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Dale tu mano al indio


«Hemos ganado. Por primera vez los indígenas vamos a ser Presidentes». Como un hecho insólito la noticia dio vuelta al planeta. Si bien es cierto que el candidato del Movimiento al Socialismo (MAS) a la presidencia de la vecina nación boliviana, Evo Morales, era el favorito en todas las encuestas, pronósticos y vaticinios, no es menos cierto que ningún instituto de estudios de opinión, medio de prensa o simple pitonisa, imaginó que podía ser elegido en la primera vuelta, que en Bolivia es la única universal, puesto que la segunda tiene lugar en el Parlamento, como fuera en Chile hasta el año 73.



Evo Morales, aymará de nacimiento, dirigente sindical con educación básica inconclusa, aguerrido varón del altiplano en donde crece y florece la coca, dirigente de los obreros agrícolas de las plantaciones que producen el vegetal más rentable de la economía mundial, será investido con la banda presidencial en las próximas semanas ¿Qué significado tiene este resultado electoral en el equilibrio continental de esta América tan meridional y latina?



Mientras Estados Unidos construye un muro de hierro y alambre para evitar que los pobres de México, Guatemala y otras naciones centroamericanas se introduzcan en su territorio en busca de trabajo y dinero, los países del sur han ido cambiando la orientación sub-continental, bajo las narices de la Casa Blanca. Tal vez sólo vaya quedando Chile en el alero de los países de la región que practican el neo-liberalismo, importado desde Chicago a todos los puntos de Sudamérica hace ya más de veinte años. Por cierto, los resultados han sido, en algunos aspectos, positivos en Chile, pero de un ingente peso negativo en las economías de todos nuestros vecinos.



Es así como el primer país sudamericano que cambió rumbo fue la polémica Venezuela, que llevó a Chávez hasta la primera magistratura. El nuevo gobierno venezolano incrementó rápidamente los lazos con Cuba e invirtió su potencial internacional en la OPEP, prestando además apoyo a Irán en sus investigaciones nucleares. Le siguió Brasil, con Lula y Argentina, con Kirchner. Las dos potencias sudamericanas abandonaron, en gran escala, el sistema económico neo-liberal y comenzaron a buscar nuevas salidas concertadas como el Mercosur y el Anillo Energético. No tardaron en unírseles Uruguay con Tabaré y hoy Bolivia con Evo. Tal vez mañana Perú con Ollanta y, probablemente Chile en la medida en que el abandono o el alejamiento del modelo económico son, actualmente una alternativa a mediano o largo plazo, según las modificaciones que pudiera conocer el abanico político nacional en las próximas semanas.



¿Falló la visionaria política de Estados Unidos? ¿O simplemente, hubo subestimación del potencial sudamericano para emprender una vía diferente como ya se había intentado en numerosas ocasiones? Porque desde el Congreso de Panamá en 1826 esta América, de abajo, ha tratado de encontrar su camino y su ubicación en un mundo en donde la tendencia a crear bloques se ha convertido en el único pasaje hacia la sobrevivencia de mañana. Recordemos también experiencias como el Pacto Andino, cuya acta de creación fue firmada en Viña del Mar.



Panamá, Viña del Mar, Mar del Plata y tantos otros intentos, reunieron a los grandes e ilustres de cada nación, quienes intentaron a lo largo de casi dos siglos la tan mentada integración. Los resultados fueron cada vez más desalentadores y las perspectivas cada vez menos prometedoras. Hoy es otro escenario. No se trata de la creación de un bloque a través de cumbres entre naciones divergentes por ideales e intereses diversos. Se trata de la creación de un bloque ideológico que ha designado claramente sus enemigos y sus aspiraciones. El anillo energético verá o no verá la luz del día; pero nunca estuvo América del Sur más cerca de la añorada integración y nunca estuvo Estados Unidos tan lejos de tener la capacidad de impedirla.



Un destacado político chileno planteó en una ocasión que Salvador Allende, si hubiera sido electo en 1958 o en 1964, hubiese sido el mejor presidente de Chile. Es hoy posible agregar que también lo hubiera sido de haber ganado las elecciones el 11 de Diciembre de 2005. En el norte hablarían de las vicisitudes de estar en el lugar errado y en el momento errado.



¿Está Chile hoy en el lugar correcto y en el momento correcto? Los electores deben pronunciarse dentro de algunas semanas. Pero la alternativa integracionista no está en ningún programa electoral.



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André Grimblatt Hinzpeter. Analista Internacional

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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