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Guerra en Irak: Tensa espera y éxodo masivo hacia Jordania

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En medio de una noche borrascosa, con fuertes tormentas de arena, y un bombardeo de panfletos instando a la población a alejarse de recintos militares y a los soldados del ejército iraquí a no usar armas de destrucción masiva, Bagdad pasó su última noche de paz "segura". Hoy, a las 21 horas de Chile, se habrá cumplió el plazo dado a Sadam Husein para abandonar el poder.


Cuando hoy los relojes marquen las nueve de la noche (01.00 GMT del jueves), el plazo fijado por la Casa Blanca para que Sadam Husein y sus hijos abandonen de Irak se habrá cumplido, dejando al Presidente George Bush en condiciones de ordenar el inició de la acción militar: «Operación Libertad Iraquí».



En medio de una noche borrascosa, con fuertes tormentas de arena, y un bombardeo de panfletos instando a la población a alejarse de recintos militares y a los soldados del ejército iraquí a no usar armas de destrucción masiva, Bagdad pasó su última noche de paz "segura". Hoy, a las 21 horas de Chile, se habrá cumplió el plazo dado a Sadam Husein para abandonar el poder.



Sin embargo, el inicio de las maniobras militares no tiene hora de inicio, ya que el presidente Bush al lanzar, la noche del lunes, el ultimátum se cuidó de no especificar el momento exacto del inicio de los bombardeos o de la invasión terrestre. El ataque, dijo se iniciará "cuando nosotros lo decidamos", al plantear la posibilidad de que Sadam no tome el camino del exilio, como todo parece que ocurrirá.



De este modo, el ultimátum sería un plazo político más que militar. Según una fuente del Pentágono, «el Presidente tomará una decisión sobre la base de lo que los militares piensen que es mejor".



Entre tanto, otras fuentes del Pentágono indicaron que existe un alto riesgo de que la Guardia Republicana de Sadam Husein utilice armas químicas contra las tropas estadounidenses.
Agregaron que informes de inteligencia indican que el gobernante iraquí ha dado órdenes a sus comandantes para que usen armamentos químicos sin necesidad de recibir órdenes superiores de Bagdad.



«Continuamos recibiendo informes que respaldan la afirmación de que existe un alto riesgo de que el régimen iraquí utilice armas químicas en algún momento del conflicto», dijo Bryan Whitman, portavoz del Pentágono.



El Gobierno de EEUU ha acusado a Irak de mantener arsenales de armas químicas, incluyendo agentes neurológicos como el gas sarín, el gas mostaza, ciclosarín y VX.



Irak ha negado reiteradamente que esté en posesión de ese tipo de armas, así como de armamentos nucleares.



El Pentágono ultima sus planes para que unos 130.000 marines y soldados de tierra encabecen desde Kuwait la invasión de Irak, apoyados por más de mil aviones en la región del Golfo.



Mientras, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, afirmó que la coalición que EEUU planea liderar contará con una treintena de países.

Tras el ultimátum, Estados Unidos incrementó el nivel de alerta antiterrorista en previsión de posibles atentados.



El loco es Bush



La respuesta al ultimátum la dio el propio presidente iraquí, Sadam Husein, quien anunció que permanecerá en Bagdad y que la guerra que, previsiblemente, lanzarán contra su país EEUU y el Reino Unido «será la última" que librará.

La posición oficial de Irak lo entregaron los máximos órganos de poder que rechazaron de plano el ultimátum del presidente estadounidense.



El primogénito de Sadam, Uday Husein, se encargó de devolver el guante al ultimátum de presidente George W. Bush, a quien calificó como un "subnormal" que debería dejar EEUU junto a los miembros de su familia.



En la misma lógica intervino el ministro de Asuntos Exteriores iraquí, Naji Sabri, quien afirmó que «el único que tiene que renunciar es el tirano Bush».



Reacciones



Ayer, el presidente francés, Jacques Chirac, advirtió a Estados Unidos de que «no hay justificación para una decisión unilateral del recurso a la guerra» contra Irak. Idea que fue remarcada más tarde por el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, quien dijo que su país luchará «hasta el final por la paz».



