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El invisible problema de los aranceles universitarios

Jonathan Serracino
Por : Jonathan Serracino Presidente Movimiento Nueva Izquierda y Coordinador del Movimiento Amplio de Izquierda.
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Como es sabido, a principios de noviembre la mayor parte de las casas de estudios superiores dan a conocer sus aranceles y matriculas para el siguiente período académico. Lo que no es siempre sabido por todos, es que, año a año por estas fechas persiste, muchas veces invisiblemente, un movimiento universitario que enfrenta el problema del financiamiento. Y así, casi como un deja vu, autoridades, estudiantes y hoy de forma penosa la fuerza policial, dan por entendido que los aranceles han sufrido nuevas alzas.

Con las autoridades universitarias invisibilizadas, el conflicto es traspasado en manifestaciones públicas estudiantiles, al intercambio violento entre carabineros y “estudiantes”. Como si las fuerzas especiales de carabineros tuvieran las respuestas que el país necesita.

Chile fue el primer país en America Latina que introdujo aranceles de pago en las instituciones de educación superior públicas a partir de 1980. Hasta hoy lo que pagan por concepto de arancel los estudiantes y sus familias significa casi el 40% en promedio de las fuentes de ingreso de todas las universidades del Consejo de Rectores (CRUCH), tan solo un 17,3% proviene del Estado directa o indirectamente y el resto debe ser autogenerado por las instituciones.

[cita] el financiamiento universitario no puede sostenerse en el arancel por estudiante para garantizar el desarrollo institucional de un proyecto país basado en la docencia, la investigación y la extensión. [/cita]

En este marco, la Universidad del Bío-Bío, cuna mediática del problema que aqueja a miles de estudiantes y sus familias, no es la excepción. Sus aranceles cubren el 42,7% de los ingresos de la institución. La otra mitad, fue autogenerada y se suma a las universidades que hacen de Chile parte del grupo minoritario de naciones del mundo donde sus estudiantes y sus familias pagan más de 2 mil dólares para estudiar en universidades públicas.

Sinceramente, en este escenario estudiantes y autoridades universitarias se ven en jaque. Ambas partes hacen esfuerzos para sacar a flote un desafío país. Sin embargo, ¿realmente son las universidades un desafío país?

La OCDE, a principios de año en la revisión de políticas nacionales de educación, nos recomienda variar los préstamos de acuerdo con el valor de los aranceles de cada universidad pues prevé incentivos para aumentarlos. Acorde a lo anterior refiere que las becas (subvenciones y créditos) se han triplicado entre 1995 y 2007. Es decir, no ha existido en el país otra forma de fuente de ingreso para las universidades que el arancel, ya sea pagado directamente por los bolsillos de los estudiantes y sus familias, indirectamente a través de créditos de la banca o por medio de becas y subvenciones estatales.

El sentido mas profundo es que el financiamiento universitario no puede sostenerse en el arancel por estudiante para garantizar el desarrollo institucional de un proyecto país basado en la docencia, la investigación y la extensión.

En el mismo informe, la recomendación inicial es revisar la división tradicional que se mantiene entre Universidades del CRUCH y otras universidades. Este punto se hace muy importante sobre todo cuando en función de las demandas y exigencias en conjunto de la Educación Superior se deben establecer algunos principios que definan el nuevo modelo de financiamiento.

Como ejemplo, la Universidad Alberto Hurtado este año ha reajustado sus aranceles para el periodo 2010 en un -1,94%, significando una baja real en los aranceles. Si bien esto opera solo este año, en consecuencia a los índices económicos producto de la crisis, la institución beneficiara indirectamente a más del 50% de sus estudiantes que estudian con crédito con aval del Estado, pues el arancel de referencia para ellos dejara una brecha menor respecto al su arancel real. Completamente diferente es lo que en la Universidad del Bío Bío constituye el acuerdo para deponer sus movilizaciones. Los aranceles para los alumnos nuevos se incrementarán en un 4,5% y para los antiguos el alza llegaría al 2,5%.

Lamentablemente, si realmente queremos que los alumnos de sectores de ingresos bajos y medios no tengan su acceso restringido por barreras financieras. No solo las organizaciones estudiantiles debiesen proponer congelar el alza de aranceles. Si no que se debiera pensar como prioridad a nivel país el desarrollo universitario y desde esa perspectiva, impulsar mecanismos que permitan el despliegue de esta prioridad de la mejor manera posible.

La educación es un bien social mixto caracterizado por sus fuertes externalidades dado su carácter público, no sólo las personas directamente educadas sino la sociedad misma mejora con la enseñanza. Esto implica que debe haber un interés colectivo de que las personas concurran a la Educación Superior, por lo que deben destinarse recursos públicos a aumentar los beneficios o reducir los costos de quienes se educan.

Bajo ese norte, un importante número de actores de la educación superior hemos compartido que se hace imprescindible aumentar el gasto público destinado a Educación y que además este debería estar orientado a: (a)La incorporación de los quintiles más bajos a la Educación Superior, las condiciones necesarias para su permanencia y egreso. (b) Un aumento sustancial en la oferta de educación técnico-profesional. (c) Disponer de mayores recursos destinados a la investigación científica. (d) Fomentar las actividades de extensión. (e) Potenciar la producción artístico-cultural. (f) Prioridades de carácter territorial, asociadas al desarrollo regional y estrategias de competitividad. (g) Aseguramiento sustantivo de la formación en disciplinas que producen bienes intangibles.

Pensar educación es pensar como un todo, pensar y trabajar de manera integral y coherente y multidisciplinaria. Hoy se ha hablado de educación de manera parcelada, donde han primado los intereses particulares, la problemática del arancel es una más de estas parcelaciones. Los estudiantes sin poder llegar a acuerdos reales con sus autoridades, que también se ven entrampadas en la desprotección del Estado, han terminando luchando con carabineros como si estos fueran el Estado. Al menos son su imagen más cercana.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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