso: el uso excesivo de planos generales, profundidad de campo, una cuidada ambientación estética y ese sello visual tan característico. Sin embargo, con el paso del tiempo, este enfoque comienza a sentirse agotado. No sé si ha perdido la magia o si simplemente su estilo ha caído en una monotonía que ya no sorprende. Aun así, esta cinta resulta más entretenida y accesible que sus dos largometrajes anteriores: The French Dispatch y Asteroid City.
Es probable que los seguidores más fieles del director la celebren y la disfruten. Sin embargo, para alguien que no esté familiarizado con su mundo cinematográfico, puede resultar difícil conectar con su propuesta. Anderson ha construido un cine muy personal, pero también bastante de nicho, especialmente para quienes no lo vienen siguiendo desde hace tiempo.

La película no es mala, pero tampoco alcanza el nivel de sus obras más destacadas como The Royal Tenenbaums, Moonrise Kingdom o The Grand Budapest Hotel. Y viendo la dirección que ha tomado en sus últimos trabajos, cuesta imaginar que vuelva a alcanzar aquellas cumbres creativas.
Las actuaciones en El esquema fenicio cumplen con lo que la película exige, sin destacar demasiado, pero funcionando dentro del universo propuesto por Anderson. El director recurre otra vez a actores que ya han participado en películas suyas, como Benicio del Toro, Scarlett Johanson, Tom Hanks, entre otros. Aunque también se incorporan nuevos rostros al reparto, entre ellos Mia Threapleton, que interpreta a la monja hija del empresario, y Michael Cera, cuya inclusión sorprende, considerando lo bien que su perfil encaja con el particular estilo de Anderson. Resulta curioso que no hayan colaborado antes, ya que Cera parece hecho a medida para estos mundos llenos de personajes “frikis” y desadaptados, tan típicos del cineasta.

En esta nueva propuesta, Anderson se aventura en un terreno más político, aunque sin abandonar su característico humor absurdo, con toques de slapstick y una comedia ligera teñida de tonos más negros. El guion, coescrito junto a Roman Coppola (colaborador habitual del director), da forma a una historia bien contada, delirante por momentos y entretenida en su desarrollo. Es un filme alocado que nos lleva por una aventura global.
Wes Anderson ya ha encontrado una fórmula propia para hacer cine, y parece poco probable que se aleje de su zona de confort. Su estilo, tan definido, ha logrado instalarse en el imaginario colectivo. Prueba de ello es su influencia en redes sociales como TikTok, donde incluso han creado un “trend” basado en su estética visual. En su estreno, la página oficial del Festival de Cannes replicó esa tendencia, demostrando su impacto cultural. El esquema fenicio no es una revolución dentro de su filmografía, pero al menos representa un regreso más interesante y revitalizado en comparación con sus trabajos recientes.
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