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II Foro Social Chile: Aire fresco para tiempos difíciles

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Uno de los efectos indeseados de los recientes escándalos por corrupción y de las agrias disputas al interior de los partidos políticos es que aumenta el desencanto de la ciudadanía y decae la preocupación por lo público. Estos sucesos desempolvan rápidamente el discurso ochenteno que criminalizaba la preocupación por la sociedad y la democracia, y fortalece el individualismo con argumentos muy escuchados: «Me da lo mismo, mañana igual voy a tener que trabajar», o «son todos ladrones», «la política es sucia», proceso que termina en algo así como el grito argentino «que se vayan todos».



Por este motivo es necesario buscar nuevas formas de participación y acción social que pueda incorporar a la ciudadanía, de un modo no partidista, en las grandes discusiones y debates nacionales. Una de estas nuevas formas son los Foros Sociales, como el que se realizará el 25 y 26 de noviembre en la Facultad de Arquitectura de la U. de Chile. Sin duda este tipo de experiencias constituyen un fenómeno político y social de nuevo tipo.



EL Foro Social Mundial desde su inicio en 2001 ha vivido un crecimiento explosivo. Se ha expandido en decenas de encuentros continentales, en centenas de foros nacionales, regionales o temáticos, convirtiéndose en una herramienta valiosa en el objetivo de reencantar a la ciudadanía con su responsabilidad política y social. .



En 2005 Boaventura de Sousa Santos, uno de los más famosos sociólogos del mundo presentó un detallado estudio sobre el FSM con un título bastante sugerente: «Foro Social Mundial: manual de uso». El profesor Santos analizó los Foros Sociales como una herramienta poderosa en la lucha contra el neoliberalismo. Pero en cuanto herramienta, los Foros Sociales enfrentan el desafío de ser «aprehendidos» e incorporados a la práctica de los movimientos sociales. En definitiva, se requiere delimitar las expectativas, y reconocer para qué «sirve» y para que «no sirve» un espacio así. Evidentemente se trata de una nueva forma de vivir y hacer la política, de forma horizontal, fortaleciendo las redes, y en construcción permanente.



En cada foro reaparecen las tentativas de que se transforme en un movimiento o que haga un documento final, pero eso no es tan sencillo. Para algunos, los Foros Sociales deberían concluir con acuerdos y resoluciones, tal como lo hacen los congresos o asambleas partidarias. Tras esta expectativa se incuba la secreta esperanza de prolongar en las organizaciones participantes la línea política de cada partido. Este análisis supone desconocer la naturaleza de la sociedad civil, su diversidad y su autonomía. El secreto de los Foros Sociales ha sido construir un espacio que no sea objeto de disputas en su conducción y programación, y donde todos tengan lugar.



Para otros, en cambio, un Foro Social debería ser solamente una feria de organizaciones sociales, algo así como una muestra donde quepa de todo. Por eso los Foros Sociales tampoco han buscado disfrazarse y presentar sus encuentros como un evento políticamente neutro u anodino. La diversidad que muestran los Foros Sociales no es sinónimo de neutralidad frente a la injusticia, la explotación, la discriminación, o la guerra. Pero, al mismo tiempo, se ha tratado de evitar que la voz de la ciudadanía se identifique con la voz de los líderes políticos, de los gobiernos o de las estructuras de militancia partidaria.



Como ha afirmado Francisco Withaker, uno de los fundadores del FSM, «No debemos imponer un programa político al foro, que es un espacio y no un super movimiento. Son los movimientos sociales los que tienen que tener su programa. Pero ninguno de esos movimientos puede pretender ser el único ni el mejor. La enorme diversidad que reina en el FSM no cabe en un solo proyecto predefinido intelectualmente».

Estas contradicciones no han sido pocas y la incomprensión sobre la naturaleza del FSM ha emergido en varias ocasiones. Por ejemplo, en 2003 el presidente Lula da Silva, intentó promover un diálogo entre el Foro de Porto Alegre y el Foro Económico Mundial de Davos. La idea provocó molestias y disensos en el FSM, que no tiene dirección ni portavoces para tal debate, ya que no es una organización. Sin duda se trataba de una propuesta bien intencionada, pero que no entendía la naturaleza de un Foro Social. Algo similar ocurrió en Londres en octubre de 2004, cuando el Foro Social Europeo fue «patrocinado» por Ken Livingstone, el famoso alcalde de esa ciudad, lo que terminó influyendo en la programación y en el diseño mismo del Foro, ya que los opositores al alcalde entendieron el Foro como una actividad municipal.



Una manera de avanzar en este debate fue propuesta en el FSM de 2005. 18 personalidades estrechamente vinculadas al Foro divulgaron el «Manifiesto de Porto Alegre». Entre ellas figuraron Adolfo Pérez Esquivel, Bernard Cassen, Samir Amin, Immanuel Wallerstein y Tariq Ali. En ese texto se detallaron 12 propuestas. Sin embargo, los 18 intelectuales admitieron en esa ocasión que «no hablan en nombre del Foro», sino a título estrictamente personal, planteando lo que a su juicio podían ser grandes líneas que sintetizaban los debates más importantes del Foro de ese año. Este mecanismo es válido, y mientras se mantenga en un intento de síntesis personal no crea inconvenientes.



En definitiva, el II Foro Social Chile llega en muy buena hora, para ofrecer un poco de aire fresco en medio de tanto desencanto.



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Alvaro Ramis es teólogo, ex presidente de la FEUC y actual
investigador del Centro Ecuménico Diego de Medellín. También es miembro de Attac-Chile.



  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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