En tanto, el embajador francés en EEUU, Jean David Levitte, trató de limar un poco las diferencias que existen entre París y Washington, al sostener que Francia estaría en condiciones de "colaborar" con una coalición encabezada por EEUU si el régimen de Bagdad emplea armas químicas o biológicas.



En Moscú, el presidente Vladimir Putin lamentó en una conversación telefónica con George W. Bush, la decisión de Estados Unidos de optar por la vía del ultimátum, mientras el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Igor Ivanov, advierte que la primera víctima de la guerra será la coalición antiterrorista internacional.



En el campo aliado, tanto Aznar como Blair debieron explicar en los parlamentos nacionales el apoyo entregado a Washington y soportar las ácidas críticas de la oposición.



En España, José María Aznar después de soportar el bombardeo de los líderes del PSOE, aseguró a la Cámara que no habrá efectivos españoles en la línea de fuego. "No participarán en misiones de ataque o defensivas en Irak", aseguró el presidente del Gobierno español, quien explicó que los cerca de 900 efectivos españoles que enviará a la zona cumplirán "labores sanitarias y humanitarias".



En Estados Unidos, el secretario de Estado Colin Powell sostenía que la Casa Blanca espera que España haga lo que esté en su mano para apoyar «militar y económicamente» una eventual acción armada en suelo iraquí.



Por su parte, el primer ministro británico, Tony Blair, también debió enfrentar fuertes cuestionamientos y sufrir la tercera deserción de su equipo de Gobierno, la del secretario de Interior, John Denham, antes de conseguir el apoyo de la Cámara de los Comunes a su postura en la crisis de Irak.



Antes de Denham, habían salido voluntariamente del Gobierno el secretario de Sanidad, Philip Hunt, y el líder laborista en los Comunes, Robin Cook.



Esperanza de Blix



El jefe de los inspectores de la ONU, Hans Blix, consideró como «improbable» que Irak utilice armas químicas para responder a un posible ataque militar estadounidense y reiteró que era pronto para «cerrar la puerta» a las inspecciones.



El presidente de la Comisión de las Naciones Unidas para la Verificación, la Inspección y la Vigilancia (Unmovic) del desarme de Irak reconoció en una rueda de prensa que Bagdad puede disponer de armas químicas, aunque no está demostrado.



No obstante, dudó de que Irak llegue a utilizarlas porque, entre otras cosas, la opinión pública internacional se pondría en su contra. «Creo improbable que haga eso porque pienso que la opinión pública mundial» tiene el sentimiento de «que es demasiado pronto para ir a la guerra», dijo.



Tras señalar que hay «bastante escepticismo respecto a una acción armada», agregó que ese sentimiento podría «dar un vuelco si usaran armas químicas o biológicas».



Blix estimó además que, después de tres meses y medio de trabajo, es pronto para «cerrar la puerta» de las inspecciones a Irak, interrumpidas nuevamente porque los expertos han sido evacuados por la amenaza de una guerra.



Asimismo, dudó de que se pensara en un período tan corto cuando se adoptó la resolución 1.441, el 8 de noviembre pasado, para autorizar el retorno de los inspectores.



El jefe de Unmovic envió al Consejo de Seguridad un programa de trabajo con una lista de doce tareas pendientes de desarme prioritarias, que podría haber finalizado en «meses».



Respecto a esas tareas, comentó que «quizá la parte de la declaración de Irak en la que (los inspectores) somos más escépticos» es la relacionada con el ántrax, que Bagdad asegura haber eliminado.



Blix consideró paradójico que precisamente se retirara a los inspectores el mismo día que presentó el programa de trabajo al Consejo y señaló que, si bien nunca se podría tener una «total garantía» de que Irak no dispone de armas prohibidas, las inspecciones era una institución «única» y «muy útil» que no había agotado sus posibilidades.



El jefe de inspectores afirmó que la determinación que Estados Unidos ha mostrado en las últimas horas prueba que este país no creyó en las inspecciones como el «camino más viable» para desarmar al régimen de Bagdad. Además, afirmó que con la presión política y militar que se ha ejercido sobre Irak hasta ahora, y que considera «suficiente», se habría podido llegar a un desarme completo por medios pacíficos.



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